Ni el gerente del bar Xtreet Coffe & Drinks de Valladolid, David Manso, ni los dos clientes que estaban tomando algo el pasado viernes por la tarde, a eso de las 16:30 horas, en este local del barrio de la Rondilla podían imaginar que iban ... a presenciar una situación de tensión y peligro como la que vivieron el 11 de agosto. Fueron tres y minutos y medio que jamás olvidarán y que terminaron de la mejor forma posible gracias al ingenio y a la capacidad de reacción del gerente que lleva al frente de este nuevo bar un mes.
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Ve de nuevo las imágenes de seguridad del local, aunque no le hace falta para recordar lo que pasó y lo que dijo segundo a segundo. «El hombre vino y se sentó en la barra, me pidió una copa pero no le alcanzaba el dinero y le ofrecí servirle un chupito. Luego empezó a enajenarse y mantenía una actitud que se veía que no estaba bien», recuerda Manso. Fue breve la conversación que mantuvieron, «me dijo tú no tengas miedo cuando vengan mis padres, pase lo que pase», palabras a las que el gerente en principio no dio más importancia.
El socio del local salió a la zona de mesas del bar y fue en ese momento cuando el hombre aprovechó para coger dos cuchillos que había tras la barra. «Me avisaron los dos clientes, de forma que me percaté enseguida de lo que pasaba», explica.
Lo primero que hizo fue llamar a la policía pero disimulando como si hablase con una amiga. «Lo primero que dije en bajo es tengo a una persona con un cuchillo en el bar y a partir de ahí disimulé hablando más alto y fingiendo que estaba en una conversación con una amiga», relata. «Tu mente te dice, vale esto ya está pasando y somos tres personas aquí dentro con alguien que tiene dos cuchillos y que no sabes cómo va a reaccionar, entonces actúas lo mejor que sabes».
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Así, haciendo símiles con las apuestas de la ruleta, pudo describir durante la conversación telefónica el color de la ropa del hombre. «Apuesta al rojo Julia, juega al 42 o al 44, que eso tú lo ganas con la gorra», dijo Manso al policía que le preguntaba la descripción física y la edad aproximada del individuo armado mientras acudían las patrullas. «Así, cuando llegase la policía sabrían quién era la persona armada a por la que tenían que ir directos, una que vistiera de rojo, con una gorra y que tuviera unos 44 años. Se trataba de facilitar al máximo su intervención».
Recuerda que fueron tres minutos y 37 segundos en los que logró mantener la calma y proteger a los dos clientes que permanecían en la parte del fondo del local. «Me repetía que estuviera tranquilo cuando llegaran sus padres, se ve que quería hacerles algo, me dijo que a mí no me iba a pasar nada, que me había portado bien con él», añade el gerente, quien solo conoce de vista al hombre que permanecía armado.
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«Pidió al matrimonio que se marcharan pero reaccioné diciendo que no, que les iba a invitar a una ronda porque eran habituales, aunque realmente lo que no quería es que pasaran por delante de él por si pudiera hacerles algo, porque entonces ahí no tienes tiempo de nada», explica Manso, quien le pidió en reiteradas ocasiones que dejase los cuchillos para olvidar lo que había ocurrido, aunque el hombre no hizo caso. Recuerda que una mujer pasó por delante de las cristalera del bar en ese momento. «Ella no se percató de lo que estaba sucediendo y afortunadamente no entró, pero él dijo bien alto 'como entres te apuñalo' y ya inmediatamente después apareció la policía», continúa.
La escena fue de película y ni David Manso ni los dos clientes la olvidarán jamás. «Antes de entrar, uno de los agentes de policía le apuntó con la pistola y dio la orden clara de que tirase los cuchillos y al ver que no atendía a sus instrucciones, al segundo, entraron», cuenta. Dos agentes de paisano y otros dos uniformados apoyados por defensa policial y escudo lograron reducirlo. «Eso sí, el hombre no solo no tiró el cuchillo en ningún momento y eso que se lo repitieron más de diez veces, no solo eso sino que cuando le estaban reduciendo entre los cuatro, trató de apuñalar varias veces a uno de ellos, no le dio de milagro. Pero le dieron todas las opciones para que la intervención fuese lo menos violenta posible», dice Manso, quien bajó la reja de inmediato una vez que el hombre estaba en el suelo, ya desarmado y sin libertad de movimiento.
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El aviso de un hombre armado en el interior del bar provocó además el corte de las calles Tirso de Molina y Portillo de Balboa. «No cabía un coche de policía más y esto se llenó de personas que querían saber qué pasaba, la verdad que los agentes hicieron un trabajo excelente», señala el gerente de 39 años, quien lamenta que, al día siguiente, el hombre que estuvo en el interior de su negocio armado con dos cuchillos «estuviera en la calle, incluso le vi por el barrio de nuevo».
El gerente denunció esa misma tarde los hechos en la Comisaría de la Policía Nacional, donde le solicitaron las cámaras de seguridad en las que se registra toda la secuencia, desde que entra el hombre hasta el momento en el que coge el arma y es posteriormente reducido.
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Poco después de lo sucedido, el bar recuperó la actividad con normalidad. «Ni ha sido un atraco como hemos oído ni mucho menos un ajuste de cuentas, ha sido una persona que ha entrado aquí como le podía haber pasado a cualquiera, lo importante es saber reaccionar ante algo así y tratar de mantener la calma para que la situación no se ponga más tensa y peligrosa y como pasó esta vez, que los tres saliéramos ilesos».
El individuo quedó en libertad con cargos el sábado a la espera de juicio por dos delitos; uno de amenazas graves y otro por atentado contra agentes de la autoridad.
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