Valladolid
Confirman alergias a drogas, tabaco y alcohol en bebés y niños de hogares donde se consumeInvestigadores de Valladolid presentan en Glasgow un estudio que constata reacciones alérgicas en menores expuestos al humo o la ingesta de hachís, cocaína, cigarros, vino o cerveza
El vino, la cerveza, el tabaco y las drogas ilícitas como el cannabis, la cocaína y la heroína no solo pueden provocar una intoxicación en ... un niño que entra en contacto con estas sustancias accidentalmente por descuido o desidia de quien le cuida o por el humo que inhala, también generan reacciones alergias con síntomas como rinitis, conjuntivitis, dermatitis, cuadros graves de asma o exofagitis. Incluso anafilaxias, que son situaciones de 'shock', con bajada de tensión arterial, falta de aire, mareo, urticaria, opresión en el pecho, dificultad para tragar y diarrea, entre otros síntomas, que pueden ser mortales. El humo de cigarros y porros y sus colillas, los restos de cerveza o vino o de droga en polvo a los que puede tener acceso un niño o un bebé llegan a provocar alergias.
Así lo constata una investigación desarrollada durante los últimos años por la catedrática y alergóloga Alicia Armentia, que acaba de jubilarse como jefe de Servicio de Alergología del Hospital Universitario Río Hortega, y que ha encontrado evidencias suficientes para concluir que cuando un niño llega a la consulta con estos síntomas y hay indicios de que en su entorno pueden haber consumido drogas, alcohol o tabaco, la alergia a estas sustancias, que a priori podría descartarse por la edad del paciente, es una posibilidad que «no puede subestimarse». Ese trabajo ha sido objeto de exposición en una convención médica europea celebrada este viernes en la ciudad escocesa de Glasgow y se ha publicado en el American Journal of Pathology, revista orientada a profesionales de la Atención Primaria, que es la primera consulta en la que se ve y valora a estos pacientes de corta edad.

La recomendación de contemplar la alergia a drogas y alcohol en niños surge tras el estudio y seguimiento de 134 menores de hasta 14 años, 53 de ellos lactantes. Fueron seleccionados de manera aleatoria entre quienes acudían al pediatra con síntomas contundentes de alergia que no se explicaban con las pruebas de sustancias rutinarias para detectarlas y con padres que consumían estupefacientes, alcohol o tabaco. Estos menores conforman la base de un trabajo que ha aglutinado la cooperación de las universidades de Valladolid y del País Vasco, el Río Hortega, la Asociación de Ayuda al Drogodependiente Aclad, la Audiencia de Valladolid, la Delegación del Gobierno y la Policía Nacional (estas tres instancias para autorizar y facilitar las sustancias para sintetizar los alérgenos) y los laboratorios Diater e Inmunotek, con profesionales especialistas en Alergia, Pediatría, Inmunología y Toxicología. Junto a la catedrática de Valladolid firman el trabajo Sara Fernández Cortés y Sara Martín Armentia, Ignacio González Rodríguez, María José Martínez, Blanca Martín Armentia y Fernando Pineda.
De los pequeños estudiados (con consentimiento de sus padres y en una investigación anonimizada autorizada por los responsables del comité de ética sanitaria) que ya presentaban síntomas de reacción alérgica, 10 dieron positivo al alérgeno de la cocaína, 21 al de cannabis, 6 al del opio, 18 al de tabaco (9 también al látex que tiene una proteína que da reacción cruzada con el tabaco), 17 al de la malta y 13 al lúpulo (sustancias ambas que se encuentran en la cerveza) y 12 a la LTP (proteína transferencia de lípidos) de la uva presente en el vino. «Había niños lactantes y, a pesar de que tomaban solo leche, tenían sensibilidad a estas sustancias», remarca Alicia Armentia.
Hubo una investigación previa en adultos adictos en 2008: los síntomas de su alergia, aún sin identificar, se achacaban al 'mono' o a la toxicidad de la droga
La idea de abordar si los niños pueden sufrir alergias a sustancias que no entran dentro de espectro de consumo a esas edades culmina una línea de investigación que se remonta a 2008, con un trabajo en colaboración con profesionales de Aclad y personas adictas atendidas por esta organización en Valladolid que constató que a la toxicidad propia del consumo de drogas se le podían sumar reacciones alérgicas. «Encontramos a muchos pacientes gravemente alérgicos a proteínas todavía no identificadas de las drogas y que, cuando iban a urgencias con sintomas, por ejemplo de asfixia, se atribuía al 'mono' o a efectos provocados por esas droga». A un 'mal viaje' y no a una posible alergia, como la que podría dar, por ejemplo, la ingestión de nueces a una persona que lo es a este fruto seco.
Luego llegó a la consulta un paciente de 11 años con anafilaxias de fin de semana provocada por cannabis, asomándose a una edad en la que se pueden dar los primeros coqueteos con el alcohol, el tabaco y el hachís, situación a la que se sumó que hijos de participantes en aquel primer trabajo de 2008 también presentaban problemas compatibles con alergias. Todo ese camino de análisis concluye en este momento con el estudio centrado en los niños. Con una conclusión clara: «Las drogas poseen alérgenos que provocan una respuesta inmune en el organismo y pueden ser una fuente importante de alérgenos en consumidores, incluidos los experimentales y ocasionales, como podrían ser adolescentes y niños cuyos padres fueran consumidores en el hogar», recoge el artículo que resume el trabajo de investigación.

De los resultados que dieron las pruebas, a los investigadores les ha llamado la atención la frecuencia y la potencia de las reacciones. «No esperábamos una frecuencia tan importante y una relación tan importante también con síntomas muy graves, porque con estas sustancias se genera un mecanismo que suma la alergia a la toxicidad de las mismas», expone Alicia Armentia. A nivel inmunológico, la clínica que provoca es más grave que cuando la sustancia, por ejemplo un melocotón, provoca alergia pero no es tóxica.
Espacios libres de humo con niños
«Un niño es un ser humano muy vulnerable y hay que cuidar de él con enorme atención. Son sustancias que hay que mantener alejadas de ellos. Cuando se bebe, se consume, se fuma y quedan restos sobre la mesa, el niño lo puede tocar, inhalar, chupar, comer...», subraya la especialista en alergias, que defiende una mayor rigurosidad con el tabaco y en la implantación de espacios libres de humos: «No debería estar permitido fumar delante de los niños, habría que protegerlos».
Estas investigaciones sobre la alergenidad de las drogas desarrolladas desde 2008 dieron lugar a artículos y tesis, recibieron en 2018 el Premio del Consejo Económico Social y con ellas se han logrado 24 patentes internacionales sobre alérgenos con los que diagnosticar estas reacciones.

La conexión del tomate con el cannabis y la semilla de adormidera en el pienso para gallinas
Esta investigación podía ser rutinaria en el procedimiento, pero no con las sustancias que la centraban el estudio. Requirió autorizaciones judiciales y colaboración policial que respaldaran la entrega de droga y el traslado de esta a los laboratorios (uno de ellos mediante vuelo convencionales a Alemania) para identificar las proteínas de los alérgenos principales (LTP) con los que desarrollar las pruebas de reacción. Esta síntesis de alérgenos ha generado patentes de esos extractos. Para preparar el de la cocaína se precisó droga de decomisos de la Policía Nacional y hojas de te de coca. En el caso del cannabis, se procesó en el laboratorio germano un kilogramo y la LTP resultó muy similar a la del tomate pero más reactiva. Eso permitió iniciar los trabajos 'captando' a participantes que presentaban alergia a este alimento y preguntar luego en privado si habían consumido esa droga. «La sensibilización primaria era al cannabis, no al tomate. Ellos primero se sensibilizaban a los porros y luego no podían comer tomate. Así detectamos a mucha gente», explica Alicia Armentia. En el caso del extracto de opio se emplearon morfina y heroína con una pureza del 78% además de codeína y de semilla de adormidera. Concretamente se procesaron dos sacos de esta última de los que se utilizan para la molienda del pienso de gallinas. Se incorporan a la mezcla con la que se alimentan las aves ponedoras con el fin de aliviar el estrés que estas sufren en los gallineros industriales. Los investigadores utilizaron, en el caso del tabaco, hoja de planta de Canarias y látex, «evitando el resto de productos tóxicos que contienen los cigarrillos». Para las bebidas alcóholicas, vino y cerveza, se emplearon extractos de lúpulo, malta y uva.
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