Ganas, muchas ganas de fiesta y celebración y Las Moreras como epicentro festivo para celebrar una noche mágica, la de San Juan. Atrás se deja lo malo -dos años de ausencia festiva marcados por la pandemia- para recibir todo lo bueno que está por llegar. ... A las ocho de la tarde comenzaron las actividades musicales previstas, y ya era difícil hacer una aproximación de la gente que, en corros, se extendía por la arena y se prolongaba por el muro del paseo de Las Moreras.
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Miles de jóvenes han dicho adiós al curso, a los exámenes y a los malos augurios, para dar la bienvenida al verano, a las fiestas, a los planes, al descanso, a las vacaciones y a la diversión. Ha habido mucho de eso, de diversión, a lo largo y ancho de la playa de Valladolid, y «ningún altercado», algo que la Policía Local califica de «sorprendente». Los primeros en llegar, los más jóvenes, que han querido disfrutar de la música, del ambiente y de la fiesta en la noche más corta y una de las más intensas del año.
En las pistas deportivas, momentos, risas y botellas compartidas, algunos veteranos han recibido el verano con este ancestral ritual de fuego mientras que para muchos de los más jóvenes ha sido la primera vez. «Nos vamos a ir a casa después de ver la hoguera», dicen tres estudiantes de tercero de la ESO, que bailaban al ritmo de los temas de música electrónica que inauguraron varios DJs locales.
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Paralelamente, en la zona de la playa disfrutan de distintos conciertos de bandas locales y cantautores cientos de asistentes de más edad que se decantan por un ambiente más tranquilo para encaminar las horas previas a la fogata principal. Al fuego más representativo se le adelantan un par de horas antes decenas de pequeñas hogueras en las que no solo se han quemado deseos, también apuntes y facturas de la luz. «A modo reivindicativo», dicen un grupo de amigos de Valladolid. Presentes también los que ven en las llamas una excusa perfecta para deshacerse para siempre de las mascarillas, ausentes durante la noche. Junto a ellos, familias que perciben en el fuego un recurso de diversión para que los más pequeños imiten a los valientes que más tarde se atreverán con la gran hoguera.
Pero en general, ni las bajas temperaturas, ni que sea jueves, ni la amenaza de lluvia han impedido a miles de personas reunirse alrededor de la hoguera en la mítica noche de San Juan. Las Moreras ha acogido la velada más mágica del año y, como si la pandemia hubiera sido un mal sueño, se repite la anhelada estampa de 2019. Un ir y venir constante de personas cargadas con bolsas que buscan su sitio en la arena y que forman largas colas para hacerse con un bocadillo cuando el hambre acecha. «Ha empezado flojo pero se ha animado en cuanto ha caído la noche, luego vienen todos a la vez», dice Alberto Pérez de la churrería Manolo Junior, uno de los 22 puestos que sirvieron comida y bebida desde las seis y media de la tarde hasta bien entrada la madrugada.
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Eso sí, las redes sociales como requisito imprescindible para captar cualquier momento, coreografías de tiktok, selfies, menciones, estados…ya no vale solo con vivirlo hay que retratarlo. Vasos arriba, brindis, rimas y canciones. Risas y baile. Como si de un festival se tratase a las orillas del Pisuerga, la purpurina, las gafas de sol, gorras y complementos no podían faltar en la inauguración del verano. La noche más corta del año se antoja larga en Valladolid.
Pero no es hasta que se tiran los deseos o los malos recuerdos a las llamas, cuando comienza la nueva estación. Es una noche de bailes, de saltos al escuchar las primeras notas del 'temazo', del verano, de agrupaciones alrededor de una bolsa que no se sabe dónde acabará pero sí que lleva dentro y cachis y botellas llenas de ganas de celebrar un final que será un principio el próximo septiembre. La promesa de que este será el mejor verano y la esperanza en una inauguración que marcará su devenir o no, nunca se sabe. Lo que sí es seguro es que pocos eventos tan multitudinarios podrán volver a ver en la playa de Valladolid, así que si el resultado ha sido favorable, solo quedan 365 días para repetirlo.
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El dispositivo desplegado en la zona para velar por la seguridad de los asistentes ha sido similar al convocado en 2019. En total, doce voluntarios de Protección Civil, 35 de Cruz Roja, una dotación completa de bomberos compuesta por 6 efectivos, unos 40 agentes de la Policía Local y cerca de una veintena de la Nacional, además de un médico y un enfermero.
También este año colabora una veintena de personas del Grupo de Rescate y Salvamento para evitar cualquier incidencia en las aproximaciones del Río Pisuerga. En torno a las 23:00 horas, Luis Andrés Suñén, el responsable de Protección Civil y Bomberos de Valladolid, ha notificado cuatro etílicos y una persona con un traumatismo en el pie.
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