Los jóvenes vallisoletanos también cumplieron con el jubileo. El año extraordinario entorno al Sagrado Corazón de Jesús va celebrando sus últimas convocatorias a menos de dos meses de su conclusión. Y durante este fin de semana es el turno de los jóvenes diocesanos que quieren ... ganarse el jubileo con dos citas imprescindibles para conseguirlo: en la Santa iglesia Catedral y en la Basílica Nacional de la Gran Promesa. En la Seo Metropolitana un acto penitencial y en el Santuario una eucaristía y, por el camino, un desfile con la imagen procesional del Sagrado Corazón de Jesús que reunió a numerosos jóvenes de la Diócesis de Valladolid pero también que sorprendió a muchísima gente que a media tarde llenaban los establecimientos hosteleros del recorrido y con una curiosidad que también acaparó la atención: la Cruz de Mosul, un crucifijo profanado en esta ciudad iraquí por yihadistas de Estado Islámico que, como apuntaban los jóvenes a los que les preguntaban de espontáneamente: «Es un ejemplo visible de la persecución a la pequeña comunidad cristiana de Irak y que brota del Corazón de Jesús en Valladolid». Una procesión que también acaparó miradas y oídos por los sonidos de la Banda de Jesús Nazareno de Peñafiel que recordaba a la vez la adversa -en lo meteorológico- Semana Santa vivida hace un par de semanas más si cabe por las altas temperaturas registradas ayer.
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Precisamente de la paz «que brota del Corazón, algo real, carnal y que tiene corazón que tiene carne resucitada» disertó el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, quien presidió las convocatorias y que en su homilía exaltó la unión entre los cristianos, entre los vallisoletanos y, más en concreto, entre los jóvenes «ayudando a cargar con la Cruz y llevando el amor a los demás». Para ellos tuvo palabras de aliento, de gratitud, de ánimo y se enorgulleció en este templo apostólico la figura del Padre Bernardo de Hoyos, el joven beato vallisoletano que recibió en esta casa del Centro de Espiritualidad la conocida como la Promesa.
Así, con la presencia de los jóvenes, a los que agradeció cómo cultivan y propagan su «semilla cristiana» en la Iglesia vallisoletana y en la ciudad, les animó a que sean «un pueblo que se les haga notar en las calles y plazas, que defiendan la vida en el seno de las madres, a las vocaciones, a las familias y matrimonios para siempre… Gracias a todos y gracias por todo y hagamos que corra esta fuente del amor del Corazón de Cristo para que la regeneración de la sangre de Cristo llegue a todos».
Fueron unas palabras escuchadas con especial atención por decenas de jóvenes de grupos parroquiales, diocesanos o cofradías que han celebrado desde el pasado viernes en la ciudad el Jubileo de los Jóvenes: «Que la llama de la fe permanezca siempre encendida por la juventud. De nuestra Diócesis y de nuestras vocaciones» exhortó uno de estos jóvenes a la llegada de la procesión a la Basílica de la Promesa a la entrada, ante la complejidad de las maniobras para introducir el paso, recibieron un caluroso aplauso.
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