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Nuria T. C. en el Benito Menni, donde estuvo desde el 1 de octubre y hasta el pasado día 11. Alberto Mingueza

«Llegué a sentir mucho miedo, vi la muerte muy cerca»

Nuria T. C. tiene 55 años y estuvo tres semanas ingresada en el Río Hortega tras contagiarse de la covid. «Lo único que quería era abrazar a mi familia», dice

Eva Esteban

Valladolid

Domingo, 13 de diciembre 2020, 08:14

«Pido a la gente que se proteja, que esto no es mentira, y sobre todo que tengan mucho cuidado y sean responsables», repite una y otra vez Nuria T. C., barcelonesa de 55 años afincada en Valladolid desde hace veintitrés. Porque esta mujer, funcionaria de profesión, sabe de primera mano lo que es plantar cara al coronavirus y salir victoriosa. Y sabe, del mismo modo, que «no es ninguna broma». Que «se pasa bastante mal». Estuvo tres semanas ingresada en el hospital Río Hortega de la capital vallisoletana, de los que la mayoría –unas dos semanas– los pasó intubada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). «Me contagié a principios de septiembre, me hicieron una PCR y di positivo; al principio estuve unos días bien, prácticamente asintomática, pero luego empecé con fiebre y una tos muy persistente y mi doctora de cabecera me dio un volante para que fuera inmediatamente al hospital porque vio que algo no iba bien», recuerda Nuria T. C., quien prefiere no desvelar sus apellidos.

Todo empezó el 11 de septiembre. Su médica le instó a que fuera al centro hospitalario a que le hicieran una auscultación «tras ver que algo no estaba bien». Fue y se quedó ingresada. En un primer momento en planta y, apenas dos días después, durante la madrugada del día 13, la trasladaron a cuidados intensivos. «Subió una doctora de la UCI y me dijo que estaba empeorando y que se tenían adelantar a los acontecimientos, lo que significaba que me tenían que intubar», señala Nuria, al tiempo que admite que lo «único» que pidió en ese momento fue «que por favor avisaran a mi familia».

Quince días después regresó a planta. Allí estuvo cinco días más, hasta que finalmente el 1 de octubre le dieron el alta médica. No obstante, continuó con su recuperación en el Benito Menni, donde permaneció dos meses y medio, hasta el pasado 11 de diciembre. «No recuerdo nada más que cuando me despertaron y me dijeron que iban a intentar quitarme el tubo para ver si ya podía respirar por mí misma. Gracias a Dios tiré para adelante», argumenta.

Estaba bien, consciente, pero cuando Nuria despertó era «otra persona distinta». Fue en ese momento cuando se dio cuenta de la gravedad de la situación. «Cuando te despiertas de la UCI, con lo que te dicen, te das cuenta de que no te puedes ni mover. Yo no me podía mover de cuello para abajo, no podía comer ni tampoco hacer las necesidades fisiológicas; de cuello para abajo era como un vegetal», incide esta mujer, al tiempo que admite haber sentido «mucho miedo». «Cuando me desperté, que ya estás medio consciente y te das cuenta de las cosas, sí que dices 'pues me he salvado gracias a Dios', porque vi a la muerte muy cerca y lo único que quería era abrazar a mi familia y estar con ellos», explica.

Recuperar su vida

Asimismo, y aunque no tiene certezas sobre ello, cree que tanto ella como su marido –que también dio positivo, aunque fue asintomático– se contagiaron a través de un compañero de trabajo de este último. Ahora, casi cuatro meses después de aquello, solo quiere mirar hacia adelante. «Recuperar la vida de antes del 1 de septiembre». No pide más porque «es lo único que quiero». «Gracias al Benito Menni y a sus profesionales me he puesto de pie, por decirlo de alguna manera. Me han dado la oportunidad de volver a ser la que era, aunque todavía tengo que recuperar fuerza», subraya.

Porque aún tiene secuelas de la covid-19. «Me ha dejado cansancio, me falta fuerza y en la pierna derecha me van a hacer una resonancia porque me duele y no estoy bien», sostiene, mientras resalta la importancia de tener «mucha paciencia porque son procesos muy lentos». «Cada día vas avanzando un poquito, quieres avanzar pero el cuerpo te dice que no, que hasta aquí. Es el que te marca el ritmo de recuperación y todo esto es muy lento», concluye.

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