Valladolid

La licencia para 24 pisos para mayores pone fin al abandono del chalé de Parquesol

El órgano municipal da vía libre al proyecto presentado por la empresa Gastronoteca y que ha sido diseñado por el arquitecto vallisoletano Óscar Ares. Por fin, resucita un muerto urbanístico que fue durante más de tres décadas origen de múltiples problemas al convertirse en un lugar de reunión de jóvenes con los peligros que ello conllevaba. A pesar de su derribo tras un laborioso y complejo expediente por parte de la actual Concejalía de Urbanismo, en 2021 fue necesario tapiar las ventanas de la parte baja de su base para evitar nuevas entradas y se reforzó también el vallado perimetral de la parcela tras constatarse que seguían produciéndose visitas indeseadas. Durante más de treinta años y hasta con tres propiedades distintas el Consisitorio había intentado resolver este entuerto urbanístico, que ahora toca a su fin con el permiso concedido a Gastronoteca en un trabajo coordinado entre los técnicos municipales y esta compañía.

La propuesta de acuerdo municipal recoge que la futura construcción, en forma de L y con 1.530 metros cuadrados construidos en una parcela de más de 6.000, distribuye las unidades residenciales en tres plantas y cuenta con un sótano con capacidad para 24 plazas de garaje. Los planes para levantarlo se conocen desde hace dos años, aunque su desarrollo se ha retrasado por la tramitación de un expediente de normalización de fincas para dejar este suelo en en perfecto estado de revista antes de la edificación. Fue el pasado mes de mayo cuando la promotora abonó los 35.000 euros para compensar las cesiones obligatorias al Ayuntamiento. Desde esa fecha, se han ido emitiendo los informes favorables para dar vía libre a las obras, unos trabajos que se prolongarán durante unos dos años, según estiman fuentes de esta mercantil.

Estas viviendas adaptadas para mayores contarán con una superficie media de 50 metros cuadrados distribuidos en una o dos habitaciones, salón con una pequeña cocina, cuarto de baño y una terraza-jardín de 32 metros, que estará cubierta en la parte del dormitorio al quedar retranqueada. El arquitecto ha realizado una modificación sobre los primeros planos para sacar el máximo rendimiento a este frente con vistas de toda la ciudad y ganar más espacio abierto para el disfrute de los futuros propietarios. En la parte baja de esta promoción, se ubicarán los servicios comunes, que incluyen un gran salón-comedor, salas de actividades y zonas para atención médica y de fisioterapia. En el diseño destaca la enorma balconada estancial, también de uso común, en la base de la edificación.

Gastronoteca invertirá 4,5 millones en este proyecto que se desarrollará en régimen de cooperativa, con un precio medio por vivienda de unos 180.000 euros. «Desde ahora y hasta verano se va a comenzar la comercialización», apuntan fuentes de esta empresa, que en breve lanzarán su oferta a través de la página apartamentosparquesol.com. Destacan también que tendrá calificación energética A, gracias a un sistema de aerotermia, y se edificará con materiales de primera calidad.

Al estar enclavado en una zona verde - el parque de Los Almendros- el inmueble se libra de los ruidos del tráfico. La entrada peatonal se habilita por este espacio peatonal mientras que el acceso rodado se plantea por una calle de nueva construcción y ocho metros de anchura, que partirá del muro de la residencia Ballesol, situada en la vía Luis González Lefort.

En un principio, la idea era enclavar en este terreno un complejo hostelero con restaurante, terraza y salas para reuniones, de ahí el nombre de Gastronoteca. Sin embargo, tras la pandemia la propiedad optó por dar un giro hacia este modelo residencial para mayores que gana cuota de mercado y del que el barrio carecía.

La construcción del que iba a ser un impresionante chalé y que pasó por la piqueta hace seis años se inició en 1978 por parte del que fuera el primer promotor del barrio de Parquesol, Antonio Alfonso, y se paralizó en 1983. Tras una modificación en la ordenación de este área residencial, la parcela se quedó sin edificabilidad y fue el inició de uno de los culebrones urbanísticos más sonados de la capital, que, por fin, queda resuelto de manera definitiva.