

Secciones
Servicios
Destacamos
Cintia –nombre ficticio– tiene 35 años y hace dos empezó a ejercer a prostitución. Fue todo «muy rápido». Estaba en su Ecuador natal y quería « ... cambiar de vida». Dice que fue ella, por iniciativa propia, quien pidió a una amiga que le contactara con «algún conocido y que me trajera a España para ejercer la prostitución». Así fue. Desde entonces, cada poco tiempo cambia de ciudad «porque los clientes quieren cosas nuevas». A Valladolid, por ejemplo, llegó hace tres semanas. En unos días marchará al sur. «Esto funciona así, vas cambiando de ciudad porque si estás mucho tiempo en un sitio, al final los clientes te acaban conociendo y quieren cosas nuevas», reconoce. No quiere ni oír hablar de palabras como 'chulo' o 'proxeneta'. Cree –o al menos así lo verbaliza– que no es así, que es un «hombre bueno que se preocupa por nosotras y nos gestiona el trabajo». Todo, pese a que admite que cuando se prostituía en un burdel, esta persona se llevaba un beneficio económico –en torno al 40%–. En la actualidad, desarrolla esta actividad en un piso particular, ella sola. Sin una 'madame' que la controle. «Con todo esto de la pandemia, los clubes de alterne prácticamente ya no existen; estamos todas metidas en casas particulares, donde todo es más fácil», comenta.
Asimismo, cuenta que la covid está pasando factura al sector. «Hay muchos menos clientes y con menos frecuencia, también ha bajado mucho el número de taxis... Y todo eso al final se nota», incide Cintia, que también confiesa que antes de la pandemia realizaba «muchos más servicios». «Ahora puedo sacar unos 3.000 euros mensuales y antes, cuatro o cinco mil», continúa. Explica que ahora todo ese dinero es íntegro para ella. «Antes, esta persona se llevaba una parte, pero ya no, no tengo una deuda que pagarle».
«En esta profesión es imposible mantener la distancia de seguridad y de higiene. Intentas evitar dar besos, pero el contacto es inevitable», señala Cintia, que destaca que «los clientes no vienen con mascarilla ni parece que les preocupe contagiarse, porque si no no vendrían, pero a nosotras claro que nos preocupa». «Si ya de por sí es incómodo mantener relaciones con alguien que no te atrae, en plena pandemia más, porque es imposible estar en el acto con mascarilla. Una vez un cliente lo intentó y al final tuvo que quitársela».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.