Día Mundial de Acción por los TCA
«He llorado por comer una hoja de lechuga al tener 5 calorías más de lo que había planeado»Dánae García está en la fase final de recuperación de anorexia nerviosa y lanza un mensaje de esperanza: «No estáis solos, se sale con tiempo y paciencia»
La historia de su vida es tan intensa que cuando escuchas a Dánae García parece que tuviera más edad que sus 22 años, la joven ... vallisoletana es un ejemplo de fortaleza al no dejarse vencer por una enfermedad mental y un ejemplo de valentía al poner voz y cara a su particular batalla, la anorexia nerviosa, una enfermedad que cree que le acompaña desde que tiene memoria. «Hasta los once años no había forma de que comiese nada y, obviamente, traía a mis padres de cabeza, pero parece que después de esa edad me vino todo de golpe y pasé a tener sobrepeso. Fue la primera vez que escuché la palabra dieta y ahí empezó todo», explica con serenidad esta estudiante de tercero de Psicología.
Se dio cuenta muy rápido de que su bajada de peso era proporcional a los cumplidos que recibía por parte de su entorno. «Piensas desde muy pequeña que al perder kilos te estás quitando algo que había malo en ti y quieres seguir bajando y bajando», continúa.
Dánae sufrió un fuerte acoso escolar en la etapa de educación primaria, una época en la que se vio completamente sola e incomprendida por parte de compañeros y profesores, lo que agravó el problema. «Te aislas, te encierras de tal forma que recurres a cualquier cosa, pierdes la personalidad». En su caso las redes sociales le llevaron a seguir páginas «hoy cada vez más difíciles de encontrar que te dan consejos para perder peso y te mandan cumplir castigos si no cumples con la báscula». Dánae explica el círculo vicioso de las personas que padecen anorexia nerviosa, el trastorno psiquiátrico con mayor nivel de mortalidad directa y con un riesgo de 10 a 12 veces mayor que el de personas sanas de la misma edad.
«Vas reforzando una conducta de control sobre tu cuerpo, esa necesidad de dominio en una vida en la que estás completamente descontrolada es lo que te hace ser adicto a la sensación de bajar de peso. Por entonces tenía 12 años», subraya.
Se abre a contar su experiencia para ayudar a quien esté pasando por lo mismo y lanza un mensaje: «No estáis solos, con paciencia y con tiempo se sale», dice con seguridad. A Dánae le detectaron primero un trastorno ansioso-depresivo, después un trastorno obsesivo compulsivo y no sería hasta los 15 años cuando no supieron qué le pasaba realmente. «Llegué al punto que consumía unas 300 calorías al día, a veces incluso eran negativas porque no comía más de 200 y hacía deporte.También ayunos de 48 horas, usaba laxantes... todo esto te destruye, también tu personalidad, tu cuerpo entra en emergencia y pierdes la capacidad de hacer cosas, solo quieres dormir», explica Dánae.
Para ella muchas veces la cena consistía en dos espárragos blancos y una loncha de pavo y pone un ejemplo muy gráfico del control que llevaba sobre lo que ingería. «He llegado a llorar por comer una hoja de lechuga, simplemente porque tenía cinco calorías más de lo que había planeado para ese día». La anorexia fue un calvario también para su familia. «Mis padres han llorado mucho, llega un punto en el que parece que todo es un ataque, no escuchas. Ellos han sufrido mucho porque veían que su hija se moría y mi hermana pequeña, que también estaba en esa adolescencia, se encontró sola porque toda la atención tenía que ir a la hija que se les estaba muriendo», relata.
Ya está «casi al 100% recuperada» de una enfermedad que le ha dejado dolores crónicos de estómago. Después de varios años como paciente de Aclafeba, con el apoyo de su familia, ayuda, terapias y mucha actitud por querer curarse, la joven de 22 años sabe que la comida no solo está para nutrirse, «también tiene que provocarte algo más, sensaciones positivas».
«Al final la anorexia es una enfermedad mental y la pérdida de peso es un síntoma físico, pero no puede ser la base de una enfermedad que realmente se basa en los miedos, en las fobias y en los pensamientos. La anorexia es mucho más compleja. Una persona que no esté ultra delgada es igual de merecedora que una persona que lo esté por el simple hecho de que ambas sufren en la mente una batalla diaria mental», finaliza Dánae García, quien tiene claro que va a especializarse en Psicología Infanto - Juvenil, «para prevenir estos problemas que, si se detectan pronto, son más fáciles de atajar en esas etapas y también para proteger y ser un apoyo para esos niños como no supieron serlo conmigo cuando sufrí acoso».
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