Ni siquiera su perseverancia parece darle frutos y tampoco las compañías que elige para cada nuevo golpe parecen ofrecer los resultados deseados. Y no será por falta de experiencia. El ladrón de las malas compañías, L. M. F. R., de 23 años, el delincuente habitual más prolífico de la capital durante el presente año, ha vuelto a caer en manos de los policías nacionales, y van ya trece veces desde enero, acusado de desvalijar una tienda de alimentación entre Batallas y Vadillos en compañía de otro compinche más habitual aún si cabe que él mismo. El segundo sospechoso del golpe es D. V. D., de 48 años, cuyo historial duplica con creces el del anterior con la friolera de 46 antecedentes policiales hasta la fecha.
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Los hechos, en esta ocasión, tuvieron lugar en la madrugada del pasado jueves (día 7), en una tienda de alimentación de la calle Pólvora, junto a Huelgas (en el límite entre los barrios de Batallas y Vadillos), a la que acudieron, según todos los indicios (y son muchos), los dos sospechosos habituales a las 3:30 horas. Allí, a cara descubierta y ante las cámaras de seguridad del negocio, cogieron un adoquín para reventar la luna a porrazos. Uno de ellos, el más joven, se coló por el boquete para arramplar con los 180 euros que encontró en la caja registradora mientras su compinche vigilaba en el exterior. Los dos lograron huir con el botín a la carrera.
Atrás dejaron sus rostros más que conocidos por los agentes recogidos en las grabaciones de las cámaras. Los investigadores, claro, no tardaron mucho en identificar a los dos sospechosos, en cuyos historiales constan 18 antecedentes, en el caso del joven de 23 años, y 46, en el del segundo. Era cuestión de tiempo que fueran localizados y, por enésima vez, detenidos. Ocurrió el pasado lunes por la tarde, al filo de las ocho de la tarde, cuando ambos se toparon con una patrulla cuando caminaba por la calle La Salud, entre Pajarillos y Delicias. Este último es el barrio en el que vive el ladrón de las malas compañías y en el que cometió su primer golpe, recién cumplida la mayoría de edad, cuando desvalijó un sinfín de trasteros de distintas comunidades de vecinos.
L. M. F. R. y D. V. D. intentaron, sin éxito, huir a la carrera, pero los dos fueron detenidos segundos después por los policías nacionales. Ambos serán investigados por un delito de robo con fuerza por el asalto al negocio de la calle Pólvora.
Lo singular del frenético historial del más joven de los dos detenidos, L. M. F. R., de 23 años, es que suma ya trece detenciones en lo que va de año y prácticamente en todas ellas ha sido arrestado en compañías de otro delincuentes habitual, cada vez uno diferente, con el denominador común de que todos ellos contaban por decenas sus antecedentes policiales. Su último compañero de calabozo fue D. V. D., un veterano ya a sus 48 años, que suma 46 antecedentes, los dos últimos registrados en junio, cuando fue detenido en ambas ocasiones en posesión de unos burdos billetes falsos de veinte euros (sin número de serie) que intentaba colar en distintos negocios de Pajarillos.
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