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Hasta ocho agentes de la Policía Nacional de Valladolid han declarado como testigos en el juicio contra Sendoa Bayón Berganza, cocinero del bar Rincón de ... Sei y acusado de tráfico de droga al menudeo en el establecimiento hostelero que regenta su madre en el barrio de Parquesol. Ocho declaraciones para detallar la investigación de la Nacional contra el cocinero y en las que se han ratificado al ver cómo Sendoa Bayón «completó tres intercambios de sustancias por dinero» entre octubre de 2021 y febrero de 2022. «Se han practicado numerosas vigilancias y se han levantado tres actas de intervención», ha apuntado uno de los agentes.
En todas ellas, según han afirmado los policías, estos visionaban cómo Sendoa intercambia envoltorios por dinero a terceros. Compradores que luego eran identificados por los policías y en los que «sin lugar a duda» se hallaba la droga.
Unos hechos que el acusado ha desmentido en la Audiencia Provincial de Valladolid al declarar que todas las sustancias intervenidas en los registros efectuados en febrero de 2022 «eran para autoconsumo». «Nunca he proporcionado sustancias a nadie. Compraba cada cinco días y era para mí», ha reconocido el acusado, pues «consumía de todo, todos los días (ahora está en tratamiento de desintoxicación con un programa de Cruz Roja)».
De todo el dispositivo de vigilancia sobre Sendoa, la Policía «solo» pudo interceptar a tres compradores. Uno de ellos fue el 22 de octubre de 2021, cuando aprehendieron un envoltorio de plástico blanco anudado a G. B. tras ser seguido por la Policía Nacional. Un intercambio en el que este le entregó a Sendoa «al menos un billete de 50 euros» en las inmediaciones de su domicilio para luego abandonar la zona en autobús. Unos hechos que el propio comprador, llamado a declarar por el letrado de la defensa, reconoció. «Me facilitó la sustancia (cocaína). Le entregué 50 o 60 euros. También ha sucedido en otra ocasión», ha declarado el comprador.
Los otros dos identificados (M.P. y R.E.) en la compra de sustancias, por su parte, negaron los hechos y afirmaron que nunca adquirieron droga a Sendoa Bayón.
Esos dos encuentros sucedieron el 24 de noviembre de 2021 y el 4 de febrero de 2022. En la primera ocasión, interceptaron a M.P., amigo de Sendoa, con dos trozos marrones, que resultó ser resina de cannabis con un peso de 2,36 gramos. «Ese día me dio un billete de diez euros por el café que se tomó en ese momento y unas cañas que me debía de días anteriores», ha manifestado el acusado. Una declaración que ratificó el propio implicado en su testimonio.
Hechos similares con el caso del 4 de febrero del año pasado, pues tanto el comprador como el vendedor negaron un intercambio de droga por dinero. «Creo que fumamos un cigarro y nada más», ha insistido R.E., que fue sorprendido ese mismo día en su vehículo con tres envoltorios de cocaína con un peso total de 1,93 gramos.
Tras ser identificados tres compradores, la Policía registró el 25 de febrero de 2022 el domicilio, el bar (no se halló ninguna sustancia) y un trastero de un tercero. En la vivienda de Sendoa Bayón, hallaron 43 gramos de cogollos de cannabis con una riqueza del 20,87%, un trozo de resina de cannabis (5,11 gramos) y dos pastillas de MDMA con una pureza del 33,33% y 35,2%.
También se registró un trastero, cuya titularidad pertenece a un tercero y por el que la defensa del acusado solicitó prueba ilegítima por la «inviolabilidad» del domicilio al no estar presente ni el acusado ni el propietario de ese inmueble. Una entrada que se efectuó tras la detención de Sendoa, pues en ese momento le hallaron un juego de llaves del trastero en una calle cercana a su domicilio. Sin conocer de quién era esa propiedad, según detallaron los agentes en la vista oral, se efectuó un registro donde hallaron 6,26 gramos de cocaína, 10,04 gramos de MDMA, 5,82 gramos de resina de cannabis, así como elementos para cortar o guardar sustancias. Un hallazgo que el acusado ha afirmado que no era suyo y que tenía acceso al trastero «por un amigo que me dejaba las llaves para guardar material deportivo al destrozar mi perro todo lo que tenía en casa», ha señalado.
El propietario del trastero, amigo del instituto del acusado, ha apostillado que sí que le dejó las llaves cuando le comentó que buscaba un espacio para guardar esas prendas. «Intuía que consumía algún tipo de sustancias, le dejé las llaves, pues yo no utilizo el trastero para nada. Durante esas fechas no subí en ningún momento, así que me enteré de lo que había en el interior el día del registro, cuando me llamaron. Esas llaves, puede que las tenga una tercera persona que guardaba también material de camping, pero llevaba seis o siete años sin saber nada de ese asunto. De haber entrado esa persona, que creo que perdió las llaves, me hubiera avisado», ha concluido.
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