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Probablemente sean los contratos más precarios de Sacyl. «Sin sueldo base, sin pagas extra, con menos derechos en caso de libranzas ni bajas laborales, –que además no se cubren ni tampoco las maternales–. Además, hasta hace un par de años ni siquiera teníamos derecho a ... días de libre disposición, los llamados 'moscosos' o para formación para cursos o congresos». Es el relato de los pediatras del servicio de Urgencias delRíoHortega.
Una situación, cuando en 2009 se inauguraron las nuevas instalaciones en Delicias, que fue anunciada como provisional en su momento. El nuevo complejo creaba, y presumía de ello, unas Urgencias para niños separadas de la de los adultos, en la misma tendencia que otros grandes hospitales, y se desvinculaba físicamente del Servicio de Pediatría, aunque dependiera del mismo. Era temporal, cuestión de inicios y «en cuanto fuera posible, los contratos de guardias pasarían a ser interinidades, como los del resto de los compañeros de este y otros servicios».
Aquella provisionalidad ha cumplido diez años. Y este equipo de especialistas en niños y emergencias no solo sigue en tal situación contractual precaria sino en mínimos en cuanto a recursos. Tan en mínimos que, a la vez, solo hay un pediatra en las Urgencias delRíoHortega. Trabajan por turnos con un equipo de cinco médicos y un sexto de forma parcial porque comparte jornada con el servicio general. De esta forma, según horarios, pueden tener una jornada –de siete horas– de 20, 30 o 50 niños que atender (según turno) y «sin poder apoyarte nada en ningún residente porque en Urgencias están los de primer año, no hay R4, y no puedes dejarlos solos en ningún momento. Al revés, hay que estar enseñándolos y explicándoles a la vez que atiendes a cada niño», destacan Roberto Velasco yJosé Luis Fernández, dos de los pediatras de esta unidad que ni siquiera está creada como tal. El equipo comenzó con el concepto de guardia, del de un punto de atención continuada; pero el trabajo diario es el de un servicio y obviamente, tras diez años, el de una plantilla aunque no figuren como tal las plazas y no estén entre las 16 delServicio de Pediatría del Río Hortega, de quien sí dependen. Dieciséis frente a las 32 de las que dispone el Clínico que atiende 18.000 urgencias anuales frente a las 23.000 emergencias pediátricas que cada año asume este equipo en el RíoHortega. También Salamanca o León tienen dimensiones de plantilla muy por encima del complejo asistencial del área Oeste de Valladolid.
Los sistemas de organización de otros hospitales, como el del Clínico de la capital vallisoletana, son diferentes al tener una apuesta de complementarse con otras especialidades que hacen guardias en urgencias... pero lo habitual es que en el otro universitario vallisoletano haya más de un especialista en sus urgencias. En el Río Hortega, «solo hay un pediatra a la vez porque la teórica dotación de tres de guardia se reparte entre uno en la UCI de Neonatos, uotro en hospitalización y el que realmente está en urgencias», añaden estos profesionales. «Solo uno –insisten– sea el día y la hora que sea. Hay un pediatra un martes de agosto y uno el día de Navidad. Cada sábado y domingo o festivo pasan por urgencias unos 80 niños; entre noviembre y febrero esta cifra supera el centenar y es fácil llegar a los 150 casos y, en los días de diario, en invierno solemos atender entre 70 y 80 y entre 35 y 40 en verano,pero la dotación es la misma. Para irnos de vacaciones, el que se queda hace más horas y no podemos coincidir en el mismo mes».
«El trabajo de urgencias es difícil. Ni más ni menos que otros, sino diferente. Trabajamos unas cinco o seis noches al mes y tenemos turnos para librar uno de cada cuatro fines de semana. Imposible conciliar la vida familiar y laboral», insisten..
Pero lo «más preocupante es la asistencia. Si tienes un caso grave te dedicas a él y si llega otro al hospital ni te enteras porque no hay triage (clasificación de pacientes para establecer el orden de intervención) y no lo hay por falta de enfermeras, solo hay dos para el servicio. Para colmo, dos de las pediatras refuerzan la asistencia infantil en Aranda de Duero porque no había pediatras y un día a la semana se van allí», destacan.
Son muchos los escritos a los distintos gerentes que han pasado por el hospital y también a los responsables de Sacyl, «todo son buenas palabras pero nunca es el momento», destacan. A este respecto, el Río Hortega derivó la valoración de esta situación a la Consejería de Sanidad que no ha querido hacer ninguna.
Tres de los pediatras han denunciado judicialmente su situación. «La actual legislación indica que no se pueden mantener contratos eventuales como los nuestros por un periodo superior a tres años. El pasado febrero tenía lugar la primera vista del juicio; pero para nuestro desconsuelo, la abogada de Sacyl solicitó el aplazamiento del juicio con la excusa de que estaba pendiente una sentencia del Tribunal Supremo sobre esta cuestión. Es la misma táctica que se ha empleado en otros juicios similares que están actualmente pendientes. A sabiendas de que se va a perder, demoran lo máximo posible el momento de tener que solucionar la situación», apuntan cinco de los pediatras.
El equipo no solo se dedica a la asistencia sino que también realiza investigaciones, algunas de ellas colaborando con hospitales españoles, europeos y norteamericanos e, incluso, siendo en varios de ellos el hospital responsable de la coordinación. «Se han obtenido varias becas de investigación y premios en congresos. En la unidad, varios pediatras ocupan o han ocupado puestos de responsabilidad en la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas y están acreditados como subespecialistas en este campo. Todo esto lo hacemos en nuestro tiempo libre, porque el 100% de nuestro horario laboral está dedicado a la asistencia», destacan. Los resultados también avalan la calidad del servicio. Así, recién inaugurado el mismo en 2009 y con 14.000 urgencias anuales, el 5,5% terminaba en ingreso y, actualmente, de las 23.000 atendidas al año solo el 2,3% suponen la hospitalización el menor. Hace escasamente un mes, el equipo recogía en las Cortes un reconocimiento a las 'Buenas Prácticas' por el manejo de la bronquiolitis en los lactantes. Reconocimientos, se quejan, «que no se traducen en mejoras laborales».
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