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«Todo está carísimo», repiten con razón los sufridos consumidores. Basta con hacer la compra para comprobarlo. O con echar un vistazo al IPC (Índice de Precios de Consumo), el indicador del INE que mide la evolución de los casi 500 bienes y servicios que ... más adquieren las familias en su día a día. En el caso de Castilla y León, repuntó en mayo hasta el 3,5% respecto al año pasado. Una muesca más en la larga retahíla de aumentos de los últimos tres años, puesto que lleva 39 meses seguidos subiendo. Desde febrero de 2021 en términos interanuales, según la explotación detallada que hace la Dirección General de Presupuestos, Fondos Europeos y Estadística de la Junta.
Ahora bien, aunque la inflación sigue al alza, ya hay algunos componentes de esa gran cesta de la compra que analiza el Instituto Nacional de Estadística que se salen de la norma. En la región hay ocho que llevan encadenando bajadas desde enero: cuatro son artículos de equipamiento personal, uno es un servicio y tres son comestibles.
Si empezamos por las cosas de comer, lo primero que hay que apuntar es que el IPC de los alimentos y las bebidas no alcohólicas se moderó en mayo al 4,1% en la comunidad, siete décimas menos que en abril y el menor porcentaje desde noviembre de 2021. Lejos parecen haber quedado, por fortuna, aquellos tiempos negros para nuestros bolsillos en los que ese mismo indicador superaba un escandaloso 17%.
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Esther Bengoechea
La gerente de la Asociación de Empresarios de Supermercados de Castilla y León (Asucyl), Isabel del Amo, confirma esa «tendencia clara de reducción de las subidas del IPC de los alimentos». Yendo a lo concreto, en lo que va de año el principal descenso autonómico lo anota la carne de ovino y caprino, tanto fresca como refrigerada o congelada, que está el 7,5% más económica. A continuación se sitúa la de ave (pollo, gallina, pavo, ganso, pato, capón, paloma, perdiz, etc.), que se ha abaratado el 1,8%, y en tercer lugar los huevos con el 1,1%. Hay otra categoría que comenzó 2024 en ascenso pero ha cambiado su tendencia: las legumbres y hortalizas –excluidas las patatas–, que están a la baja desde febrero.
Al respecto del lechazo, Isabel del Amo matiza que «siempre baja en primavera porque hay menos demanda, al tratarse de un consumo muy estacional en torno a la Navidad», que lleva incluso a «planificar las producciones para esa época». Otro factor que influye es «la caída del coste de los cereales y en consecuencia del pienso, la materia prima principal para alimentar a muchas ganaderías», circunstancia que también está detrás del mejor comportamiento del pollo y los huevos.
Isabel del Amo
Gerente de la Asociación de Empresarios de Supermercados de Castilla y León (Asucyl)
Cambiando de tercio, los cuatro productos no comestibles que han disminuido de precio en lo que va de año son la ropa de hombre (-4,6%); los complementos de prendas de vestir, es decir, pañuelos, corbatas, bufandas, chales, guantes, cinturones, sombreros, gorras y otros, que cuestan el 4% menos; el calzado de mujer (-2%), y los textiles y accesorios para el hogar (-1,1%), un grupo amplísimo por cuanto incluye tapicerías y cortinas, sábanas, mantas, cojines, manteles, toallas y algunos muebles y accesorios. El octavo integrante del IPC autonómico que ha experimentado una disminución desde enero es un servicio, la educación infantil y primaria, que comprende parte de los libros de texto.
La otra cara de la moneda, y nunca mejor dicho, son los artículos de consumo frecuente que se han encarecido en mayor medida. En cabeza aparece la calefacción, la electricidad y el suministro de agua, con un llamativo 10,4%. La siguiente subida en importancia, del 8,5%, es la de las patatas y sus preparados, que prácticamente duplica a la que se contabiliza en el conjunto de España y resulta como mínimo chocante en un territorio líder en producción como el nuestro.
La directiva de Asucyl tiene la explicación a este fenómeno.«Aunque en Castilla y León se cultiva aproximadamente el 40% de la patata nacional, se trata de patata tardía y no la sacaremos hasta julio», indica, lo que nos obliga a «abastecernos de fuera, de la patata temprana que empieza desde el sur» del país. A esto se suma que «hemos tenido un periodo que en España prácticamente no había» y que «en origen los precios también han sido buenos».
El bronce es para los aceites y grasas, con el 7,9% de incremento, porcentaje al que contribuye de forma decisiva el bautizado con tino como 'el oro líquido'. «Ha habido dos años consecutivos de una sequía que ha reducido las producciones, en 2022 el 55% y el año pasado casi a la mitad, y no ha habido aceite de enlace» entre una cosecha y la siguiente, recuerda Isabel del Amo. De ahí su encarecimiento que, según destaca, se intenta paliar desde el sector de la distribución. «El AOVE ha estado cotizando hace pocos días a 9 euros en origen y el normal a 7,5 euros, lo que demuestra el poco margen con el que está trabajando la cadena para intentar que la demanda no se resienta más» a expensas de lo que ocurra en esta campaña, que «parece que pinta bien». La buena noticia es que, con independencia de cómo vaya, el Gobierno ha decidido eliminar el IVA de este producto a partir del 1 de julio y pasar a considerarlo un bien de primera necesidad.
La lista de aquello que obliga a rascarse el bolsillo en mayor proporción –por encima del 4,5% en relación al año anterior– la completan por este orden el tabaco (5,1%), las frutas frescas o refrigeradas (4,7%) y las bebidas alcohólicas (4,6%), apartado en el que se encuentran no solo los destilados sino también el vino y la cerveza.
¿Qué ocurrirá en el futuro? Está por ver. «No podemos predecir qué va a pasar porque los precios dependen de muchísimos factores», acota Isabel del Amo. Uno de los principales, al menos en el caso de los alimentos, es la meteorología. Pero hay más, como «cuestiones geopolíticas en las que hace unos años no hubiéramos ni pensado, como la invasión de Ucrania», que disparó el coste de algunas materias primas. A esto hay que añadir «la competencia de otros países, porque si tienen mucho excedente intentan colocarlo y si les falta algo intentan traerlo, igual que nosotros»; el importe de «insumos como la energía»; que «cada vez tenemos más impuestos y más obligaciones medioambientales y burocráticas», e incluso la regulación laboral.
La gerente de la Asociación de Empresarios de Supermercados de Castilla y León remarca que «los consumidores son muy racionales y saben perfectamente cómo optimizar su presupuesto para la cesta de la compra». «No olvidemos que cuando los precios son más altos se visitan más establecimientos y se hacen compras más pequeñas», señala Isabel del Amo, además de dar más peso a «las ofertas, las promociones o las marcas de distribuidor», lo que popularmente se conoce como marcas blancas.
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