Valladolid
El hotel comprado por Barceló, referente de lujo para empresarios, actores y torerosValladolid
El hotel comprado por Barceló, referente de lujo para empresarios, actores y torerosEl Hotel Felipe IV abrió sus puertas en el año 1958 en la calle Gamazo de la capital vallisoletana como uno de los establecimientos de mayor amplitud en cuanto a número de habitaciones y salones, así como por su cantidad de servicios ofertados. Fue exactamente ... el 8 de abril cuando autoridades civiles y militares asistieron a la bendición del establecimiento por parte del arzobispo de entonces, José García y Goldaraz, tal y como recogía El Norte de Castilla en la página 5 de su edición del día siguiente. Sin embargo ,esta inauguración fue con la denominación de Hotel Felipe II, que es como se estrenó, pero una demanda del Hotel Felipe II de El Escorial motivó el cambio de marca en 1965.
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El turismo y los viajes de negocios empezaban a multiplicarse en la ciudad liderados por directivos e interesados por la marca del rombo en pleno momento de la licencia de fabricación del Renault 4CV -entre 1953 y 1958- en la novedosa y moderna factoría vallisoletana, pero también por todos los recursos culturales y patrimoniales encabezados por la historia de la capital, el auge del Museo Nacional de Escultura e incluso la propia Semana Santa. Y las necesidades hoteleras también se incrementaban ante una oferta liderada entonces por el lujoso Hotel Conde Ansúrez (esquina María Molina con Doctrinos), que compartía espacio con otros seis anteriores como el Hotel Moderno y el Hotel Madrid (Plaza Mayor), el Hotel Español (calle Pasión), el Hotel Imperial (calle Peso), el Hotel Francia (calle Teresa Gil), el Hotel Inglaterra en María de Molina y el Hotel Roma (atrio de Santiago).
Pero los lujos de un hotel moderno hicieron del Felipe IV un referente porque, como anunciaban sus propias promociones, nació un establecimiento desde el comienzo con ascensor a todas las plantas y baño en todas las habitaciones que incluía agua caliente, elemento de higiene que no disponían todos los hoteles de la época como algo básico en sus servicios hasta la fecha. Es más, este hotel ofrecía un servicio de discreción y comodidad a sus huéspedes dado que tenían un servicio de coche privado en la Estación del Norte para recibir y trasladar a todos sus clientes que lo requiriesen. Tantos lujos en una ciudad de provincias motivó ser especialmente atractivo además de por diplomáticos, por numerosos profesionales del teatro y de toreros.
Tal fue la buena fama que adquirió este hotel que en sus primeras semanas de apertura acoge el mismísimo rodaje de la película 'Una muchachita de Valladolid' protagonizada por Alberto Closas y Analía Gadé. Fue exactamente cuando Patricio llega a la capital vallisoletana y se aloja en el entonces Felipe II siendo atendido en recepción. Confirmando su reserva, pregunta: «¿Aquí hay algo que ver?», a lo que contesta el recepcionista: «¡Maravillas!» a lo que continúa sobre el sacro espectáculo de Semana Santa que está aconteciendo en esos días en la ciudad con las afamadas procesiones. El torero Curro Romero, por ejemplo, también era otro de los habituales que se alojaban en este céntrico hotel.
Pasados pocos años empezaron a echar el cierre establecimientos hoteleros como El Moderno, Conde Ansúrez o Francia lo que situó al Felipe IV en uno de los mejores y más posicionados de la ciudad. Una situación de demanda, además, que fue aprovechada por otro grupo de empresarios que para abrir en 1969 el Hotel Olid de la cadena Meliá, en la plaza San Miguel.
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En la actualidad, coincidiendo con el 65 aniversario de estas instalaciones, Barceló Group anuncia la adquisición del Felipe IV, cuya marca está consolidada dentro del sector local, regional y nacional hasta el punto de que los propietarios hasta el momento siempre han intentado tener un establecimiento a la altura de su situación y categoría de 4 estrellas por lo que ha sufrido numerosas reformas que también se han hecho visibles en la fachada: desde sus comienzos con un edificio de ocho plantas -la primera son salones y el resto habitaciones- con balcones hasta el cierre de los mismos para ganar espacios para las habitaciones y, en la actualidad, un edificio de carpintería dorada de aluminio con un gran vestíbulo que a buen seguro la nueva propiedad hará suyo con su reconocida imagen de marca de Barceló.
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