El equipo de mediación. De izquierda a derecha, Patricia Guilarte, Carmen Jiménez, Rafaela Romero, MiriamLorenzo, Ester Villazán y María Jesús Matia. José C. Castillo

Tres mediadoras resolverán conflictos vecinales en los barrios de Valladolid

El equipo se encarga de solucionar los enfrentamientos que surgen entre las diversas culturas que conviven en la ciudad

Berta Pontes

Valladolid

Lunes, 10 de mayo 2021, 06:50

Desde hace unas semanas, los conflictos interculturales que puedan darse entre los vecinos de Valladolid pueden ser solucionados por un equipo de tres mediadoras nombradas por el Ayuntamiento para frenar las discrepancias vecinales antes de que lleguen a un punto sin retorno. Forman parte ... de un programa enmarcado en el plan municipal de intervención social, con el que el Consistorio, a través del área de Servicios Sociales y Mediación Comunitaria, pretende dar una respuesta a los problemas de convivencia que pueden surgir en los barrios con una mayor presencia multicultural, como Delicias, Rondilla o Pajarillos, donde existen vecinos de numerosas nacionalidades. «Hablar es complicado cuando el problema ya está en un momento alto, por ello nos hemos propuesto diseñar los espacios de diálogo para que ambas partes puedan expresar su postura y llegar a un acuerdo a través de soluciones consensuadas», afirma Patricia Guilarte, abogada y una de las mediadoras que forman parte de este equipo.

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Valladolid es «plural y diversa». Hasta el punto de que «cuanto más buceas, más diversidad encuentras», según admite Rafaela Romero, concejala de Servicios Sociales y MediaciónComunitaria del Ayuntamiento de Valladolid. Existen incluso barrios donde conviven muchas religiones y culturas con diferentes formas de vida. Por ello, destaca Romero, «trabajaremos de forma preventiva para abordar los problemas antes de que se enquisten». «Ahora tenemos el reto de acoger a la primera generación de inmigrantes e integrar a la segunda, pero para ello hay que conocer su estilo de vida y respetarlo porque solo de esta manera podrán vivir donde deseen», concluye la concejala.

Para el equipo será una tarea «muy amplia y un proceso continuado en el tiempo para intervenir en situaciones muy complejas por la diversidad de las personas implicadas, el contexto y las formas». ¿Qué tipo de situaciones serán abordadas? Ester Villazán, psicóloga y mediadora, habla de aquellas ocasiones en las que, por ejemplo, no se siguen las pautas médicas por creencias religiosas. «Ahí también intervenimos, porque hay que hacerles ver que no es nada malo, al revés, es beneficioso para ellos cumplir con las indicaciones de los profesionales».

En este sentido, la coordinadora del programa, María Jesús Matia, admite que «todavía hay muchas puertas por empujar» pero que el equipo colaborará para que así sea. «Pondremos sobre la mesa las necesidades de las minorías y los recursos que pueden aportar a la sociedad dominante. Por ejemplo, cuando una persona se encuentre haciendo el Ramadán, en su puesto de trabajo tendrán que tenerlo en cuenta para permitirle no acumular las cargas más duras de trabajo durante el día. Necesitamos una sociedad donde no esté mal visto pertenecer a otra religión o cultura, donde los ciudadanos no se molesten entre sí por el mero hecho de ser diferentes. Además, nos hemos percatado de que el problema no reside tanto en la interculturalidad como en el nivel de pobreza que existe en esos grupos de población».

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«Diseñaremos procesos de comunicación entre grupos que estén en una situación de conflicto o enfrentamiento»

Patricia Guilarte, Abogada y mediadora

«Se abordarán los conflictos interculturales en diferentes ámbitos, como el cultural, comunitario, sanitario y escolar»

«Nuestro trabajo se basa en la prevención de resolución de conflictos teniendo en cuenta las necesidades de la gente»

Marco de actuación

Miriam Lorenzo, socióloga, es la tercera mediadora de un equipo que está compuesto por la coordinadora, María Jesús Matia; la concejala de Servicios Sociales y MediaciónComunitaria, Rafaela Romero; la concejala delegada especial de Convivencia y Mediación Comunitaria, Carmen Jiménez; y las otras dos mediadoras, Patricia Guilarte, abogada, y Ester Villazán, psicóloga.Todas ellas serán las encargadas de acercar a la ciudadanía la posibilidad de solucionar los conflictos de forma pacífica y a través de la palabra. «Es una herramienta eficaz porque son las propias partes las que se sientan a dialogar para solucionar los problemas, lo que genera empatía y evita el rechazo social»,

El servicio se centra en no dejar fuera del ámbito de intervención aquellas situaciones en las que las partes puedan llegar a sufrir exclusión, además de «promover que todas las culturas convivan de forma pacífica y se eviten los estereotipos que impiden el acercamiento entre ella para una convivencia sana», asegura María Jesús Matia. Ante la presentación de un conflicto entre dos partes, las mediadoras podrán tomar partida siempre y cuando no se trate de acciones que ya están siendo judicializadas o en las que la administración ha intervenido, así como las relacionadas con lo contencioso, mercantil o laboral. «Si una de las partes no desea colaborar, se intentará hacer mediante el diálogo, pero no podremos obligar a nadie a sentarse y hablar», destacan.

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«Hay que ofrecer la posibilidad a las personas de diferentes etnias, religiones y culturas de que convivan integradas»

«El programa pretende ayudar a dirimir las diferencias que se puedan producir entre personas de distintos orígenes»

«Es necesario dar a conocer y poner sobre la mesa a gran diversidad intercultural, étnica y religiosa existente en la ciudad»

Varias solicitudes

Pese a la corta vida del servicio de mediación intercultural,el equipo ya tiene varias solicitudes de intervención en algunos barrios y el resultado de las mediaciones que han llevado a cabo es «satisfactorio». «Ahora estamos en un momento clave porque el programa se ha puesto en marcha hace poco. Necesitamos que aquellos que puedan necesitarnos tengan confianza en nosotras y sepan que podemos resolver sus conflictos de forma pacífica», añade Miriam Lorenzo.

Este grupo de mujeres asegura estar «esperanzadas con que el servicio sea útil para la ciudadanía» y confían en que «la demanda siga aumentando para poder solucionar el mayor número posible de enfrentamientos vecinales». Pero las mediadoras no actúan en solitario: son parte de una red comunitaria formada por una estructura que marcan los Servicios Sociales y permite llegar a todas las capas de la sociedad vallisoletana, marcada por la multiculturalidad de los barrios. «Es una red que se retroalimenta y pone sobre la mesa los problemas entre los ciudadanos y las soluciones a las que pueden llegar si exponen sus posturas», explican.

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