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Vaya por delante que julio es precisamente el mes menos lluvioso del año. Pero tampoco es normal que no caiga ni una sola gota en sus 31 días. Y esto último es lo que ha ocurrido este año. La ausencia de precipitaciones sitúa al ... pasado julio como el más seco de la historia e iguala así los registros nulos de agua recogida en los mismos meses de 2005 y 1978. Una rareza meteorológica que solo ha ocurrido tres veces en el último medio siglo. Pero es que en el capital vallisoletana no llueve, nada, desde el 22 de junio. De manera que hoy se cumplirán 42 días consecutivos con los paraguas guardados. Y las previsiones apuntan a que el comienzo de agosto será también seco sin precipitaciones a la vista ni a corto ni a medio plazo.
El mes de julio tampoco pasará a la historia por sus altas temperaturas, si bien es cierto que los vaivenes del mercurio dejaron máximas atípicas de 21,8 grados, como la registrada el pasado sábado (día 31), y una diferencia más que notable entre la primera quincena, que concluyó con una temperatura media un grado inferior a la habitual, y la segunda, con casi dos grados más.
El mes, en su conjunto, fue ligeramente más cálido de lo habitual, aunque solo por dos décimas, con una temperatura media de 22,3 grados gracias, sobre todo, a las mínimas, que fueron ligeramente superiores a lo habitual con una media de 14,3 grados (0,3 por encima de lo habitual). Las máximas sí fueron inferiores a lo normal, con una media de 30,6 grados, aunque solo por una décima. De manera que en julio hizo frío, sí, pero también calor. Lo normal, en definitiva, con 17 días en los que se superaron los treinta grados y un pico de 36,6 alcanzado el día 21 (tres veces se superaron los 36 grados).
Las previsiones, no obstante, auguraban un julio muy caluroso, que no fue tal. Y agosto, por ahora, parece apuntar en el mismo sentido. Las previsiones indican que la estabilidad marcará estos primeros días del mes, con el mercurio anclado en torno a los treinta grados de máxima y mínimas por debajo de los quince. Lo que no se atisban son precipitaciones. El balance hídrico del año, en este sentido, ha entrado ya en números rojos con un déficit de 13,9 litros por metro cuadrado. Hasta el 22 de junio, el día que llovió por última vez, se habían recogido 212,1 litros. Y así sigue el registro.
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