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Una patrulla de la Policía Local de Valladolid, que fue alertada tras la llamada de un vecino que escuchaba ruidos, se ha acercado hoy por la mañana hasta el inmueble número 14 de la calle Santa Clara y ha comprobado atónita cómo dentro de ese ... local de calle y planta había 52 perros, todos de raza yorkshire, hacinados dentro de transportines y cajas de cartón en lo que, según la investigación, pudiera tratarse de un criadero ilegal de perros destinado a la venta de los animales.
Tras dar aviso a otras unidades, los agentes procedieron a sacar del inmueble, en el que el olor era nauseabundo, las jaulas con los 52 perros encerrados dentro, y a depositarlos en la parte de atrás de vehículos, quedando a cargo de la Clínica Huellas, que tiene un convenio con el Ayuntamiento de Valladolid para la recogida de animales cuando los servicios municipales no están disponibles.
El suceso tuvo lugar antes de las 12:00 horas, cuando la Policía Local, alertada por esa llamada de un vecino, accedió al local de la calle Santa Clara, que se halla en estado de semiabandono, y en su interior encontró a los 52 perros, hacinados en transportines que son individuales pero en los que estaban encerrados tres o cuatro animales en cada uno.
La propietaria al parecer del local, una mujer de 38 años, bajó hasta el inmueble visiblemente nerviosa, y poco después lo hizo su hermana, de 46, tuviendo que intervenir los sanitarios de una ambulancia de Sacyl desplazada ante la crisis de ansiedad de la primera de ellas, que fue derivada al hospital pero que recibió poco después el alta. La mujer quedó en libertad, ya que al parecer está al cargo de una persona mayor en pleno confinamiento.
La Policía Local investiga los hechos, aunque todo apunta a un posible criadero ilegal de perros más que a una problema mental de la mujer para tener consigo a los animales en tales condiciones.
La veterinaria de la Clínica Huellas de Valladolid, que se hizo cargo de los 52 perros de raza yorkshire encontrados en el número 14 de la calle Santa Clara, comentaba ayer que el estado en el que se hallaban los animales era lamentable. «Estaban llenos de nudos, porque el pelo no les deja de crecer, sin comer y llenos de defecaciones y parásitos. Había algunos microchip, pero no está aún confirmado que sean de los animales», apuntaba la veterinaria, que aseguraba que los perros, aterrados, no se atrevían a salir de los transportines.
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