Jennifer Álvarez todavía tiene el susto en el cuerpo después de lo que vivió en su piso, del número 89 del paseo Juan Carlos I, en la madrugada del sábado al domingo. «Estábamos dormidos y a las tres de la mañana me despertó mi chico ... diciendo que había un incendio. Cuando abrí los ojos, vi fuego por la ventana y me asusté un montón. Pensaba que se me quemaba la casa», explicaba esta joven que, minutos después de despertarse de una manera tan traumática, supo lo que había sucedido. «Un imbécil que pasaba por la calle debió prender un colchón que llevaba tirado una semana al lado del contenedor y el fuego afectó a los cables de la fachada, que también se empezaron a quemar», añadía Jennifer aún con la voz temblorosa.
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Las llamas no fueron lo único que alertó a esta vecina del primer piso de que debajo de su casa había un incendio. «He visto mi balcón lleno de llamas. Estábamos en la habitación que da a esa parte de la casa y entraba todo el humo. Nos estábamos asfixiando dentro», indicaba esta mujer, que al ver el fuego tan cerca llegó a temer por su propia integridad. «Lo que me daba miedo es que el fuego estuviera debajo de casa y que estuviéramos atrapados», indicó.
En Pajarillos no se hablaba de otra cosa en la mañana del domingo y uno de los vecinos del portal de al lado aseguró que los cables generaron tal estruendo al quemarse que llegó a pensar que en la calle sucedía algo mucho más grave que el incendio de un colchón. «Me desperté con el ruido. Fue tan fuerte que llegué a creer que eran disparos, pero luego me di cuenta de que era un incendio. Cuando me asomé, vi a los Bomberos y respiré tranquilo», indica este vecino del paseo Juan Carlos I.
Un suceso que repite en la ciudad
La actuación de los Bomberos evitó que el fuego se propagara por el bloque de pisos ubicado sobre el lugar del incendio, pero los efectivos desplegados no pudieron salvar los cables del teléfono y de la luz ubicados en la fachada, donde había anidado una pareja de gorriones. Una de las vecinas que pasaba por ahí y vio las cenizas en el suelo rápidamente cayó en la cuenta. «¿Qué habrá sido de los pajaritos?», se preguntaba esta mujer, que se puso a buscar por el suelo en busca de los polluelos y ahí, junto al contenedor, halló el cuerpo inerte de uno de ellos. «Qué pena. Pobres animales», se lamentaba la mujer, que pronto cambió el discurso para quitar dramatismo a la escena. «Lo importante es que no le ha pasado nada a nadie», añadía.
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Al final, todo quedó en un susto. Daños materiales, la pérdida del suministro eléctrico durante tres horas para 18 clientes de Iberdrola y problemas en la fibra de Internet para los vecinos, que esperan que se logre dar con el autor. «Hay una cámara de un comercio que apunta justo al lugar en el que se inició el fuego. A ver si la Policía puede encontrar al que ha hecho esto porque podía haber causado una desgracia», apuntaba un vecino del barrio.
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