Este es Matías, un cotón de tulear blanco, suave, cariñoso, con la espalda lista para la caricia, un hociquito inquieto que parece besar cuando se le acerca la mano. Y ahí está Loti, beagle tricolor, con la pancita y sus patitas blancas, las orejas canela, ... un mar de petróleo en el lomo, obediente a la orden del 'sit', esquivo con las cámaras de fotos.
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Matías y Loti (pero también Dante, Azúcar o Ghost) son los perros que Víctor y Silvia, del centro de educación canina Mayuka, llevan todas las semanas hasta el centro de día que AVPA, la asociación vallisoletana de protección a las personas con autismo, gestiona en Renedo de Esgueva. Los animales son una parte clave para mejorar las habilidades de comunicación de unas personas que han encontrado en la canoterapia una vía para expresar mejor sus sentimientos y compartir así sus emociones.
«Hay que desterrar de una vez un mito que acompaña a las personas con autismo», dice Verónica García Rosales, logopeda y coordinadora de este centro de día. No es verdad que estén encerrados en su mundo, que no se sepan comunicar, que no atiendan a lo que sucede a su alrededor. Necesitan, eso sí, otro tipo de estímulos. Y los perros los provocan de una firma directa y eficaz.
«Los animales no juzgan», explica Verónica. Los perros no tienen prejuicios, no hacen caso a los mitos, no se dejan llevar por los tópicos. Y se acercan a las personas con trastorno del espectro autista con mucha más naturalidad que el ser humano. «A veces nos ocurre que ante otras personas, por ejemplo con discapacidad intelectual, no sabemos cómo actuar, qué hacer, cómo preguntar», cuenta Verónica. Los perros no tienen que recurrir a esos recursos reglados de la comunicación humana, son más directos, menos formales. Y eso hace que la conexión sea mucho más directa. «Además, el perro llega hasta lugares donde nosotros no llegamos. Se dan cuenta de sutilezas que para nosotros pueden pasar desapercibidas. Hemos tenido casos en los que han sabido anticipar una crisis epiléptica», indica la trabajadora de AVPA, convencida de que los perros «hacen magia» con las personas con autismo.
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«Busca, busca», dice Pablo mientras anima a Loti a encontrar un bocado que como recompensa está escondido debajo de un pequeño cono de color. Pablo es uno de los veinte usuarios de este centro de día y los perros se han convertido en unos compañeros más. Juega con ellos. Los saca a pasear. Les da de comer si en algún momento responden a alguna de sus órdenes. Al busca. Al ven. Al siéntate. Lanzar estos mensajes son en ocasiones un logro para personas con trastorno del espectro autista, que con estas acciones ven cómo sus peticiones tienen respuesta directa. «Los perros han ayudado a que muchos salgan de crisis conductuales, superen sus fobias, ganen en habilidades sociales», explican las responsables de este proyecto de canoterapia. Cuentan que les ha ayudado también a afrontar la responsabilidad (comprenden mejor las necesidades de quien tienen enfrente) y trabajar las esperas (con turnos para intervenir o acariciar al animal).
A las sesiones no acuden siempre los mismos perros. Silvia Báñez y Víctor Martínez cada semana llevan unos porque cada usuario (Alfonso, Carlos, Mario, Edu, Aarón…) tiene el suyo preferido o con el que han establecido una conexión especial. «Los primeros días estaban más tímidos, menos participativos. Ahora se ha conseguido que se abran muchísimo», asegura Silvia, responsable junto a Víctor de Mayuka, una cooperativa que trabaja en proyectos de educación canina.
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Comenzaron con estas sesiones de canoterapia en enero. Y los resultados ya son visibles en apenas unas semanas. «En cuanto han cogido confianza, los usuarios cada vez participan más. Y eso es muy importante para ellos», asegura Silvia Hernández, educadora, mientras ve cómo Loti y Matías juegan con pelotas de plástico, se suben a taburetes, se encaraman al regazo de Aarón o Alfonso, salen con ellos a pasear por el jardín. «Seleccionamos a los perros con los que venimos. Tienen una parte social muy alta, no son inseguros, no son miedosos. A veces se asocia este tipo de comportamiento con los golden, labrador, pero no depende tanto de la raza como de la personalidad del perro», indica Silvia. Y estos perros han «hecho magia» aquí en Renedo, en este centro de día donde personas con trastorno del espectro autista han visto mejorar su calidad de vida gracias a unos compañeros de juego y comunicación.
La asociación AVPA ha convocado para el próximo 26 de mayo, a las 10:00 ohras, una marcha solidaria en colaboración con la asociación protectora Defaniva. La inscripción cuesta cinco euros, en un recorrido a pie de 4,5 kilómetros que partirá de la sede de AVPA en el Camino de Olmos, en Renedo de Esgueva. Las inscripciones pueden hacerse en www.centrovallesgueva.com. El encuentro se completará con un desfile de perros adoptables, un mercadillo solidario y una masterclass de lenguaje canino a cargo de Mayuka.
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