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«Es un sueño hecho realidad», dice David García mientras sostiene entre sus manos su recién estrenado libro de familia. «Parecía que no iba a llegar nunca el momento, pero ya tenemos todos los papeles en regla y estamos casados oficialmente, tanto en Ecuador ... como en España», añade este vallisoletano. Él, junto con su esposa Patricia Astudillo, fueron los protagonistas de un reportaje que El Norte publicó, con motivo de San Valentín, sobre su peculiar historia de amor. Una historia que nació en Tinder, al comienzo de la pandemia y que ha sabido superar los 9.000 kilómetros de distancia que separan Valladolid de Quito.
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Empezaron a conocerse en marzo de 2020, se hicieron novios formales en mayo, se vieron por primera vez en persona en julio y se casaron en diciembre. Una boda meteórica, aunque muy meditada. Tras una romántica luna de miel por el Amazonas, se despidieron el 5 de enero cuando David tuvo que regresar a España. Faltaba el reconocimiento legal del matrimonio para que Patricia obtuviera el visado que le permitiera viajar a Europa.
Ambos pusieron en marcha la campaña en redes sociales #QueremosEstarJuntos, para dar a conocer su situación y la de muchas parejas que están a la espera de unos trámites burocráticos que se retrasan más de lo debido. Gracias a esta campaña y a que una copia del reportaje publicado en El Norte sobre la pareja llegó a manos del cónsul de España en Ecuador, éste se puso en contacto con David y Patricia para comunicarles que se ocuparía personalmente de su caso. «El consulado está obligado a contestar en un plazo de 3 días a cualquier petición, sin embargo, hay parejas que llevan esperando que se registren sus matrimonios hasta año y medio. En nuestro caso, habían pasado ya varias semanas desde que habíamos presentado toda la documentación y estábamos impacientes. Cuando hablamos por teléfono con el cónsul se interesó por la campaña en redes. Yo le expliqué que la habíamos iniciado para intentar agilizarlo», cuenta David.
El vallisoletano tuvo que cruzar el charco a mediados de marzo para acudir a una entrevista en Quito a efectos de determinar que el suyo, no era un matrimonio de conveniencia o complacencia. Aunque más que una entrevista, ambos tuvieron que superar un exhaustivo interrogatorio sobre aspectos muy personales de su vida en pareja. «Nos mandaron a cada uno a una ventanilla y nos dieron un montón de hojas con preguntas que debíamos contestar acerca de nuestro cónyuge, sobre el número de hermanos que tiene, el sueldo que gana, lo que le gusta hacer de ocio, en qué lado duerme de la cama, quien hace las tareas de la casa y un largo etcétera… Luego tuvimos que refrendar lo que había puesto el otro para ver si todo coincidía», prosigue.
A los pocos días, les recibió personalmente Antonio Ramos, cónsul general de España en Quito, quien les informó que la entrevista había sido perfecta y la documentación estaba en orden. «El trato que nos dieron fue exquisito y lo cierto es que tuvimos mucha suerte ya que al día siguiente pusieron la embajada en cuarentena por varios casos de covid. El cónsul nos pidió muy amablemente que dejáramos la campaña en redes sociales, puesto que los trámites estaban avanzados. Nosotros no nos esperábamos que tuviera esa repercusión y que diera tan buenos frutos», dice el protagonista de esta historia.
El día 22 de marzo les llegó el libro de familia. «Fue increíble cuando lo tuvimos en nuestras manos. En Ecuador éramos un matrimonio en toda regla y, sin embargo, en España a nivel legal, no éramos nada el uno para el otro. Ese libro de familia significaba que también somos un matrimonio oficial en mi país. Fue una alegría inmensa y nos fuimos a celebrarlo», cuenta David, quien reconoce que «ahora viene lo complicado de verdad», que es que Patricia se venga definitivamente a España. Ella en su país es freelance especializada en gestión de comunicación gubernamental, institucional y política. Allí tiene su vida y su carrera laboral. «Vendrá a Valladolid el 19 de mayo. Lo que no sabemos todavía es si vendrá para quedarse definitivamente en España o todavía para eso esperará un poquito más. Realmente es complicado. Patricia tiene un bagaje profesional muy importante en su país y venirse aquí donde nadie la conoce a nivel laboral, da cierto miedo. Al final es cerrar una vida entera en Ecuador, dejar su casa, su familia, sus amigos y su carrera para venirse conmigo. Pero con amor, todo lo vamos a superar. Unos meses antes o después, pero vamos a acabar estando juntos y formando una familia», afirma muy seguro.
David y Patricia están convencidos de que la pandemia les ha unido. «Si no se hubiesen dado estas circunstancias, no hubiese surgido nuestro amor. En el confinamiento Tinder activó una promoción gratuita para que usuarios de diferentes países pudiéramos contactar. De esta manera, pudimos hacer match», acaba David.
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