A juicio un conductor sin carné que se estampó contra un camión en una persecución policial

Los hechos por los que se sentará en el banquillo Gabarre Escudero, de 45 años, se remontan a las doce y media de la noche del 15 de noviembre de 2019. A esa hora, un policía con un coche camuflado que estaba de servicio en la carretera de Fuensaldaña, a la altura de la fábrica de Metales Extruidos, observó que un Seat León que circulaba por la carretera de Fuensaldaña se incorporaba a la A-62. Como se había cometido un robo en una gasolinera en la que se había visto implicado un coche de las mismas características, los agentes decidieron identificar al conductor.

En el arcén, junto a la incorporación a la A-62, estaba detenido en ese momento el BMW 320 conducido por Gabarre. Este, al ver que se aproximaba el Seat León, «abandonó el lugar a gran velocidad», según refiere la fiscal, sin que ambos conductores hicieran caso de las señales acústicas y las luces rotativas para que se detuvieron. Por el contrario, emprendieron la huida a 200 kilómetros por hora.

El Seat León tomó la salida a Zaratán, mientras que el acusado continuó en dirección Salamanca perseguido por los agentes. Pasado Geria, en la A-62, cuando ya el indicativo policial se encontraba allí, el turismo del sospechoso apareció por detrás de los agentes, adelantó al vehículo policial por la derecha, se colocó entre este y el BMW pilotado por el acusado y, según refiere el escrito de acusación, «fue frenando y tirando por la ventana gran cantidad de polvo gris, presumiblemente de un extintor, dificultando la visibilidad de los agentes, poniendo en peligro su vida».

En la salida 142, el Seat abandonó la autovía y el otro coche continuó hacia Tordesillas, se incorporó a la A-6 en dirección Madrid y siguió circulando a 200 kilómetros por hora «con evidente riesgo para la vida de los demás usuarios de la vía y haciendo caso omiso a las luces rotativas y señales acústicas de la policía». En el kilómetro 165 cambió de sentido y en Tordesillas se incorporó de nuevo a esa autovía en dirección Valladolid.

Cuando la persecución alcanzó el kilómetro 144, precisa el ministerio público, el acusado comenzó a tirar objetos por la ventan «y arrojó una maza de grandes dimensiones a los agentes que golpeó en el vehículo policial, poniendo en grave peligro la vida de los policías y del resto de conductores« que en ese momento estaban circulando por la A-62.

Pasada la una de la madrugada, la policía tenía establecido un control en el kilómetro 134, un filtro para desviar el tráfico de la vía principal a la de servicio. Varios camiones estaban detenidos a la altura del vehículo policial. Los agentes, al oir la persecución por la emisora, decidieron apartar los camiones para dejar libre la vía de servicio y no poner en peligro a los usuarios. Uno de estos vehículos pesados, al ver al resto parados, los adelantó por la derecha por la salida a la vía de servicio pero los agentes le ordenaron que cruzase donde estaba el resto para evitar cualquier colisión. En ese momento, cuando el conductor del camión trataba de moverlo, el BMW del acusado se estampó contra la parte posterior. Este intentó abandonar el lugar y ni siquiera le disuadió el disparo intimidatorio que realizó al suelo uno de los agentes. Tuvieron que sacarle del coche por una ventanilla pues se bloqueó la puerta del conductor por el impacto contra el camión.