

Secciones
Servicios
Destacamos
Test, test y test. Es lo que demandan con urgencia las trabajadoras de la residencia pública Parquesol, a donde fue el Ejército ayer para desinfectar porque el delegado de prevención de riesgos laborales escribió correos el domingo «hasta al presidente de la Junta». La queja por no saber si están contagiados o no es un auténtico clamor entre las auxiliares y cuidadoras, el primer eslabón sanitario en contacto con los ancianos, los más vulnerables al coronavirus. Indica Luis Salamanqués, delegado de prevención de riesgos laborales, que esa es la mayor urgencia, hacer las pruebas al personal y a los residentes, «no solo para poder organizarse mejor dentro de las residencias, sino porque eso va a evitar que haya que derivar a los hospitales, que están colapsados, y que se contagien los familiares de los trabajadores. Tenemos que poner el tapón, porque estamos trabajando con el colectivo más sensible». En centros asistenciales que no son hospitales, donde los usuarios «se están convirtiendo vertiginosamente en los pacientes más sensibles al virus».
Noticia Relacionada
Otra de las reivindicaciones son los equipos de protección individual que llegan a cuentagotas y que, «hay que tener en cuenta que tienen una periodicidad, una mascarilla si en 24 se humedece no protege de nada», explica este técnico en riesgos laborales.
Mar Sánchez es una trabajadora de esa residencia que estaba liberada y se reincorporó ayer al trabajo tras el llamamiento de la Consejería de Familia para que los delegados sindicales regresaran a las residencias. Representante del Sindicato de Técnicos de Enfermería, subraya que, en lo que se refiere a medios, «nos han mandado a la guerra con tirachinas». Y pone como ejemplo que disponen tan solo de cuatro termómetros digitales para todas las plantas y, en cada planta, unos 75 ancianos. Tampoco hay teléfonos inalámbricos y los pacientes tienen que salir al pasillo cuando llaman sus familiares.
«En los centros de grandes dependientes, el sistema nos ha abandonado. Se sabía que el coronavirus para la gente mayor era una bomba», indican fuentes Csif, que exponen que en la residencia de Parquesol los ancianos se han estado relacionando unos con otros en las zonas comunes hasta el día 30 de marzo, a pesar de que una residente había dado positivo el viernes anterior y también una enfermera. «La dirección se limita a decirnos que sigue el protocolo». No han dispuesto de mascarillas hasta el 21 de marzo y tiran gracias a las donaciones y las batas que ellas mismas hacen con bolsas de basura.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.