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La mano de obra captada para ser explotada en el campo reside, por lo general, en España, aunque también proceden de países como Rumanía o Marruecos. No obstante, precisa el jefe de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de la Policía Nacional en Valladolid, ... José Nieto, los explotadores no suelen recurrir a estas últimas opciones, no se suele traer gente de fuera, porque «hay mano de obra suficiente aquí». «Otra cosa es que luego el trabajador sufra algún tipo de engaño, que le hayan prometido unas condiciones laborales y luego no sea ni parecido», explica el comisario. «En muchas ocasiones les dan las condiciones mínimas para trabajar, en una situación horrible. Los descansos no se respetan. No hay violencia sobre estas personas, pero las condiciones laborales son deplorables», añade.
Todos ellos responden, además, a un mismo patrón: de mediana edad, con enormes cargas familiares y un nivel básico de estudios. «Es mano de obra no cualificada que necesita llevar dinero a su casa y se conforma con el trabajo que le den», relata Nieto, mientras concreta que «hay un número alto de mujeres en labores agrícolas». Incide, del mismo modo, en que sería un «error» que alguien crea que no pueda ocurrirle a él. «Todo el mundo puede llegar a ser víctima», subraya.
No obstante, en explotaciones agrícolas de las denominaciones de origen sí recurren a personal «más cualificado», con una experiencia previa. «Son más cuidadosos en la selección de los trabajadores, es un trabajo más concreto y laborioso», sentencia el agente.
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