Indignación en la hostelería de Valladolid ante su cierre

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Antonio G. Encinas

Durante estos últimos meses han ido y venido normas y restricciones dirigidas específicamente al sector hostelero y las inversiones realizadas por muchos de ellos ahora les llevan a pensar que no han servido para mucho. «La hostelería ha tomado todas las medidas para evitar este cierre y tenemos la sensación de que no han servido para nada», explica Pablo Pérez, del bar La Central.

Propietarios y personal tendrán que volver a sus casas, lo que les parece «muy injusto porque habíamos adaptado todo y ahora se nos obliga a cerrar de nuevo», apunta José Luis Castrillón, del bar El Largo Adiós. «No sabemos hasta cuándo podremos sostener esta situación».

Son muchas las familias que dependen de la hostelería y el dinero invertido para cumplir las normas impuestas no lo van a recuperar. «Estamos en una facturación menos del 50% respecto a la del año pasado y yo tengo que comer», destaca Álvaro Nieto, del bar y restaurante El Establo. A juicio de Raquel Marbán, propietaria del bar Kalathos, la situación «es muy complicada, solo tengo ganas de llorar ante el destrozo que se está haciendo a la hostelería. Además, somos los útlimos en enterarnos de las medidas que se toman en relación a nuestra forma de ganarnos la vida».