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«Una cortina de humo. Propaganda pura por parte del Gobierno». Así definen Ana Rojo, Isabel Prieto y Angélica Sanz el anuncio de la ministra ... de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, acerca de la subida el 5% en el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que pasará de los 1.080 euros actuales a situarse en los 1.134 euros en 14 pagas. Alrededor de 2,5 millones de trabajadores han pasado a quedar bajo la cobertura de este mínimo legal, sin embargo estas tres trabajadoras no. Según han explicado a El Norte, esta subida, no va con ellas. No les afecta y eso les parece injusto. Y es que resulta que los aumentos del salario mínimo quedan absorbidos por los complementos y pluses. Es algo que avalan los tribunales, pero que para aquellos que ganan menos, es discriminatorio.
Ana, Isabel y Angélica se dedican a la limpieza de portales y escaleras en bloques de pisos principalmente del barrio de la Rondilla. Las tres eran compañeras de trabajo en una empresa de limpieza que les ha dejado varios meses a deber y «que no da señales de vida». El pasado mes de noviembre se declararon en huelga. Afortunadamente, sus contratos han sido subrogados por otras empresas y ellas siguen trabajando, aunque no por el sueldo que consideran justo. «El sector de la limpieza es uno de los más desfavorecidos y precarios. Siempre hemos cobrado sueldos ridículos. Las que limpiamos lo hacemos por necesidad y muchas veces se aprovechan de eso», afirman las tres.
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Ana Rojo tiene 57 años y trabaja actualmente para 4 empresas diferentes. Su jornada es de 30 horas semanales. «A nosotras, por convenio nos han subido sólo un 2,5%. Eso significa que las trabajadoras que tengan la jornada de 40 horas cobrarán 1.129 euros, con los complementos incluidos. Se han lucido con la negociación porque aquellos que cobren más que el salario mínimo interprofesional, seguirá cobrando los complementos aparte, en cambio, en nuestro caso, esos complementos quedan absorbidos. Nos han vendido humo. ¿No se dan cuenta de que tal y como está la vida una persona no puede vivir con sueldos como los nuestros? Si hay que pagar vivienda, comida y ropa, ¿cómo se llega a fin de mes?», se pregunta. «La Ministra no quiere que hagamos ruido, pero deberíamos hacerle. ¡Y mucho! Tenemos que protestar porque esto es una injusticia», destaca esta limpiadora, casada y con un hijo. «El otro día pagué por una botella de aceite 9,15 euros cuando hasta hace poco costaba 3,50 euros. Eso es una subida de más del 160% cuando a mí, el sueldo sólo me lo han subido un 2,5%. Esa subida se me va a ir prácticamente en una botella de aceite. Llevo toda la vida trabajando para el día de mañana tener una jubilación, pero la jubilación que me va a quedar será ridícula», lamenta.
Isabel Prieto tiene cuatro hijos, uno de los cuales vive con ella y es viuda, aunque no cobra ninguna pensión. Empezó a trabajar con 14 años y ahora, con 61, se ve en unas circunstancias muy complicadas. Su contrato es por 23 horas semanales. Su hijo, que cobra el salario mínimo profesional le tiene que echar una mano para llegar a fin de mes. «Yo empiezo a trabajar a las 06:00 de la mañana. Limpio varios portales. Ese 2,5% que nos van a subir es totalmente insuficiente. Nuestra nómina es bajísima. Creo que nunca llegaremos al salario mínimo interprofesional. Si no fuera porque me ayuda mi hijo, yo no llego a fin de mes», explica.
Angélica Sanz tiene 59 años, está casada, con una hija y su marido tiene una discapacidad a causa de un accidente. Él recibe el subsidio para los mayores de 55 años. Ella cobra unos 500 euros mensuales. Trabaja para cuatro empresas pero no llega a la jornada completa. «Yo veo en la tele a los políticos presumir de que van a subir los salarios y sólo siento rabia. Se lo van a dar sólo a unos pocos. El 2,5% que nos van a subir a nosotras, no nos llegará ni a la suela del zapato», indica esta vallisoletana a la que todavía le queda un año de hipoteca. «Tengo que tirar este año como sea. Va a ser un año difícil hasta que termine de pagar. Llevo trabajando desde los 14 años y verme en esta situación es lamentable», concluye.
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