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Luis Argüello clausura el Año Jubilar del Sagrado Corazón pidiendo «más comunión en la sociedad»La Iglesia de Castilla cierra el Año Jubilar del Sagrado Corazón en comunión siendo testigos al tiempo que peregrinos desde el epicentro mundial de la devota promesa: «¡Reinaré en España!». El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, celebró la clausura de este acontecimiento internacional que ha ... significado la llegada de miles de personas del ámbito nacional e internacional en torno a esta devoción que naciera con la revelación al Padre Bernardo de Hoyos en 1730.
El prelado ha presidido la eucaristía y la procesión de esta clausura en este viernes de junio en que la Iglesia Católica celebraba la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús concelebradas por el cardenal y arzobispo emérito, Ricardo Blázquez, junto con el obispo emérito de Santander, Manuel Sánchez Monge, y el su homólogo burgalés, Mario Iceta, que a su vez estuvieron acompañados por numerosos sacerdotes diocesanos así como muchas hermanas consagradas en una Catedral abarrotada, un año más, para festejar esta fiesta con especial devoción y arraigo tanto en la capital como en la provincia vallisoletana.
Por eso, en representación de todos los ciudadanos de aquí y de allí, además de otras autoridades, el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, y el presidente de la Diputación, Conrado Íscar, quienes se mostraron especialmente orgullosos de poder participar en esta convocatoria en lo que también significa el hermanamiento de la religiosidad popular entre medio urbano y medio rural.
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El Sagrado Corazón volvió a propiciar otro de esos llenos en la Seo Metropolitana con todos los bancos ocupados, las sillas también, y las naves abarrotadas de gente solo cinco días después de celebrar el Corpus Christi con otro de esos días históricos en este templo de ciudad. Tan de ciudad como de provincia porque Luis Argüello recordó los orígenes en el municipio de Torrelobatón del Beato Bernardo de Hoyos si bien la conocida como la Gran Promesa aconteció en el actual Centro de Espiritualidad, junto al Santuario Nacional. Y, precisamente, Catedral y Santuario han sido los dos templos jubilares durante los últimos doce meses que han recibido a los peregrinos llegados para conocer más de la devoción al Sagrado Corazón y también en torno a la persona del jesuita Bernardo de Hoyos. «¡Que el reinaré que le dio Jesús al Padre Hoyos llegue a su plenitud!» exclamó Luis Argüello ante una audiencia especialmente atenta «atraídos y enviados hacia los nueve años próximos».
Porque el prelado enumeró durante su homilía las grandes citas que tiene la Iglesia en general y los cristianos en particular durante la próxima década: dos milenios desde la muerte de Cristo en la Cruz que se conmemorarán en 2033 pero también en el horizonte están las tres centurias de la revelación de la Promesa en 2030 y, más próximamente, el año 2025, «del Año Santo Romano mirando a la encarnación del Hijo». Son muchas fechas y muy especiales, insistió el arzobispo ahondando en que «en el 2025 miraremos a Jesús con un corazón de hombre y divino». «Nuestro Dios tiene corazón que se estremece por nosotros», continuó Argüello para exaltar que «estamos muy agradecidos y queremos devolver amor con amor».
Argüello dialogó constantemente con paralelismos en torno al gran amor que brota del Sagrado Corazón de Cristo «que nos invita a atraer a otros hacia Dios». Y así, una homilía más, volvió a pedir por la paz, en todos los ámbitos, señalando que «nuestros corazones concuerden para experimentar la reconciliación» e invitó «a poner en hora el corazón». Así concluyendo con el gesto de conforme de sus hermanos presbíteros que llenaban el presbiterio de la Iglesia Mayor de Valladolid, concluyó: «Ojalá que la Diócesis de Valladolid sea un ensayo de comunión para la sociedad. Caminamos juntos y todos con Jesús».
Y en este mundo de dificultades, como lamentó ante una sociedad tan polarizada, «la puerta de Corazón de Jesús no se cierra aunque termine el año jubilar»: «En medio de las dificultades somos peregrinos de esperanza», levantó Luis Argüello su vista y sus gestos tanto a los fieles asistentes como a las autoridades presentes en los primeros bancos. «Debemos promulgar comunión entre las vocaciones de cada uno», determinó el prelado, para seguidamente enumerar a «laicos con caridad social y política; sacerdotes y obispos con caridad pastoral y religiosos con caridad en los carismas». «Hay que acercarse al corazón, no sólo mirar», imploró el prelado vallisoletano en un marco único debido a que, junto al altar mayor, este año se dispusieron los tres pasos que minutos después procesionaron por las calles del casco histórico: Cristo Rey, Inmaculado Corazón de María y Beato Bernardo Francisco de Hoyos.
La solemnidad ha sido de momentos que evocaron las distintas piezas interpretadas por las hermanas dominicas del Coro del Santuario Nacional de la Gran Promesa junto con el Coro de Amigos de San Felipe Neri dirigidos por el director musical Goyo Casado contando también con Juan Pablo Hervada al órgano y Ricardo Gómez a la trompeta. Y todos desde el coro de la Seo donde sonaron con especial maestría en este día «de celebración, de recuerdo y una fiesta de punto y seguido para Valladolid, capital y provincia, y la Promesa y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús«, como comentaron algunos de los asistentes que aplaudieron el tino del director que, en otro momento de este año jubilar, por ejemplo, abarrotó la Basílica-Santuario cuando en febrero celebró el concierto Lux Dei, espectáculo inmersivo de luz y sonido con más de un centenar de músicos en escena.
Pasadas las nueve de la noche los acordes del himno nacional tocados por la Banda de Arroyo anunciaban la salida de los pasos presididos por el de Cristo Rey, la carroza monumental que cerraba el cortejo que partió desde la Catedral hacia la Basílica-Santuario que inicialmente debía transcurrir por las calles de Cascajares, Regalado y Teresa Gil hacia la plaza de España, López Gómez, Santuario y Alonso Pesquera aunque el cielo desde los primeros momentos ya avisaba. Seguidamente sonaron otros temas como Jerusalén, Lux Eterna, el Evangelista o Caridad de Guadalquivir, especialmente conocidos por los más seguidores de las procesiones de Semana Santa. Pero lo cierto es que el paso debió acelerarse porque a los pocos minutos del comienzo empezó a llover y con cierta intensidad por momentos -la banda paradójicamente en este momento interpretó Mesopotamia- lo que deslució esta procesión de cierre del Año Jubilar decretado por el Papa Francisco en abril de 2023, que anunció el propio Argüello en su homilía del día del Patrón de Valladolid, San Pedro Regalado, el 13 de mayo de 2023, y que se ha prolongado entre los meses de junio del año pasado y de éste. Una conclusión, por cierto, que culminó con la Bendición Solemne con el Santísimo Sacramento.
Los días previos a esta clausura del Año Jubilar, la Archidiócesis de Valladolid invitó a siete obispos y arzobispos, seis de ellos de la Iglesia en Castilla, a predicar en la novena desde el 30 de mayo al 6 de junio en la Basílica-Santuario Nacional. Moneseñor Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria; Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos; Jesús Rico García, obispo de Ávila; Manuel Sánchez Monge, obispo emérito de Santander; Fernando Varela Sánchez, obispo de Zamora; Mikel Garciandía Goñi, obispo de Palencia; y César Augusto Franco Martínez, obispo de Segovia para continuar con el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo emérito de Valladolid, fueron los prelados celebrantes y que contaron con el cierre con misa y novena con la predicación del arzobispo y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello.
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