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El mapa del calor en Valladolid: cuánto gastamos en calefacción casa por casa

El mapa del calor en Valladolid: cuánto gastamos en calefacción casa por casa

Calentar una vivienda construida después de 2008 cuesta, de media, tres veces menos que un piso de los años 60 que no ha tomado medidas de aislamiento

Domingo, 28 de enero 2024, 00:02

Hace frío, sí. Mucho frío. Heladas, madrugadas gélidas, temperaturas bajo cero. Esto tampoco es que sea una noticia de alcance en esta época del año. Pero a partir de esta evidencia se pueden obtener datos muy curiosos sobre el consumo energético y el gasto en calefacción. Enero es, de acuerdo con la serie histórica, el mes más frío en Valladolid. Las mínimas registran, de media, 0,2 grados. Las máximas, 8,2. Las calefacciones echan humo estos días.

Pero no lo hacen por igual en todos los hogares. Valladolid es la quinta provincia que tiene más viviendas con calefacción. La undécima que más gasta para calentar sus casas. La demanda de energía necesaria para templar los hogares de Valladolid presenta variaciones de hasta el 479% en función del tipo de edificación (si es unifamiliar o en bloque comunitario), del año de construcción y de las medidas adoptadas para favorecer el ahorro energético.

El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha encargado un informe sobre el parque de viviendas de toda España, para analizar cuáles son las que requieren más energía, dónde se producen los mayores gastos en calefacción y, con una mirada medioambiental, cuáles requerirían una mayor inversión para reducir no solo su factura, sino también las emisiones contaminantes.

El resultado de ese trabajo (elaborado por la empresa Cíclica) en la ciudad de Valladolid puede rastrearse en el gráfico que hay unas líneas más arriba. Es el mapa del calor en Valladolid. Un recorrido, edificio por edificio, sobre la demanda energética de cada vivienda en función de su ubicación, su antigüedad y sus características constructivas. Basta con introducir una dirección en el buscador para inspeccionar (a partir de las referencias catastrales) cuál es el gasto tipo en calefacción. Y ver si nuestra vivienda está en mejores condiciones de partida que las de nuestros vecinos.

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La base del trabajo está en los certificados de eficiencia energética, esa etiqueta que establece (en función de una letra) los esfuerzos climáticos de una vivienda. Si la calificación es 'a', esa casa se encuentra entre las privilegiadas que requieren menos energía y producen menos emisiones. En Valladolid, son apenas el 1,22% de los 32.713 edificios que cuentan con este certificado, de acuerdo con los registros de la Junta de Castilla y León. Están sobre todo en barrios nuevos, como Villa del Prado o El Peral. Si la nota es 'g', la más baja, entonces tiene un largo camino que recorrer para mejorar. Aquí se encuentran uno de cada diez edificios registrados. La mayoría (el 57,15%) tiene una etiqueta E, por debajo de la media. Una posición mejorable, a través de obras e inversiones en el hogar para reducir la factura energética.

El Ministerio dice que el parque inmobiliario es responsable de algo más de un tercio de las emisiones de CO2 del país. En el caso de Valladolid, se estima que el 22% procede de los edificios y la calefacción (más que el transporte, que supone el 19%).

Ese mapa ofrece, vivienda por vivienda, un cálculo aproximado de la demanda energética para calefacción en kilovatios por metro cuadrado al año. Dice el Ministerio que esta es una herramienta útil para ver qué edificios son los que necesitan una mayor rehabilitación o en qué zonas es más necesaria: sobre todo, en barrios tradicionales, donde durante los años 60 se levantaron muchos bloques con materiales de baja calidad.

La gran frontera que fija el encarecimiento del gasto medio en calefacción se sitúa en el año 1980. A partir de ese año, las nuevas viviendas tenían que cumplir una serie de requisitos técnicos recogidos en un real decreto del 6 de julio de 1979. Se empezó a regular sobre cerramientos, cámaras de aire, cálculos de condensaciones. La crisis del petróleo desatada en 1973 obligó a los Gobiernos a tomar las primeras medidas de ahorro energético y estas empezaban a llegar a los hogares.

De acuerdo con el Censo de Población y Viviendas que elabora el INE, en Valladolid capital hay 159.363 viviendas. De ellas, 94.368 (el 59,2%) se levantaron antes de 1980.

La antigüedad es importante, ya que (si no se han adoptado medidas para corregirlo) cuanto más vieja es una vivienda, más demanda energética requiere y más hay que tirar de calefacción para calentarla. Lo certifican los datos recogidos en la guía para estrategias locales de rehabilitación urbana, un informe del Ministerio de Transportes que compara la demanda energética en calefacción que hace una vivienda media, en función de su provincia, su tipología y su año de construcción.

Para ello, se fija en el gasto medio en una vivienda unifamiliar, un bloque de tres plantas y otro a partir de cuatro. En todos los casos, en edificaciones posteriores a 2008, Valladolid es la undécima provincia que más tiene que tirar de calefacción para calentar sus hogares. Los recibos más abultados los reciben los vecinos de Burgos, que se sitúa como la provincia que más gasta en calefacción. Le siguen otros territorios de Castilla y León, como Soria, León y Palencia. La clasificación sigue con Álava, Teruel, Salamanca, Segovia, Cuenca y Lugo. Valladolid viene después. Una vivienda unifamiliar en Valladolid demanda cuatro veces más calefacción que una de Valencia. Casi el doble que una en Tarragona o La Coruña. El 30% más que un chalé de Asturias.

Esto hace que la inversión necesaria en calderas sea superior en Valladolid que en otras zonas del país. Esta es la quinta provincia que cuenta con más hogares con calefacción (le superan Álava, Segovia, Burgos y Navarra). Solo el 2,58% de las casas de la provincia no la tienen. Carecen de ella apenas el 1,88% de las 126.358 viviendas registradas en la capital.

De las que sí la tienen, el 25,6% cuentan con calefacción individual. El 69,2%, colectiva. Por fuentes de energía, el 82,6% recurren al gas natural, el 9% dependen del petróleo y sus derivados (gasolil, fueloil y gasolina) y el 5,69% se encomienda a la electricidad.

Esta demanda de calefacción es casi testimonial en las Canarias (nueve de cada diez viviendas de Las Palmas no tienen) y en Huelva, por ejemplo, el 41% de las casas carecen de ella.

El problema es que, en los últimos años, el gasto energético ya no depende solo de la calefacción, sino también del aire acondicionado. En Valladolid, el 13,9% de sus viviendas ya tiene un sistema de refrigeración. En Sevilla, cuentan con él el 87,9% de los hogares.

Si volvemos a la calefacción, dentro de la misma provincia hay que atender también al año de construcción. Por ejemplo, en un bloque de viviendas de hasta tres plantas, la demanda de calefacción se sitúa en 53,8 kWh por metro cuadrado al año en los edificios más recientes, levantados a partir de 2008 y que, por regla general, cuenta con mejores medidas de aislamiento y eficiencia energética. Es el doble que un bloque levantado entre 1960 y 1980. Los construidos antes de 1960, gastarían tres veces más.

¿Cómo recortar estas diferencias? ¿Cómo ahorrar en calefacción? La estrategia política habla de «descarbonizar» los edificios, que es como se llama a ese reto por lograr hogares que cada vez contaminen menos. En Valladolid hay una estrategia vinculada con las redes de calor, que permitan eliminar los combustibles fósiles mediante el uso de sistemas centralizados de biocombustibles. En la capital, el gran proyecto es la red de calor Oeste y Huerta del Rey (ahora en obras) que podría atender la demanda de más de 10.200 viviendas y de 67 edificios públicos, con el apagado de más de 400 calderas y chimeneas de combustible fósil. Esto, según los cálculos municipales, supondría que se dejaran de consumir 11.224 toneladas equivalentes de petróleo importado.

Pero hay más medidas, como la mejora del aislamiento, de los cerramientos de las ventanas… Esto ayuda a obtener un certificado energético más positivo (pasar, por ejemplo, de la G a la C). La encuesta de características esenciales de la población y las viviendas (del INE) dice que hay 27.247 viviendas en Valladolid que presentan algún tipo de problema de aislamiento (el 21,5%). De ellas, 20.655 se construyeron antes de 1990.

El reto ecológico es reducir las emisiones. Pero hay también un desafío para las economías domésticas: rebajar la factura de la calefacción. Y más en tiempos como los vividos en los últimos meses, con los precios de la energía disparados.

En diciembre de 2022, el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico actualizó los datos de su estrategia nacional contra la pobreza energética. Ahí se recogía que el 8,7% de los ciudadanos de Castilla y León no puede mantener su hogar a una temperatura confortable. Es uno de los porcentajes más bajos de España (por detrás de Navarra, País Vasco y Aragón), pero ha crecido en los últimos años, del 5,2% de 2019 a este 8,5%. Además, el 5,9% de los hogares han tenido que retrasar el pago de facturas (cunado en 2019 eran el 2,1%).

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