La «jornada de lucha» del Día de la Mujer concluye en Valladolid sin incidentes y con una afluencia de 4.000 personas

El discurso de este grupo, marcadamente antiinstitucional y con el objetivo a largo plazo de reconstruir un sistema político y económico que, a su juicio, se nutre de estas desigualdades, apreció a su vez éxitos de los últimos años atribuibles a la concienciación feminista como «la visibilización y la puesta en común de voces de mujeres que sienten, piensan y viven lo mismo», y se congratularon de que ahora «se oyen cosas que antes no se oían». La Asamblea también denunció «la utilización de estas violencias que hace la derecha para sus objetivos, ya que justifican medidas más punitivas como la prisión permanente revisable para castigar la violencia contra las mujeres, mientras llaman a la prevención y a la educación afectivosexual 'ideología de género'», señalaron.

Tras una comida popular y un concierto del conjunto Ley Mostaza en Portugalete , en el que la dupla compuesta por Inés Moss y Laura Tazza hilvanaron canciones reivindicativas y gamberras como 'La sombra de Francisco es alargada' o 'Nanas del cebollón', el conjunto emprendió su cacerolada con apenas un centenar de personas, si bien ya habían asumido que el grueso de la gente había dado por cumplido su compromiso en el acto de la mañana.

Con todo, las feministas no leyeron un fracaso ni en la división con la Coordinadora ni en el descenso de afluencia: «Somos una continuación más que una separación», sentenciaron, interpretando que el reparto de actos favorecía a visualizar el 8 de marzo como «una jornada de 24 horas de lucha», en lugar de «simplemente una manifestación antes del vermut». A su vez, la Asamblea quiso indicar que «la diversidad dentro del movimiento es necesaria», y se mostraron confiadas en que todas estarán unidas «frente a quien haya que estarlo».

La cacerolada arrancó desde Portugalete y recorrió la calle Angustias hasta los tribunales, donde leyeron parte de su manifiesto correspondiente contra la «justicia patriarcal». Frente a San Pablo arremetieron contra las instituciones eclesiásticas, y entonaron cánticos como 'No es no, lo demás es violación' o 'El patriarcado me da patriarcadas', sin más banderas, a diferencia del acto institucional matutino, que las diseñadas a título individual o la arcoiris en solidaridad con el colectivo LGTB.

La comitiva desfiló a lo largo del resto de la ciudad por San Miguel, la plaza de los Arces, la calle Quiñones, Constitución y de vuelta a la Plaza Mayor a las 18.30, para encarar la manifestación que comenzaría solo media hora después y que contaría con la visible participación de la CNT, Liza y, de nuevo, la Casa Feminista.

Con todo, esta segunda manifestación, más concentrada que la de la mañana y que contó con una participación estimada de entre 3500 y 4000 personas, según la policía, incrementó exponencialmente el número de las actividades de media tarde, y se nutrió más de las participaciones individuales de feministas no adscritas a colectivos que el acto institucional matutino.