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Inmueble de la calle Caamaño donde tuvieron lugar los hechos. A. Mingueza

Valladolid

Intentan okupar su casa el mismo día que recuperaba las llaves por otra entrada ilegal

La Policía Local llega a tiempo para evitar que una familia se instale en un piso del número 45 de la calle Caamaño, aunque acaban en otra vivienda de forma ilegal del mismo bloque

Álvaro Muñoz

Valladolid

Sábado, 12 de octubre 2024, 19:39

Consiguieron ser okupas, no sin antes hacer varios intentos en el mismo inmueble de la calle Caamaño de la capital vallisoletana. Y todo ello durante la noche del 7 de octubre. Precisamente ese día fue una jornada intensa para el propietario de una vivienda en ... el número 45 de la citada vía. A sus 85 años, se fue a primera hora de la mañana al juzgado para que le entregaran las llaves de su piso tras conseguir echar a los moradores que con anterioridad se instalaron de forma ilegal en su casa.

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Pero la ilusión de este hombre le duró bien poco. Escasas horas concretamente. Porque por la noche de ese mismo día empezó a recibir llamadas del presidente de la comunidad para informarle de que el resto de vecinos habían visto a varias personas accediendo a su casa. Y así fue. Tres personas, padre, madre e hijo de 29 años, habían llevado enseres con la intención de quedarse a vivir allí. De que ese fuera su hogar.

Ante eso y con la intención de actuar con celeridad, notificaron los hechos a la Policía Local de Valladolid a primera hora del día 8 en una larga intervención de más de una hora. Varias patrullas se acercaron hasta el domicilio okupado para hablar con los moradores, quienes afirmaron llevar más de una semana entre esas paredes.

Tras entrevistarse también con el propietario del inmueble, los agentes llamaron a la vecina de la vivienda contigua a la afectada. Esta confirmó lo relatado al ver 'in situ' lo que sucedía durante la noche, si bien incidió en que habían recibido ayuda de una moradora de la misma planta. Nuevas incógnitas que obligaron a los policías a contactar con la nueva persona implicada en la okupación.

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Los agentes certificaron que la familia acaba de llegar al domicilio tras ver los enseres en bolsas

Llamaron a su puerta y la identificaron para corroborar que esa mujer, de 40 años, era hija y hermana de los okupas de la vivienda del hombre de 85 años.

Finalmente, la Policía Municipal entró en el piso del octogenario para certificar que las habitaciones y los armarios estaban vacíos; y que todas las pertenencias que tenían se hallaban en el interior de varias bolsas. Tras esa comprobación, los okupas abandonaron el inmueble voluntariamente, si bien, ante la sorpresa de los allí presentes, se metieron en la casa de su hija, la persona que les había ayudado durante la noche anterior.

La hija okupa

La estrambótica historia llegó a su auge en ese instante, cuando la hija aseguró que llevaba en ese piso, propiedad de la Sociedad Municipal de Suelo y Vivienda de Valladolid (VIVA), un mes, aunque también como okupa. Así lo certificaron los agentes al comprobar que las estancias estaban repletas de enseres. Y ante eso poco más pudieron hacer.

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Finalmente, el hombre de 85 años llamó al cerrajero para dar por cerrado su nuevo intento de okupación y con la ilusión de que no se vuelva a repetir.

Precisamente esa zona de Valladolid, en el barrio de Delicias, se ha convertido recientemente en un «polvorín» al aumentarse el número de viviendas y locales okupados. Sobre todo en la zona de las calles Caamaño y Aaiún. Eso, al parecer, ha derivado en altercados, peleas y, por tanto, en detenidos. Aunque sin cifras concretas, las intervenciones policiales han crecido en la zona.

Lo que más preocupa a los vecinos de la zona son las constantes reyertas que se han vivido en los últimos meses. Una de ellas fue multitudinaria y en la misma participó una veintena de implicados con todo tipo de armas blancas. La intervención se saldó con dos detenidos.

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Las peleas y las reyertas, que son el día a día para los vecinos, en la mayoría de los casos son fruto de «discusiones entre los que conviven», que muchas veces se inician por temas menores en los locales okupados, pero que se trasladan a la calle, creando una gran alarma social, explican. Y aunque lo más visible son los altercados, los pequeños hurtos son también habituales, especialmente en supermercados o tiendas de alimentación, donde se hacen con comida y bebidas alcohólicas.

El aumento de los controles ha permitido incautar un gran número de armas blancas caseras, como punzones o bates, y la sola presencia policial, apuntan, ya produce un «efecto disuasorio» y una «mayor rapidez» de actuación ante incidentes. Así mismo desde el Cuerpo explican que se trabaja con Extranjería y con los centros de internamiento para encontrar una solución definitiva «a medio plazo» en esa zona de Delicias.

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