Huye de una pelea y circula drogado con 105 gramos de cocaína ocultos en su furgoneta

La llamada de un testigo alertando de una pelea entre dos mujeres registrada en la madrugada del domingo en la calle Gavilla de Huerta del Rey estuvo en el origen de una sorprendente operación policial que concluyó con uno de los presuntos implicados en la agresión, R. S. J., de 45 años, ingresando dos días después en la prisión provincial acusado, entre otros, de un delito contra la salud pública.

El sospechoso protagonizó inicialmente una «peligrosa huida» de dos patrullas de las policías Local y Nacional, en la que estuvo a punto de arrollar a varias personas y en la que acabó embistiendo con su furgoneta a los vehículos policiales antes de ser interceptado en las inmediaciones de la plaza del Milenio de Valladolid.

El conductor, en cuyo historial figuraban nueve antecedentes policiales, en su mayoría por tráfico de estupefacientes, fue detenido inicialmente por un delito de desobediencia grave y por dos delitos contra la seguridad vial, uno por la persecución que protagonizó minutos antes y otro por dar positivo en consumo de cocaína y THC (cannabis). Los agentes, además, le sancionaron por posesión de hachís, que él mismo llevaba encima. Con él iban dos varones más y una mujer. A uno de ellos se le multó a su vez por posesión de una papelina de cocaína.

Pero la intervención no concluyó ahí. Los agentes, por un lado, intentaron averiguar lo ocurrido en la pelea previa, por la que comenzó la persecución y, por otro, intervinieron la furgoneta para ser registrada dados los antecedentes del conductor y la droga intervenida a dos de sus ocupantes.

Y la sorpresa llegaría unas horas después, cuando la furgoneta fue inspeccionada con un perro adiestrado en la detección de droga y el can señaló una oquedad del vehículo, un agujero (o caleta en argot policial) escondido en el chasis en el que localizaron un paquete de 105 gramos de cocaína envasada al vacío, dos básculas con restos de la misma sustancia, una bolsa de plástico con recortes circulares y un ovillo de cuerda fina. Los tres últimos objetos estarían destinados a la elaboración de papelinas para la venta al menudeo de la droga. Los agentes estiman que hubiera podido elaborar más de medio millar de dosis (a razón de 0,2 gramos por papelina) y obtener 6.400 euros por ellas (a 12 euros la dosis).

Así que el sospechoso, R. S. J., que el lunes salió en libertad con cargos por los primeros delitos (vinculados a la persecución y al positivo en consumo de drogas), volvió a ser detenido al día siguiente, el martes, e ingresó en prisión al día siguiente por un delito contra la salud pública.

Y, ¿qué ocurrió con la pelea que dio lugar a la operación? Pues los agentes acudieron al escenario inicial, en la calle Gavilla, donde el testigo situó la pelea y avisó de que los agresores habían huido en una furgoneta blanca, con la que se cruzó en un primer momento una patrulla de la Policía Nacional, a la que se sumó poco después otra de la Local, para dar inicio a una vertiginosa persecución por la calle Rigoberto Cortejoso y la avenida de Salamanca, donde el conductor se saltó un semáforo en rojo y obligó a salir corriendo a varios peatones que atravesaban la avenida. El caso que en la calle Gavilla localizaron posteriormente a una mujer, que presentaba cortes y magulladuras en la cara, pero que declinó denunciar lo ocurrido. Algunos testigos, eso sí, apuntaron a que otra mujer, la que viajaba en la furgoneta interceptada, la había golpeado antes de huir junto a tres hombres, también implicados en la pelea. Ella también tenía arañazos y magulladuras, pero aseguró que eran anteriores y que no sabía nada de la pelea.

Así que la pelea inicial se saldó sin detenidos, aunque sí con varios identificados, pero no tendrá mayores consecuencias toda que la presunta víctima, la mujer localizada en Gavilla, declinó denunciar lo ocurrido y advirtió literalmente de que «no quería saber nada de los policías», según han relatado fuentes de las policías Local y Nacional.

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