María Gabina, la religiosa «alegre y servicial» que falleció en la Catedral de Valladolid

Una vida que comenzó en 1941 en el municipio vizcaíno de Abadiano, donde nació y vivió hasta que se unió a la orden de las Carmelitas en 1964, hace 58 años. Con ellas trabajó en varios colegios como profesora de música y dedicó su años laborales a la enseñanza. Estuvo en Zaragoza y León, pero dio el paso de viajar como misionera a Guinea y allí permaneció doce años como educadora. A su vuelta, ya jubilada, continuó con voluntariados en León y Vitoria hasta que hace menos de un año se unió a la Casa de Oración El Carmelo de Zaratán.

En su nueva residencia en el municipio vallisoletano se encargaba de diferentes tareas del día a día, asignadas según las necesidades de la Casa. Sus hermanas religiosas destacan de ella su carácter «alegre y servicial, su buen humor y lo buena persona que era». En los últimos meses tenía la costumbre de acudir al coro de la parroquia de Zaratán los domingos y les acompañaba en algunas celebraciones porque «su amor y pasión por la música le animaban a ello», según explica Carmen Díez Argüello, madre superiora de la Casa de Oración.

A su familia, una hermana y dos hermanos, además de varios sobrinos, les veía frecuentemente y «disfrutaba pasando tiempo con ellos».

El domingo, antes de la ceremonia en la Catedral, se encontraba bien. «A sus 81 años no tenía problemas de salud ni tomaba medicación. Acudió a la ordenación y por la mañana hizo vida completamente normal, sin tener ningún síntoma de lo que después le ocurriría», recuerda Díez.

Un ataque al corazón acabó con la vida de la religiosa María Gabina Aguirre, que será enterrada este martes a las 10 de la mañana en Zaratán tras la celebración del funeral en la parroquia de la Casa de Oración porque, según explica Díez Argüello, les dan sepultura donde residen. «Se considera que nuestra familia son las hermanas de la congregación y es allí donde hemos elegido pasar nuestros últimos años».