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La implantación de Inobat en Valladolid, con una inversión final prevista de en torno a 3.000 millones de euros y con la previsión de crear 2.000 empleos directos, parece definitiva. No solo por un comunicado hecho público por la empresa en el ... que confirma que «los trabajos para desplegar una gigafábrica en España y, más concretamente, en Valladolid, pasarán ahora a un nivel de estudio más profundo y más especializado». Es que entre los pasos dados se encuentra la petición al Ministerio para la Transición Ecológica de que se realice una modificación puntual del plan de desarrollo de la red de transporte que garantice el suministro de energía que necesitará la fábrica.
Una petición que confirman fuentes cercanas al Ministerio y que incluye una previsión de capacidad reservada y de consumo medio de energía a lo largo de los próximos años, comenzando por 2025, fecha en que comenzaría la producción, y rematando en 2030, cuando la factoría debería estar completamente operativa. El plan de desarrollo de la red de transporte de energía eléctrica española, que se diseñó para el periodo 2021-2026, no incluía, como es obvio, la presencia de una fábrica de estas dimensiones en Valladolid, por lo que es necesario añadir en él esta modificación.
Lo más relevante de la notificación al Ministerio es que Inobat contempla que en 2025 ya podrá estar en funcionamiento. Una noticia que se complementa con otros pasos que se comenzaron a dar en su día. Así, el Ministerio de Industria, con la vallisoletana Reyes Maroto a la cabeza, informó a los eslovacos de las ayudas que podían recibir y de los plazos para ellas, toda vez que los fondos europeos tienen fecha de caducidad. Por otro lado, el Ayuntamiento de Valladolid inició el expediente que necesitarán cuando lleven a cabo la compra de las 80 hectáreas de terreno en las que se ubicará la factoría. El terreno, con propietarios particulares, el Sareb y el propio Ayuntamiento, es de uso agrícola y debería recalificarse en el Plan General de Ordenación Urbana como de uso industrial. La planta prevista contempla la construcción de ocho naves, con una superficie de 368.000 metros cuadrados.
Por si esto fuera poco, el intermediario clave en la operación, Andy Palmer, respondió recientemente en una entrevista en la BBC sobre las fábricas de baterías y la industria del automóvil en las islas que «los costes de la energía son mucho mayores en Reino Unido que en España, que tiene uno de los costes energéticos más bajos en Europa», lo que hace inviable la opción británica salvo que el Gobierno aporte una ingente cantidad de dinero, algo que no parece en disposición de hacerse. «Para poder competir, necesitarías compensar esa diferencia. Y la Unión Europea ha convertido la fabricación de baterías en una medida estratégica y ha puesto mucha atención en ella», añadía.
Estas declaraciones de intenciones coinciden plenamente, además, con las previsiones que manejó Tara Lindstedt, alta ejecutiva de la empresa, en la firma del protocolo con la Junta de Castilla y León en octubre del año pasado. Entonces anunció que comenzarían a construir la planta en 2024 para poder comenzar la actividad un año más tarde.
Los pasos y trámites que va superando Inobat esperan una resolución definitiva que no debería tardar mucho. Será el momento en el que públicamente asuman que su nueva sede se establecerá en Valladolid, un anuncio que se esperaba para finales de 2022 pero que se ha demorado por la complejidad de la operación.
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