Iván Sanz Muñoz, responsable de Vigilancia Virológica del Centro Nacional de la Gripe ubicado en el edificio Rondilla del Clínico de Valladolid. Rodrigo Jiménez
Coronavirus en Valladolid

El 3% de los mayores de residencias vacunados se contagiaron sin síntomas entre las dos dosis

Un estudio del Centro Nacional de la Gripe y de los dos geriátricos de la Diputación avala la alta protección de la campaña anticovid

Ana Santiago

Valladolid

Miércoles, 30 de junio 2021

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Los datos de hospitalización y mortalidad ya lo habían hecho evidente y también algunos estudios nacionales,pero ahora es el Centro Nacional de la Gripe el que avala la elevada eficacia de la vacunación entre las personas mayores de 65 años. El trabajo realizado ... analiza más profundamente el impacto de la campaña en las residencias de ancianos y sus trabajadores.

La investigación de dicho organismo –ubicado en el Hospital Clínico y ligado a la Universidad de Valladolid– se ha realizado con la Diputación y sus dos centros geriátricos, Cardenal Marcelo y Doctor Villacián, desde finales de enero hasta la actualidad, y continuará durante meses para desarrollar un análisis de mayor alcance temporal.

La primera fase del trabajo ya ha finalizado y, en ella, el equipo ha tomado una muestra un mes después de inyectar la primera dosis y, tras el mismo período, la segunda. También se han hecho las tomas del tercer mes, pero sin procesarlas de momento y volverá a realizarse la prueba al medio año. Explica Iván Sanz Muñoz, responsable de Vigilancia Virológica del Centro Nacional de Gripe, que «una de las vías fundamentales de la investigación es poder establecer durante cuánto tiempo protege la vacunación con la pauta completa. Creemos que la cobertura es amplia, pero probablemente sea necesaria una tercera dosis para alcanzar el año de protección».

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La vacuna empleada en las residencias –el primer grupo en recibirla junto a los trabajadores sociosanitarios de las mismas– fue la de Pfizer-BioTech.

Octogenarias

Previo consentimiento informado, participaron en el estudio 98 mayores de 65 años, la mayoría octogenarios y prácticamente la mitad vivía en cada una de las dos residencias de la institución provincial. También incluye el trabajo a cincuenta sanitarios, trabajadores de ambos geriátricos,pero sus resultados se estudiarán en futuras fases de la investigación. La selección la llevó a cabo la geriatra Rosa López Mongil, jefa de la Sección Clínica de los Servicios Sociales en Centro Asistencial Doctor Villacián de la Diputación de Valladolid. El estudio solo requirió una muestra de sangre y mucho trabajo de laboratorio, además de la continuidad en el tiempo a uno e, incluso, a dos años vista «si se puede» porque algunos de los participantes contaban con una edad muy elevada.

Explica Iván Sanz que «en los tests de anticuerpos hemos analizado dos tipos. Uno específico frente a la proteína S, que es la que está metida en la vacuna, y otro de la proteína N que es la que se desarrolla con la infección. Evaluamos si suben los anticuerpos de la S, si es porque la vacuna ha hecho su efecto, y en qué medida. Si se infectan de coronavirus se eleva también la proteína S; pero la N me permite conocer si es por la vacuna o porque ha habido infección por el coronavirus. Tuvimos tres casos de personas mayores que, entre la primera y la segunda dosis, se contagiaron, tuvieron contacto con el virus. Los tres totalmente asintomáticos, tanto que si no es por el estudio nunca los hubiéramos detectado. Esto deja claro que impide las complicaciones, que no hay hospitalización ni brotes aunque haya habido contagios cuando están inmunizados. Es importante», añade.

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Además, señala este biólogo, «nos hemos encontrado con dos perfiles de personas tras la campaña de vacunación. Por una parte, hubo un grupo que tuvo una alta respuesta, muy alta en comparación con el otro perfil. Es el de las personas que habían sufrido el covid y los anticuerpos se dispararon con la primera dosis y con la segunda llegaron, por decirlo así, al tope. En esa época todavía no se había introducido en la Estrategia Nacional de Vacunación la indicación de poner una sola dosis cuando se ha pasado recientemente la infección. Por ello recibieron la pauta completa», destaca.

El otro perfil es el de «mayores que nunca enfermaron y su respuesta a la vacuna fue más pobre con una sola inyección, pero con la pauta completa ya se hace patente que hay anticuerpos suficientes. Esto avala lo que se ha conocido en otros estudios de no completar la pauta en estos casos; es decir, que la segunda no sería necesaria si se ha pasado la infección y, desde un punto de vista de suministros y logística de la campaña, es importante». Entre los participantes en el estudio «había algunos más sin covid que con él, pero fue muy equiparable», puntualiza Sanz.

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El trabajo apunta, sin embargo, «a que probablemente sea necesaria una tercera dosis a uno o dos meses de la segunda para conseguir llegar a sí a una cobertura anual e, incluso, más larga. Hay que entender que tener más anticuerpos no garantiza más que tener menos, pueden caer más rápido. No es necesario tenerlos a tope para que la vacuna sea eficaz y eso es lo que tratamos de identificar también, esos límites porque llega un momento en que no se aporta más protección. Lo llamamos correlato de protección de nivel óptimo. Veremos qué pasa a los seis meses con ambos perfiles».

Gripe y mutaciones

En cuanto a las variantes y la posibilidad de que escapen a la vacuna, «hay que entender que no va a ser necesario adaptar continuamente el fármaco a las mismas, se podrá probablemente vacunar anualmente y estar protegido frente a cepas diferentes. El virus de la gripe muta diez veces más que el del covid-19. La gripe se banaliza pero son 650.000 las muertes anuales, muchas las hospitalizaciones y se debería vacunar a los niños de entre los 10 y los 15 años», señala el especialista. «La gripe, al igual que ahora con las vacunas del covid, también se puede contagiar estando vacunado. Creemos en el lema del centro, siempre lo repetimos: 'Vacuna que algo queda' o aquello de que 'La peor vacuna es la que no se pone'. Defendemos las vacunas porque son esenciales, la inmunidad de grupo se consigue con una alta cobertura. No todo el mundo genera la misma respuesta, hay fracasos vacunales,pero el ponérsela cuantos más mejor, protege a todos. Y nuestro trabajo es evaluar estas diferencias y ver para qué grupos es más útil o en qué medida y tratar de evitar lo ineficaz. Sabemos que vamos por el buen camino y los estudios como este ayudan a ajustarlo», indica Sanz, quien considera que «deben vacunarse los más jóvenes, porque además son los que más contagian porque ni saben que lo tienen. De mayor a menor edad y atendiendo también al problema de los botellones».

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