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Con la llegada del otoño y el invierno se intensifican las infecciones respiratorias en los niños. Aunque este es un año raro donde el aislamiento y las mascarillas variarán las estadísticas. De hecho, en estas fechas otros años ya se registraban los primeros ingresos por ... causas respiratorias. Y «si habitualmente son un quebradero de cabeza para padres y pediatras, este año, en mitad de una pandemia por coronavirus, lo serán aún más». Por ello, la Unidad de Urgencias Pediátricas del Hospital Río Hortega trata de ayudar a la población a «distinguir y manejar algunas de estas enfermedades», explica el especialista Roberto Velasco. El peso de estas patologías en urgencias de los hospitales es muy alto, los datos de entre 2013 y 2019 apuntan a más de un 23% del total de consultas –solo este hospital atiende a 23.000 pequeños al año en este servicio– entre el catarro común (17,4%), los broncoespasmos (4%) y la bronquiolitis. Los datos más recientes, entre el último diciembre y febrero de este año, lo elevan al 24%, el 5,2% y el 3,7%, respectivamente. Es decir, que casi acaparan el 33% de las consultas en los servicios de Urgencias infantiles. También son muy frecuentes en Atención Primaria: los registros de la Red Centinela apuntan a una demanda del 15% en las consultas.
En los catarros, lo habitual es el dolor de garganta, la tos, mucosidad y, si hay fiebre, suele durar dos o tres días; pero cuando un niño tiene gripe, la temperatura suele ser más elevada y presenta decaimiento y malestar general. Los más mayores suelen padecer dolor de cabeza y muscular.
En cuanto a la covid-19, suele manifestarse con cuadros leves de tos y febrícula. Si hay pérdida de olfato y gusto es un síntoma muy determinante y también pueden darse cuadros de diarrea, dolor muscular y sensación de falta de aire. Aunque «en los niños estos síntomas de coronavirus son de lo más variado», destaca este facultativo, que también es secretario de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría.
El doctor Roberto Velasco explica es muy habitual entre los padres preguntarse «por qué su hijo o hija desde que empezó la guardería, está enfermo casi todas las semanas. ¿No tendrá algún problema con las defensas? La respuesta es que no. Es completamente normal. Cuando un niño nace, tiene los anticuerpos que le ha pasado su madre a través de la placenta. Ahora todo el mundo sabe lo que son, sistemas de defensa del cuerpo específicos para gérmenes concretos, que se desarrollan cuando se ha entrado en contacto con el germen al menos una vez. Es decir, al nacer estamos inmunizados contra las infecciones que haya pasado nuestra madre», destaca. Esos anticuerpos duran entre cuatro y seis meses. Después, desaparecen. Así, «empezamos de cero en el contador de enfermedades, y por eso nos vacunan, para que no tengamos que pasar por una meningitis meningocócica o una polio para estar inmunizados contra ellas. Pero en cambio, hay decenas de virus que causan cuadros de escasa gravedad, y para los que no nos vacunamos. Esos virus, cuando el niño se pone en contacto con otros pequeños de su entorno, empiezan a circular entre ellos», destaca el doctor Velasco. De esta forma, «el niño estará malo unos días, se le pasará y comenzará otro ciclo cuando vuelva a la guardería. Así, sucesivamente durante los dos primeros años de escolarización. Es habitual que en el primero de guardería tenga una infección casi a la semana».
Si hay una infección típica de la época invernal en niños, esa es la bronquiolitis aguda. Ahora, «todos escuchamos cómo los hospitales y las Unidades de Críticos están colapsados por el coronavirus; pero nosotros, los pediatras, cada diciembre y enero vemos colapsar nuestras plantas y UCI por esta enfermedad». Solo en la Zona Oeste de Salud suponen un 5% de los pacientes que se ven en urgencias durante esas fechas, y más del 30% de los ingresos en esos dos meses. Solo el Río Hortega ingresó, en 2019, 676 menores, lo más frecuente fueron las bronquiolitis y el asma.
¿Y qué es la bronquiolitis? «Pues como todas las 'itis' –explica– una inflamación, en este caso de los bronquiolos. El aire entra en los pulmones por los bronquios, uno para cada lado. Dentro, el bronquio se va dividiendo en bronquios cada vez más pequeños, como las ramas de un árbol. Las últimas, las más delgadas, son los bronquiolos. Es decir, aunque suenan muy parecido, los bronquios y los bronquiolos no son lo mismo. Por lo que las bronquitis y las bronquiolitis tampoco lo son. Esta diferencia es muy, muy importante». La bronquiolitis se produce por la infección de un virus, el más frecuente de ellos es el VRS (Virus Respiratorio Sincitial). Este aparece típicamente alrededor de las Navidades y afecta sobre todo a los niños en su primer año de vida. «Se supone que es el primer episodio de dificultad respiratoria en un lactante», explica. Es decir, «uno no puede tener varias bronquiolitis en su vida, sino solamente una. Todo esto, no impide que más adelante pueda tener otros episodios de dificultad respiratoria, pero la causa será otra», aclara este pediatra.
En cuanto a los síntomas, explica el equipo del Río Hortega que «habitualmente, el VRS primero causa un cuadro catarral, de infección de vías altas». Así, el niño presenta tos, mocos, conjuntivitis y, en ocasiones, fiebre. Los primeros días, no puede diferenciarse «una bronquiolitis de cualquiera de los cien cuadros catarrales que se cogen cada invierno los niños. Es a partir del tercer o cuarto día cuando comienzan los síntomas habituales de la bronquiolitis». Ahí se empiezan a inflamar los bronquiolos, «llenándose de moco y de células muertas y, como son muy finos, a nada que se acumulan secreciones en ellos, al niño le cuesta respirar». En ese momento, los síntomas que pueden observar los padres son «que el niño respira más rápido, usando músculos que habitualmente no utilizamos para respirar. Por eso, puede observarse que se le marcan las costillas o que se hunde el espacio entre abdomen y pecho con cada respiración. Es lo que llamamos 'tiraje'. Además, el niño empieza a estar más irritable y puede no querer el chupete o el biberón porque necesita abrir más las vías respiratorias», describen.
Tratamiento
¿Y qué se puede hacer? «Pues ahí está el problema. En realidad, prácticamente nada. Para la bronquiolitis se han probado muchos tratamientos, todos sin eficacia». Dado que los síntomas coinciden con los de la bronquitis y el asma, habitualmente el médico administra la misma terapia. Por ello, «sigue siendo frecuente que a un lactante con bronquiolitis su médico le recete salbutamol (el famoso Ventolín) porque 'le oye pitos'. La realidad es que todas las guías y protocolos mundiales que se han publicado en los últimos cinco años, desaconsejan esta medida porque, aunque se oigan esos 'pitos', la causa es completamente distinta», apunta Velasco.
Por eso, ahora en Urgencias de Pediatría del Río Hortega, «no pautamos estas medicaciones. Desde hace cinco años, hemos ido desarrollando campañas para reducir el uso de estos medicamentos en la bronquiolitis y hemos bajado desde más de un 50% de pacientes que lo recibían, a menos del 3%. No somos los únicos, en Madrid y País Vasco, por ejemplo, se han desarrollado campañas similares en los últimos años con igual resultado». Pero «más importante que cualquier campaña que hagamos entre pediatras, es el poder explicar a los padres por qué no se debe poner una medicación».
No obstante, precisa, «hay otras medidas que pueden ayudar a que el pequeño se encuentre mejor». Así, los pediatras aconsejan lavados nasales como una de las medidas más útiles: «Quitarle al niño las secreciones que tiene en su nariz y garganta, ayuda a disminuir parte del esfuerzo respiratorio que tiene que hacer. Para ello, puede utilizarse suero fisiológico tantas veces como sea necesario».
Además, «los padres observarán que cuando el niño tiene bronquiolitis come peor. Lo que sucede es que el estómago y el pulmón izquierdo están muy juntos. Así, cuando toma mucha cantidad y llena el estómago, al pulmón izquierdo le cuesta más llenarse de aire y, cuando está fatigado, es perder un recurso». Por eso, «el propio niño opta por autorregularse y tomar menos cantidad. Lo que hay que hacer es ofrecerle más tomas, con más frecuencia, pero de menor cantidad», explica.
Si aún así el niño se encuentra muy fatigado, «si se le nota muy apagado, no come ni la mitad de lo habitual, en ese caso debéis debe acudirse al centro de salud o incluso a Urgencias». La situación puede requerir incluso hospitalización «si el esfuerzo respiratorio es importante y el menor no consigue, pese a todo, mantener una buena concentración de oxígeno en sangre». Su ingreso permite «administrarle aire con más concentración de oxígeno de lo normal, o bien con algún aparato que le aporta el aire con más presión, para que no sea él quien tenga que hacer todo el esfuerzo para introducirlo en los pulmones».
Duración
¿Y cuánto dura la infección? «Bueno –aclara el doctor Velasco– si lo habitual es que los síntomas catarrales duren dos o tres días y luego aparezca la dificultad respiratoria, lo normal es que esta vaya en aumento durante otras tantas jornadas, hasta llegar al pico de máxima gravedad del cuadro. Este pico puede ser simplemente un poco más de esfuerzo respiratorio en un niño que, por lo demás, está perfectamente en su casa o puede significar necesitar un ingreso y soporte ventilatorio. El problema es que no se puede prevenir, y tampoco se puede predecir. Solo se puede estar atento a los signos que hemos comentado, y consultar cuando aparezcan».
«Una vez alcanzado el pico, –añade– los niños comienzan a mejorar lentamente, y en unos cinco a siete días suelen estar ya recuperados».
Y la prevención es básica en esta como otras enfermedades. Para evitar que los niños tengan bronquiolitis, «hay cosas muy sencillas que podemos hacer: evitar fumar en las casas donde haya menores, lavarnos las manos siempre antes de manipular a los lactantes y limitar las visitas que reciben los recién nacidos y bebés en sus primeros meses de vida».
«Este año, con las medidas de precaución, vamos a ver muchas menos bronquiolitis. Así ha sucedido en los países del hemisferio sur, que ya han pasado su época epidémica».
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