Uno de los temas de la última semana ha sido la confirmación de que los restos óseos de Cristóbal Colón están enterrados en Sevilla. Un trabajo de más de veinte años, en los que se hizo parada en Valladolid -donde murió el 20 de mayo ... de 1506 y recibió sepultura inicialmente el navegante- que recientemente llegaba a su fin con una «fiabilidad absoluta» en cuanto a su identificación, según confirmaba el forense José Antonio Lorente, catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Granada y uno de los forenses más reputados del mundo en una investigación recogida en un documental emitido por Televisión Española que ha dado la vuelta la mundo. Un trabajo de dos décadas que ha contado con un gran grupo de colaboradores y que ha llegado hasta Valladolid de la mano de Manolo García Urbón, radiólogo en la capital.
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Urbón, entró en el proyecto de la mano de Marcial Castro, uno de los impulsores de la investigación. «Se puso en contacto conmigo para ayudarle en la identificación de huesos y analizar restos de personajes históricos». Colón murió en Valladolid, de ahí fue trasladado a Sevilla y posteriormente a la República Dominicana «faltaba saber si volvió a España, a Sevilla, como se creía o no, y ahora ya sabemos con certeza que sí, que así fue», recalca Urbón.
Dentro de las labores de Urbón, se ha encontrado el de opinar y analizar sobre radiografías y los huesos encontrados en las tumbas del presunto hermano del navegante, así como extraer cualquier pista que pudiera ser de relevancia en la investigación.
Otra de sus labores fue la de exhumar a Don Tello, para valorar la relación con la familia de los Trastámaras, así como escanear los restos y extraer conclusiones sobre otros personajes históricos como Pedro el Cruel.
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Por último, una de sus intervenciones, junto a Marcial, fue precisamente visitar Valladolid, en concreto, las excavaciones realizadas en la calle Constitución, en el subsuelo de los restos del desaparecido convento de San Francisco -aprovechando la excavación realizada para buscar los restos del héroe irlandés Hugh O'Donnell, el 'Rojo' (1572-1602), que estuvo enterrado en el mismo lugar que Colón. Aquí analizaron el terreno del lugar original donde fue enterrado Colón y recogieron muestras para compararlas con las partículas analizadas en Sevilla con el fin de comprobar si existía algún tipo de similitud que pudieran verificar el traslado. Los restos del navegante recibieron sepultura en 1506 en la capilla de las Maravillas del citado convento, cuyo perímetro, solo eso, fue localizado durante las excavaciones de 2022 -no se hallaron los restos el noble irlandés-, y fueron traslados a la Catedral de Sevilla en 1509.
«Un proyecto de más de veinte años en el que ha sido realmente muy interesante participar, especialmente porque me gusta mucho la historia, desde niño, junto a mi padre se me inculcó un gran interés». Urbón entiende que en este tipo de investigaciones los radiólogos tienen mucho que aportar, aunque la radiología generalmente se realiza sobre personas vivas, existe la rama de paleorradiología donde se estudian a través de imagen o restos la evolución de antiguos restos esqueléticos «algo más como afición, pero que se puede aplicar a los restos encontrados».
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Urbón matiza que ha sido uno más de todos los participantes en el proyecto. «Ha sido un equipo de trabajo muy grande, donde cada uno ha podido aportar su grano, mi participación ha sido muy tangencial, más de asesor». Un trabajo realizado de manera desinteresada donde cada profesional ha dedicado su tiempo y recursos para avanzar en el descubrimiento «todo por aprender y por el gusto de la profesión».
Un trabajo que califica de «muy interesante» sobre todo por el hecho de descubrir sobre personajes históricos. Una investigación con un carácter muy divulgativo y que está captando mucho la atención de la gente, también debido al documental emitido la semana pasada por Televisión Española donde Urbón recalca que quizá se «enfocó mucho al espectáculo, algo entendible si se tiene en cuenta que estaba preparada para alcanzar al gran público y llegar al mayor número de personas».
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Un estudio que comenzó en 2003 cuando se realizó una primera prueba genética a los restos del navegante. Con un resultado de «una alta probabilidad» de que así fuera, pero la tecnología existente en aquel momento daba lugar a un cierto margen de error.
Los huesos de Colón se conservan en Sevilla de 1899, justo un año después de que España perdiera las posesiones cubanas y se viera obligada a abandonar La Habana. Un traslado de los restos mortales que se suma a los ya sufridos anteriormente desde Valladolid, pasando por Cuba y la República Dominicana. Un trasiego de movimiento que invitaba a pensar que en cualquiera de esos traslados se hubieran perdido o incluso pudieran haber sido cambiados. Una versión que se acerca a la de las autoridades dominicanas, quienes aseguran que Colón nunca salió de la isla y que continúan en la catedral de la misma.
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En 2003, Marcial Castro, un reputado historiador, junto al forense José Antonio Lorente, obtuvieron los permisos para abrir la tumba de Sevilla y realizar los diferentes estudios genéticos que determinaran el origen de los restos. En la tumba, encontraron pequeños trozos de huesos en el interior de un cofre, los cuales se utilizaron para comparar el ADN con el de su hijo Hernando, y su hermano Diego, también en la catedral andaluza. El resultado de las pruebas fue positivo, aunque no se podía tomar como definitivo. Un estudio que se vio obligado a detenerse debido a la destrucción de 0,1 gramos de hueso en cada uno de los análisis. Por ello, veinte años después, con el avance y desarrollo de la tecnología, se ha podido continuar con las comparaciones genéticas.
Inmerso en el marco de investigación sobre el origen del navegante, cuya principal hipótesis es que era de origen genovés, la Universidad de Granada, encabezada por Lorente, continuó con la investigación de los restos óseos. Para llevar a cabo la investigación, se han analizado numerosos restos de personajes que podrían estar relacionados con el descubridor, como el ya mencionado anteriormente en Palencia por su posible relación con los Trastámara y que han determinado que el origen más certero de Colón sería el judío, de una familia asentada en el arco mediterráneo español. Un dato que Lorente confirma también base al ADN de Hernando, el hijo de Colón, con el comparte el cromosoma Y y el mitocondrial, donde hay rasgos compatibles con el origen judío. Además, durante la investigación, se viajó a Italia, entre Génova y Milán, para analizar los restos de dos hombres que se apellidaban Colombo, cuyos resultados marcaron que no existía ninguna similitud genética.
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Un estudio que se ha llevado a cabo en diferentes laboratorios de España, Estados Unidos, México o Italia y donde para confirmar cada una de las pruebas era necesario que todos los expertos alcanzaran el mismo resultado sin que existiera ningún tipo de conexión entre ellos para mantener así la objetividad de los datos.
Unos resultados que verán la luz de manera definitiva en unos meses, aproximadamente entre uno y dos, cuando los principales ponentes de la investigación publiquen las conclusiones y la investigación en una de las revistas de investigación científica más importantes a nivel internacional.
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