No son lo mismo cinco horas seguidas que el mismo tiempo pero con una pausa de por medio. Sucede en muchos ámbitos y también en la educación, aunque cada vez más, la balanza se ha decantado de forma clara hacia un lado. La jornada partida ... en los colegios de Primaria e Infantil de Valladolid se ha reducido durante los últimos años hasta la mínima expresión.
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En toda la provincia, donde hay 150 centros de estas características, solo quedan siete donde sus alumnos tienen clase por la mañana y por la tarde. En el resto, el 95% del total, la jornada es intensiva. Las horas lectivas son las mismas en ambos casos, cuatro en septiembre y junio, y cinco durante el resto del curso, con media hora de recreo en el horario matinal. Pero la afección para los alumnos, la conciliación de las familias o la relación con las actividades extraescolares no es la misma.
Los centros que mantienen este tipo de jornada en la capital son concertados. Uno de estos es el de Nuestra Señora de Lourdes, donde más de 850 alumnos de Infantil y Primaria van todos los días a clase por la mañana y por la tarde. «Entre un espacio y otro hay dos horas donde los niños pueden descansar, realizar una actividad extraescolar, quedarse en el comedor o ir a casa a comer», apunta Ángela Mozo, directora del centro, quien asumió el cargo el pasado mes de julio. Entre los beneficios que menciona la responsable del centro destaca el descanso para los niños, en la línea de lo que también han apuntado los expertos.
«Tienen media hora de recreo, como en la jornada intensiva, pero el descanso no es el mismo. Con el horario partido se favorece mientras se permite que avancen en sus actividades, por ejemplo la biblioteca se mantiene abierta para los que quieran y también hay un servicio de siesta». ¿Y para los padres? «Es también una ventaja para algunas familias. Hay que tener en cuenta que existen casos donde la jornada laboral también se desarrolla por la tarde y necesitan esas horas de servicio», responde la directora.
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¿Y cuál es la posición de las familias? «La vuelta a la jornada partida no es algo que las Ampas -las de los centros públicos- nos hayan transmitido», apunta Soledad Alegre, de la Confederación de Federaciones de Asociaciones de Padres de Alumnos de la región (Confapacal). Una situación diferente a lo que ha sucedido en otras comunidades autónomas, como en la Región de Murcia, donde los padres han pedido reabrir el debate o en Valencia, donde también ha habido reclamaciones para favorecer la jornada partida.
Mientras, en Castilla y León los últimos datos mostraban que casi la totalidad de centros funcionan con jornada continua, sobre todo en los públicos; menos en los concertados. «No tenemos la capacidad en términos pedagógicos o científicos de decir cuál es mejor. Sí que podemos hablar en cuanto a conciliación, y las familias entienden que es más fácil conciliar con la continua», apuntan desde Confapacal.
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Sobre este debate en las aulas, la responsable de la Confederación también centra la atención en lo que se realiza dentro del aula. «Las actividades extraescolares por las tardes hacen que los niños estén en el colegio, como también lo hace la jornada partida, la sensación de estar en el centro está en ambos casos. Pero hay que preguntarse si la metodología se hace en cuestión al horario, ver cómo se atienden estos escenarios y analizar si el currículo puede asumirlos. Lo que siempre se debería tener en cuenta es el bienestar del menor». En cuanto a cuál de los dos favorece más la conciliación, Alegre apunta a que existen muchos factores individuales en cada familia que lo determinan.
Mientras, desde otros centros educativos mantienen el descanso y la pérdida de la atención como puntos fuertes de su defensa de la jornada partida. «Según avanza la jornada, la capacidad de atención disminuye y es más difícil para los alumnos quedarse con los conocimientos. Con la jornada partida conseguimos mejorar el rendimiento», explica Natalia Benito, directora pedagógico de La Enseñanza, un centro que ha trabajado siempre con esta organización.
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«El horario se realiza de manera que en los tramos finales de la jornada se ubican las asignaturas más lúdicas, mientras que las que tienen una mayor carga curricular están en las primeras horas, cuando los niños están más frescos», añade Henar Corral, jefa de estudios del colegio, donde en torno a 640 alumnos acuden en jornada partida.
También lo hacen en el centro Jesús y María de la capital, donde otros 450 alumnos, calcula su director, Domingo Cano, cursan sus estudios en horario de mañana y tarde. «Nosotros hacemos una apuesta fuerte por este horario. Por ese descanso que ayuda que estén más espabilados y que también reduce el cansancio a lo largo de la jornada lectiva. Durante las dos horas entre mañana y tarde tienen el servicio de comedor, una segunda hora de inglés o tiempo de estudio», comenta.
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Desde el centro Maristas La Inmaculada, apuntan a que algunos padres pidieron la jornada continua, pero tras consultarlo, no salió mayoría. «Dentro de nuestro proyecto educativo, es el horario más favorable para los niños. Es una forma de dar vida al colegio y de que el centro tenga vida durante todo el día. Se crea un ambiente de familia, que es uno de nuestros objetivos y creemos que la labor educativa también se realiza mejor», explica Beatriz García, directora del centro.
Y los docentes, desde CSIF apuntan a que el modelo educativo de Castilla y León, donde predomina la jornada continua, funciona. «Solo hay que ver los resultados de PISA», afirma Isabel Madruga, presidenta del sector de Educación de CSIF Castilla y León. «Fueron los propios colegios, con apoyo de los padres y de los claustros quienes acordaron la implantación de la jornada continua, que ahora es prácticamente la norma en la comunidad. Pero se debería huir de debates políticos y centrar el foco en los aspectos que explican el éxito educativo. La reducción de los ratios, que conlleva un incremento de las plantillas y facilitar la labor de los docentes, que tienen que lidiar con un exceso de burocracia».
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En Valladolid se mantienen siete colegios que funcionan con horario partido en la capital -funcionan así el Lourdes, La Enseñanza, el Jesús y María, el San José, el Maristas la Inmaculada, el Pilar o el Juan XXIII-Discípulas de Jesús-, mientras que el resto, 143, tienen jornada continua. Los datos corresponden con centros educativos que imparten Educación Infantil y Primaria, ya que en los institutos el horario escolar se hace del tirón. Fuentes de la Consejería de Educación explican que son los propios centros los que deciden la jornada que más les conviene.
«Se realiza un proceso democrático bastante exigente, donde hay participación del claustro y de las familias para decidir cuál será el horario lectivo», apuntan desde la administración. Los colegios en esta situación tienen jornada partida durante todo el curso, a excepción de los meses de septiembre y junio, cuando la norma establece la reducción de la jornada escolar, que se traduce en que durante estas semanas el horario sea continuo en todos los colegios de la comunidad y con una carga lectiva de cuatro horas, en horario matinal.
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Sergio García
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Cabe destacar que la OCDE instó a España a seguir el ejemplo de países como Dinamarca o Portugal, donde existen sistemas flexibles de jornada completa para ampliar el tiempo de aprendizaje. El organismo internacional apuntaba a que este modelo también ayudaría a reducir el abandono escolar. Es en este informe del organismo donde también se apoyan desde el centro de La Enseñanza. «Se mostraba que en las últimas horas del horario la capacidad de atención era menor», apunta Enrique Higuera, orientador en el centro.
A nivel nacional, el protagonismo de la jornada continua es similar, si bien no en todos los territorios la presencia de la jornada partida es tan mínima como ocurre en Valladolid. En Madrid, hace unos días, la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso, anunció que los nuevos colegios públicos de Infantil y Primaria tendrán que aplicar la jornada partida, sin opción a la intensiva. Allí, las diferentes partes se han puesto en contra del anuncio, también desde la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE), que en declaraciones recogidas por Europa Press concretaban que este tipo de jornada «dificultaba» mucho a las familias la conciliación, por tener que llevar y recoger a los hijos un total de cuatro veces al día. Los sindicatos educativos también rechazaron la imposición, mientras que asociaciones de padres celebraron el anuncio. Mientras, en Castilla y León parece que el debate está lejos de abrirse.
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La jornada continua se puso en marcha en Castilla y León en el curso escolar 1982-1983 en una escuela de Salamanca, que fue la primera en implantarla en la comunidad. Desde entonces, se comenzó a asentar en la mayoría de los centros educativos de la provincia. En Valladolid, los primeros colegios que se incorporaron fueron el García Quintana, el Cardenal Mendoza, el Gonzalo de Berceo, el Gonzalo de Córdoba, el José Zorrilla, el León Felipe, el Narciso Alonso Cortés, el Pablo Picasso y el Pío del Río. En el curso escolar 2005-2006, 63 de los 145 centros públicos y privados concertados de la provincia que imparten Educación Infantil y Primaria ya se habían integrado en la jornada continua. Poco a poco, se fueron adhiriendo más hasta que en la actualidad solo siete centros resisten con este horario lectivo.
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