El restaurante Jero de Valladolid sigue siendo el de toda la vida pero ahora está en otras manos. El temor a perder la esencia hizo a Raúl Blanco, nuevo y actual propietario, trabajar duro y aprender a hacer pincho por pincho todas las elaboraciones para ... que los clientes no notasen el cambio. Dicho y hecho.
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Raúl se enteró de que Jero, después de toda una vida detrás de la barra, pensaba en jubilarse y dar el relevo de su obra maestra. «Venía a mi bar a tomar café y me comentaba lo cansado que estaba y el daño psicológico que le había ocasionado la pandemia», recuerda. Esto fue el germen de lo que más tarde se haría realidad. «Un día, en enero de este año, vino y me dijo que lo quería traspasar, a lo que yo contesté sin pensarlo que contara conmigo para hacerme cargo del restaurante».
A las ocho de la mañana del día siguiente a la conversación, Raúl entró por la puerta de madera del local para aprender a hacer las elaboraciones, salsas y recetas como él las hacía. Pasado un mes, este joven empresario ya conocía los secretos del Messi, el Rajao, el Zapatero, el Castellano o el Imposible, así que cogió las riendas del bar de pinchos de referencia en Valladolid en marzo de este año para tranquilidad de Jero. «Al principio no fue fácil porque Jero solo hay uno, pero creo que hemos sabido mantener la esencia y la gente nos lo hace ver», cuenta ahora Raúl orgulloso de lo conseguido por su plantilla.
No es la primera vez que Raúl Blanco se pone en el papel de Jero porque hace unos años viajó hasta Valencia e intentó copiar el negocio que tanto éxito tiene en la capital vallisoletana. Pero le salió rana y volvió a Valladolid para abrir otros locales de hostelería en el centro de la ciudad: el Mombasa, La Terraza de Ro o El Pincho del Lute, entre otros. Ahora, con el Jero en sus manos, agradece la oportunidad brindada y el «excelente trato» que el hostelero le ha dado. «Solo tengo palabras de agradecimiento para Jero, que me ha ayudado en todo y se ha implicado en cada una de las decisiones que he tomado», cuenta emocionado Raúl.
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Parte del personal continúa en plantilla tras el cambio de propietario y han cogido a dos cocineros, que también han aprendido las distintas elaboraciones para conseguir réplicas exactas. Y es que el restaurante Jero continúa ofreciendo los 23 canapés de siempre, además de los cinco montaditos, los dos pinchos calientes y la carta de platos y raciones. También sigue igual el comedor, con el mismo nombre y la decoración intacta. «No hemos tocado ni cambiado nada porque no queríamos que se notase el relevo. Si en algún momento decidimos hacer alguna modificación llamaré a Jero para que me diga qué le parece, y si no le gusta se quedará todo como está».
El éxito de Jero es de sobra conocido en la ciudad y ya en 2012 cerca de doscientas personas acudieron a una entrevista para ser camarero en el restaurante. Por entonces, Jero Rodríguez se mostraba sorprendido con la acogida de la oferta de trabajo publicada en el El Norte de Castilla. «Ha sido impresionante porque nunca pensamos que se iba a acercar tanta gente», explicaba entonces el hostelero.
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Con un libro de reservas cerrado el lunes o martes de cara al fin de semana, despachan cerca de doscientas unidades de cada pincho los viernes y sábados. Su clientela, según explica Raúl, es «mayoritariamente de fuera, sobre todo de Madrid, pero todos saben quién es Jero y lo que ha logrado en este local vallisoletano y por eso repiten«. De cara a la celebración del World Padel Tour de Valladolid del 18 al 26 de junio ya tienen el comedor completo para los dos fines de semana. «Es increíble la cantidad de gente que quiere comer aquí y muchos se molestan cuando quieren reservar y no hay sitio, pero es lo que tiene un trabajo bien realizado durante tantos años, que todos quieren venir a Jero», comenta.
Ahora, tras superar con éxito los primeros meses de cambio, Raúl piensa en que Jero no puede limitarse a Valladolid y tiene en mente abrir restaurantes similares en otros puntos de la geografía española. «En uno o dos años tenemos la idea de expandirnos fuera de la ciudad, a Málaga o Sevilla, para que más gente pueda disfrutar de lo que Jero creó y cuidó con tanto mimo», explica. Además, han registrado el nombre a través de Internet y las redes sociales para crear una marca que ya es única y referencia en el mundo del pincho vallisoletano.
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