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En el corazón de San Benito, su refugio durante los últimos meses, Manuel Saravia, teniente de alcalde y concejal de Planeamiento Urbanístico y Vivienda, ha soñado despierto muchas veces con escapadas a cualquiera de los días de su niñez, en los que un cálido abrazo ... hacía olvidar cualquier desaire. Durante estos días, piensa «en los achuchones» del día postcovid.
–¿A qué verano que añora le gustaría volver este verano y no podrá?
–A cualquiera de los de la infancia. Porque aunque la situación no fuera buena, la infancia es lo que tiene, que multiplica todas las emociones por mil. Y a poco que te quieran, el mejor verano, las mejores vacaciones son siempre, creo, las de los primeros años.
–¿Tiene pueblo o le prestan uno?
–Tengo cuatro en propiedad. Uno de mi padre (Mucientes) y tres de mi madre (Mota del Marqués, Tiedra y Toro; aunque quizá a los toresanos les ponga de los nervios que diga pueblo y no ciudad).
–¿Qué se llevaría a un pueblo vaciado?
–Un oboe (hola, Morricone).
–¿Es de los vallisoletanos de Benidorm o de los vallisoletanos de Santander?
–De Santander. Concretamente, del Astillero.
–¿Qué hay mejor que un amigo con piscina?
–Un amigo que lleva todas las piscinas públicas de Valladolid (hola, Alberto).
–¿De qué se desconfinaría primero, de su pareja, de los hijos o nietos, de la mascota, del trabajo...?
–Iba a decir de los periodistas. pero no lo haré. Mejor diré que de las noches en vela (buff).
–¿Ha realizado ya todos los planes que se le ocurrieron durante el confinamiento o ha dejado alguno para el verano?
–Abrazos al por mayor. Sin medida. Aún no se ha realizado.
–Volver de la playa con la mascarilla en el moreno, ¿es sexy?
–Muchísimo.
–Para sus hijos o nietos querría un verano como el del año...
– 1942 (la película… y la música).
–¿Y si nos quedamos aquí? ¿Qué nos recomienda hacer o descubrir en Valladolid?
–Es que hay tantísimas cosas. No es retórica. Hay tantas cosas… He podido leer hace poco un libro titulado 'Los seis nombres de la belleza' en el que nos dice el autor, en la primera página que «su objetivo era poner de manifiesto la belleza del mayor número de cosas que le resultara posible», y me ha dado tanta envidia que habría que promover un libro semejante solo para Valladolid. Para los 10.000 nombres de la belleza de Valladolid. Hay tantas cosas que hacer y disfrutar que es difícil quedarse con unas pocas.
–¿En la bolsa de la playa o la mochila de la montaña, mascarilla, gel de manos y...
–Obviamente, el móvil (quizá con una funda de tiburones). Ha sido el aliado estos meses para no perder la sensación de estar juntos.
–La pandemia le impedirá hacer este verano...
–Me encantaría que me impidiese hacer algo interesantísimo. Pero la verdad es que creo que no me va a impedir nada. (Sí: soy un soso).
–¿Es de los que sufre en silencio los incumplimientos de las normas covid o de los que se para y recrimina?
–Depende. Creo que la mayoría son sin querer. Sales a la calle tan contento y dices: «me falta algo». Y efectivamente, no te has puesto la mascarilla. Pero cuando se ve que alguien lo hace a mala fe o por desidia, pues sí: me enfado. ¡Con lo bien que nos hemos portado en general, no pueden estropearlo cuatro desconsiderados!
–¿Qué no echará de menos de los últimos cuatro meses?
–Que cada teleconferencia se hiciese en una plataforma diferente. ¿Cómo es posible que haya tantas plataformas y sea una odisea conectarse? Sí, os oigo, pero no me veis, ahora no me oís, ya no os veo. Qué cruz.
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