El magistrado presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, ha señalado para el próximo 22 de noviembre la deliberación y decisión sobre los recursos de una de las acusaciones particulares y las defensas de los condenados por el conocido como crimen de la Circular ... . El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León condenó en junio de 2022, tras revisar la sentencia de la Audiencia de Valladolid, a un año y medio más de prisión para los seis acusados (Rubén Alonso Rocher, Arso Atanasov Iliev, Emil Artinov Minasyanil, Anton Androv Mihaylov, Gabriel Emilov Kamenov y Gabriel Mladenov Krasimirov) por el crimen de la Circular. Éstos fueron absueltos por el jurado del delito de asesinato.
La Sala de lo Civil y Penal del TSJ estimó así parte del recurso de apelación interpuesto por la familia de la víctima y condenó a los seis implicados a un total de once años y medio de cárcel, después de considerar la existencia del delito de detención ilegal. Sin embargo, les absolvió del delito de pertenencia a grupo criminal, por lo que las penas totales se incrementaron en un año y medio de prisión más. La Fiscalía se adhirió en parte al recurso de la familia de la víctima, al considerar que hubo asesinato en la muerte de María Aguña tras el asalto a su vivienda de la plaza Circular en octubre de 2018. La Audiencia de Valladolid había condenado a finales de 2021 a los seis implicados por los delitos de pertenencia a grupo criminal (dos años y seis meses), tentativa de robo en casa habitada (tres años y seis meses) y lesiones en concurso ideal con el delito de homicidio imprudente (cuatro años). Tras la sentencia, la acusación particular presentó un recurso de apelación ante el TSJ, aunque este, finalmente, no consideró el delito de asesinato en su fallo.
También las acusaciones particulares que representan a los hijos de la víctima consideraron demasiado suave la sentencia de la Audiencia de Valladolid y llegaron a solicitar al TSJ que se anulara el juicio con jurado y se convocara de nuevo, lo que no fue estimado por el alto tribunal de Castilla y León. En la apelación al Supremo, el letrado del hijo de María Aguña insiste en que no solo existió la detención ilegal, sino que los acusados integraban un grupo criminal.
Por su parte las defensas solicitan que se absuelva a sus patrocinados del delito de detención ilegal y se reajusten sus penas a la baja. La deliberación del Tribunal Supremo se producirá cuatro semanas antes de que se cumplan los cuatro años que los procesados llevan en prisión desde que fueron detenidos por estos hechos.
Hechos probados
Según el relato de hechos probados que consideró el jurado popular y que se recogen en la sentencia, Rubén Alonso conocía al hijo de María Aguña porque era cliente de su clínica dental como lo era su entonces pareja sentimental y que además era amiga de sus cuñadas. El 'dentista' sabía que María Aguña, de 73 años, vivía sola en su vivienda de la Plaza de la Circular y que tenía una caja fuerte en el piso donde guardaba dinero en efectivo y joyas.
Rubén también conocía a otra paciente cuya pareja era Arso Atanasov, quien aceptó participar en el plan ideado por el protésico para apoderarse del dinero y las joyas de la caja fuerte del piso de María cuando ella estuviera dentro, pues sabía que para la apertura de la caja era imprescindible que ella les proporcionara la llave y la combinación de dicha caja. Este contactó con un compatriota búlgaro Emil, a quien le propuso participar y este fue quien se encargó de buscar a personas «que llevaran a cabo la ejecución material del plan que habían concertado para entrar a la vivienda» y apoderarse del botín. El transportista contactó con Anton y los dos Gabrieles, los tres sicarios que asaltaron el piso de María.
El protésico dental decidió que el asalto se llevaría a cabo el 17 de octubre de 2018 y la tarde de la víspera, este, junto a Arso y Emil, estuvieron reunidos en la Circular cerca del edificio donde residía la viuda «con el fin de planificar el acceso al piso. A primera hora del día de autos, Emil se trasladó desde Valladolid en un vehículo propiedad de su suegro a un lugar próximo a Peñafiel y recogió a Anton, con quien regresó a la capital vallisoletana. Esa misma mañana Emil partió de nuevo y recogió a los dos Gabrieles en la zona de Medina de Rioseco para trasladarlos también a Valladolid. Los seis se reunieron en el local de Rubén, quien dio a los tres asaltantes toda la información sobre la señora y la caja fuerte, «en la que había una importante suma de dinero y joyas de gran valor» y los detalles del plan tramado con Arso y Emil y les encargó ejecutarlo.
Con el fin de inmovilizar y amordazar a la propietaria del piso, compraron cinta americana, aunque en las conversaciones mantenidas entre ellos para planificar el asalto, «no se representaron la posibilidad de que María muriese, pese a agredirla, amordazarla, maniatarla y dejarla así en la vivienda». Los tres sicarios se llevaron la caja de cartón y la cinta de embalar y se dirigieron a la Circular en el vehículo que conducía Emil, mientras que Rubén y Arso lo hicieron en el pequeño turismo alquilado por el 'dentista'.
En torno a las 12:53 horas de ese 17 de octubre de 2018, Anton y los dos Gabriel, con la caja de cartón y la cinta americana , entraron en el edificio y consiguieron acceder al piso de María y como no consiguieron que les diera información sobre la llave y la combinación de la caja fuerte, «la golpearon repetidamente, la tiraron al suelo y le ataron las muñecas con la cinta que llevaban» y para evitar que con sus gritos alertara a los vecinos, subieron el volumen del televisor y la amordazaron con varias vueltas de cinta que le rodeaba la cabeza, «tapándole la boca y parte de las fosas nasales».
Antes de que encontraran la caja fuerte que buscaban, sonó el timbre del portero automático y los asaltantes pensaron que alguien podría subir a la vivienda, así que decidieron marcharse sin el botín, en torno a las 13:16 horas. Cuando los tres sicarios salieron, dejaron tumbada en el suelo del pasillo a la mujer, con la cinta rodeándole las muñecas y con grandes dificultades para respirar porque no se la retiraron de boca y nariz. María consiguió soltar una de las manos pero no pudo ni levantarse del suelo ni quitarse la mordaza. Así permaneció hasta que murió, entre las 13:16 y las 19:00 horas.
Como consecuencia de las agresiones, María sufrió lesiones en la cabeza, cara y brazos y hombro izquierdo que no habrían necesitado tratamiento médico, pero sí la hemorragia subaracnoidea, para cuya curación hubiera precisado de una asistencia que nunca recibió.
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