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Lo bueno vuela rápido. Y el resto también se termina colocando, aunque cueste un poco más. Lo confirman en el sector. El mercado de viviendas ... de alquiler en la capital vallisoletana continúa al alza, con un repunte destacado desde mayo, cuando las ventas, que habían ido como un tiro hasta entonces, comenzaron a estancarse. En un año, el precio para arrendar un piso en la ciudad ha crecido más del 3% y la tendencia apunta a que este incremento seguirá en los próximos meses.
Los diferentes portales inmobiliarios que mantienen actualizados los datos sitúan el coste medio en Valladolid entre 7,4 y 8 euros el metro cuadrado. Así, por un piso con dos habitaciones y de unos 70 metros se pagarían entre 518 y 560 euros. «Hay escasez de producto, se alquila todo y rápido, en 25 años que llevo en esto nunca había conocido este auge», asegura Luis González , de Metro Inmobiliaria.
Desde que se independizó, hace ya dos años y medio, Pablo Conde, profesor de Primaria en el Colegio La Enseñanza, ha vivido de alquiler en dos pisos. Primero, en Los Santos-Pilarica junto con su expareja. Ambos residían en una vivienda amueblada por la que pagaban 580 euros mensuales, con garaje y trastero incluidos.
Desde el pasado mes de enero, lo hace solo en un coqueto apartamento en la céntrica calle Juan Mambrilla. El presupuesto ha subido hasta los 650 y ahora tiene que asumirlo íntegro, pero este maestro de 27 años lo tiene claro: «estar en el centro de la ciudad y poder ir andando al trabajo es calidad de vida», sostiene. Su sueldo, 1.700 euros mensuales, le permite pagar esa renta algo más elevada y que le obliga a ajustarse. Eso sí, ahorra por otro lado: la gasolina de los desplazamientos o la comida, de la que ahora puede disfrutar con tranquilidad en su casa, situada a tres pasos del centro educativo en el que imparte clase.
Pablo es un experto en esto de buscarse una casa. Ha buceado horas en los portales inmobiliarios y saca sus conclusiones. «Lo que más me sorprende es lo que duran las mejores viviendas; a las cinco de la tarde ves un piso que te gusta por su ubicación, precio y estado y a las ocho ya no está», relata. Su experiencia también le permite asegurar que las viviendas con mejores prestaciones, en general, son las que no están amuebladas. Cuando se busca una casa preparada para entrar a vivir la cosa cambia. «Ahí es cuando aparecen esos típicos pisos de la abuela», apunta.
Él entro en el apartamento de Juan Mambrilla prácticamente con sus cosas personales. «He comprado una tele más grande y una mesa de escritorio, porque meto muchas horas en ella; pero por lo demás el piso estaba perfecto», explica.
Su casero es amigo de la familia, un socio de su padre y eso a él también le da tranquilidad en todos los sentidos.
¿Ha valorado la compra ahora que tiene un trabajo fijo? «A ver, pensar sí que lo he pensado, pero todavía no me lo puedo permitir», reconoce. Sin embargo, ese objetivo no le quita el sueño. Ahora disfruta de su propio hogar. Ya llegará. Tiempo al tiempo.
Ahora, en agosto, el mes previo al inicio de curso, es cuando se firman muchos de los contratos. «Lo que más se demanda son pisos de una o dos habitaciones en centro o semicentro y el perfil es el de gente joven: estudiantes y trabajadores de fuera que llegan a la ciudad para hacer una carrera o para incorporarse a un nuevo empleo», añade el profesional, quien subraya que el cliente cada vez es «más exigente», aunque todavía mande el presupuesto del que se dispone.
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«Ya no valen esas casas con muebles del 'Cuéntame' o en estado deficiente», comenta. Los inquilinos prefieren un piso que presente buenas condiciones, aunque esté algo más alejado. De hecho, en municipios del cinturón de la capital, como Arroyo de la Encomienda, donde hay más oferta de construcciones nuevas o seminuevas, ya se están pagando precios similares a los de la ciudad.
En esta localidad, el incremento en un año ha sido del 9,2% y ha dejado el metro cuadrado a 7,2 euros. Menos atractivo para los que buscan un hogar en renta es Laguna de Duero, a pesar de que también está muy cerca de la capital. Aquí el coste ha caído el 7% en los últimos doce meses y se pagan de media 6,4 euros.
Las estadísticas ofrecidas por Idealista, la única página que desglosa la situación por barrios, localiza los más caros en el cogollo de la capital. Es la única zona en la que, sin embargo, se ha rebajado el coste el 1,1% desde julio de 2022 hasta fijarlo en 8 euros por metro cuadrado. Le siguen los barrios de Hospital (7,7) y La Victoria (7,6). En Campo Grande-Arco de Ladrillo y Rondilla-Santa Clara el precio medio de 7,5.
A Víctor Badás, electricista industrial, la situación se le complicó con el divorcio. De un día para otro se vio obligado a dejar la vivienda familiar y a buscarse un piso con urgencia. Es lo que tienen las separaciones. Con un hijo pequeño por el que tiene el que pasar la obligatoria pensión alimenticia y un sueldo que ronda los 1.100 euros mensuales los aprietos estaban asegurados. Su presupuesto 'maximísimo' cuando se puso a buscar vivienda eran los 400 euros. Miró y remiró. «Había cosas pero en condiciones pésimas», relata. A eso se sumaban fianzas, el pago a la inmobiliaria... mucho dinero que no tenía.
El régimen de visitas de su hijo, además, le impedía compartir. Necesitaba una casa para él y su vástago. Primero alquiló un apartamento por 410 euros en la Rondilla.
Hasta que se enteró de que el Ayuntamiento tenía en marcha el programa ALVA de alquiler a precios limitados. «Les conté mi situación personal y me dijeron que tenía que esperar porque en ese momento no había nada libre», explica.
Pero su caso quedó grabado en el personal que le atendió en las oficinas de la Sociedad Municipal de Suelo y Vivienda (VIVA). Pasado un tiempo, recibió una llamada que traía buenas noticias. Y, sobre todo, un desahogo económico vital para él. «Es la primera vez en mi vida que me veo arropado por una Administración, en este caso por el Ayuntamiento, no puedo estar más agradecido», recalca.
Ahora Víctor reside en un piso de la calle Faisán, en el barrio de Pajarillos. Setenta y cinco metros cuadrados con tres habitaciones y una renta mensual de 240 euros al mes. De esta manera, este joven trabajador puede atender todas sus obligaciones con menos presión.
«El piso está fenomenal, yo pago al Ayuntamiento y este al propietario, el trato con el personal de VIVA es excelente y están pendientes de todo», subraya. Problema solucionado.
Las zonas más baratas, siempre según este informe, son los barrios de Delicias (6,5 euros el metro cuadrado) y Huerta del Rey (6,3). Este portal ofrece, a día de hoy, 657 referencias de viviendas para alquilar.
Fotocasa, por su parte, recoge precios medios para diferentes tipos de pisos en Valladolid. Así, la renta media de un estudio o apartamento de una habitación se sitúa en 627 euros, mientras que en el caso de las casas más grandes, con tres estancias o más, se pagan a partir de los 722.
Mónica Muro, directora de A&M Consultora Inmobiliaria, corrobora el repunte del alquiler tanto en oferta como en demanda. «Hay bastante actividad, las ventas de pisos se han resentido algo en los últimos meses, pero en el alquiler, no», asegura esta experta, que en su negocio ya tiene a una persona únicamente para atender a futuros inquilinos en busca de hogar.
Muro destaca que en este sector los clientes «van a precio», salvo excepciones de familias o profesionales con un poder adquisitivo más desahogado que se pueden permitir viviendas más caras por su ubicación, estado y prestaciones. Entre 500 y 600 euros «como mucho» es el límite que se marca la gran mayoría de los que optan por vivir de alquiler a la hora de buscar una casa. Se trata de personas jóvenes con sueldos muy ajustados y aún sin capacidad de ahorro para meterse en una compra.
Destaca esta profesional que ese tope es hoy más infranqueable para esas economías más débiles ante las subidas del recibo de la luz y a la inflación de los precios en general, un cóctel que ahoga a muchos, más a los jóvenes.
Hay alternativa al mercado libre. El Ayuntamiento ofrece el programa público de alquiler ALVA para facilitar vivienda a esas personas que pasan más apuros. La sociedad VIVA actúa de intermediario entre arrendador y arrendatario con ventajas para las dos partes. Al inquilino se le garantiza un precio que oscila entre 200 y los 450 euros al mes y un estabilidad de la renta durante el tiempo de contrato, además de asesoramiento ante cualquier problema. Al propietario, el ingreso puntual de la mensualidad, un descuento del 50% en el IBI y un seguro multirriesgo que incluye los actos vandálicos.
A día de hoy se han formalizado más de setenta contratos con este plan municipal, con el que se busca poner la cosas más fáciles a los que el sueldo no les da para encontrar un hogar en el mercado libre.
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