«Para Marruecos soy un separatista, un terrorista»

El próximo 31 de mayo terminará su labor en la comunidad, para estrenar un nuevo puesto diplomático en La Rioja. Allí, asegura, continuará su lucha. «El problema del Sahara es un problema de descolonización inacabada. Nosotros seguimos luchando allí y exigimos que España asuma su responsabilidad politica, ética e histórica con el pueblo saharaui», dice Labat, quien pide que «España apoye el derecho internacional, las resoluciones de Naciones Unidas y de la justicia europea», que reconoce el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, «frente a la ocupación marroquí». «Uno de mis peores recuerdos es ver a los soldados españoles entregando, en 1976, las oficinas al ejército de ocupación marroquí».

Cuenta que no visita su ciudad desde que la tuvo que abandonar aquel año. Allí quedaron su madre y sus hermanos. Él tuvo que exiliarse en los campos de refugiados cerca de Tinduf (Argelia), donde en la actualidad viven cerca de 175.000 personas, según los datos de Acnur.

«Mi familia es una de las primeras que fue dividida», explica.«Mi caso es especial». Su tío, el hermano de su padre, fue El Uali Mustafa Sayed, fundador del Frente Polisario. «Yo veía en mi casa, de niño, desde 1972, que la gente entraba y salía». Allí se fraguaba un movimiento político en el que Labat muy pronto se implicó. «Mi tío me decía, tienes que escribir, que luchar, que ayudar a los saharauis, que repartir cartas de sensibilización». De aquellos años guarda una cicatriz en el brazo derecho, a la altura del codo, que se hizo al caer durante una manifestación.

«Mi familia, como la mayoría de las saharauis, está dividida. Hay miembros que viven bajo la ocupación de Marruecos y otros que están en los campamentos. Hace años hubo un programa de Naciones Unidas que organizaba visitas bajo la protección de los cascos azules. Pero eso se paró». Ahora, si Mohamed quiere ver a sus hermanos, tiene que ser aquí en España o en los campos de refugiados.

«No puedo ir a Marruecos. Para el Gobierno marroquí soy un separatista, un terrorista, persona 'non grata'», dice el hasta ahora delegado del Frente Polisario en Castilla y León, donde llegó después de ejercer su labor diplomática en Navarra, Cantabria y Murcia. Antes, trabajó como primer secretario en la embajada saharaui en Trípoli (Libia), donde estudió Ciencias Políticas.

Después de seis años en Castilla yLeón, se muestra «agradecido por el apoyo de la ciudadanía (hay trece asociaciones de amigos del pueblo saharaui entre las nueve provincias) y las instituciones, sobre todo diputaciones y ayuntamientos». No tanto desde la Junta. «Es el Gobierno autonómico que menos aporta en cooperación. Hemos logrado cosas, pero la entrada de Vox en el Gobierno regional ha afectado a lo relacionado con el pueblo saharaui».

En este tiempo, la situación en los campamentos de saharuis ha cambiado. Y no para mejor. La guerra en Ucrania ha desviado ayuda humanitaria hacia ese país.La pandemia ha provocado el cierre de fronteras. «Los almacenes de la Media Luna Roja están vacíos». Y eso se complica, recuerda, con el aumento de las hostilidades «tras la invasión marroquí de la zona del Guerguerat. Desde noviembre de 2020 estamos en guerra. No hay batallas cuerpo a cuerpo, pero diariamente hay perdidas. No hemos tenido otra alternativa, porque la comunidad internacional está mirando para otro lado.Entre ellos, España, que ha cambiado de postura por las presiones del Gobierno marroquí», concluye.