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María Luisa Segoviano Astaburuaga es desde los años 70 una pionera de la jurisdicción laboral y ahora es la primera mujer que accede a una presidencia en el Tribunal Supremodesde que las Cortes de Cádiz lo crearon en 1812. La jurista ... vallisoletana, una de las 16 magistradas del TS, ha recibido la confirmación de su nombramiento como presidenta de la Sala Cuarta en plena deliberación con sus compañeros, pues ha estado ejerciendo desde junio como presidenta en funciones, tras la jubilación de su compañero Julio Gullón. Lo que más le preocupa ahora, subraya, son los estragos en el empleo que la crisis sanitaria de la covid está provocando.
–Así que ha tenido «un aterrizaje suave» en las obligaciones aparejadas al cargo.
–Sí, llevo desde junio de presidenta en funciones, al ser la magistrada más antigua de la Sala, así que el nombramiento me ha pillado trabajando. A parte de que los cargos que tienen un componente 'orgánico' no son nuevos para mí, pues ya estuve al frente de la Sala de lo Social del TSJ de Castilla y León durante diez años.
–Es usted la primera mujer que llega a presidenta de una sala del Supremo en doscientos años. ¿Es la guinda de su carrera?
–Creo que son incluso un par de años más que doscientos (Risas). ¡No es la guinda, es el remate del tomate! Para mí es una cosa estupenda, estoy muy contenta e intentaré responder dedicándole mucho tiempo, esfuerzo y sentido común.
–Usted se postuló a la plaza a la que también aspiraba otra magistrada, ¿se veía con opciones respecto de su competidora?
–Era una posibilidad al 50%, éramos dos candidatas, dos mujeres y podía ser o no ser. Al final es una decisión del Consejo General del Poder Judicial, que pondera méritos, cómo planteas la gestión de la Sala, las sentencias que hayas puesto, que sean novedosas, interesantes y avanzadas...
–¿Cuál es lo primero que tiene en mente como presidenta de la Sala Cuarta?
–Me preocupan los miles de asuntos que va a traer la covid cuando terminen los ERTE. Arrastrará una crisis económica brutal, ya lo estamos viendo. No sé si vamos a poder asumir y resolver todos en un tiempo razonable, porque va a venir una avalancha y es un verdadero reto, es un semillero de pleitos y los juzgados de lo social ya están bastante al límite de su capacidad. He hablado con mis compañeros y, junto con los presidentes de los TSJ tenemos que hacer algo útil para aligerar los procedimientos, conseguir unificar doctrina, un poco a la manera de las cláusulas suelo, y agilizar. Porque la justicia tardía no es justicia.
–Llega su nombramiento en un momento turbulento de las relaciones del Poder Judicial con el Ejecutivo.
–Yo en este tipo de cuestiones prefiero no entrar. Nosotros, los jueces, lo que tenemos que hacer es trabajar con objetividad, serenidad y sosiego.
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