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En la mañana del sábado, el salón de actos de la Biblioteca de Castilla y León fue testigo de un caluroso y sentido homenaje al ... profesor Ángel Cerrato Álvarez, por parte de sus antiguos alumnos del colegio Maristas CCV. El acto fue todo un tributo de admiración y respeto hacia este docente que tanta huella dejó entre sus pupilos. «Él fue un profesor muy especial para nosotros al que después de 50 años recordamos con enorme cariño», explicó Jesús Díaz, uno de los organizadores de esta emocionante cita.
A sus 83 años, este entrañable maestro de Latín, Literatura e Historia, fue recibido por todos con grandes muestras de admiración y respeto. Los 45 alumnos, todos ya sexagenarios, muchos de ellos abuelos y algunos ya jubilados, se reencontraron en el claustro de la Biblioteca con una mezcla de nerviosismo y alegría. Para muchos, esta sería la primera vez en décadas que verían a su querido profesor, el hombre que les inculcó el amor por la historia y las letras. Las sonrisas y abrazos no se hicieron esperar y don Ángel, cada vez se sentía más emocionado. Era evidente que este reencuentro y homenaje le conmovía profundamente. «Nunca imaginé que volvería a verlos a todos juntos», comentó con la voz quebrada. «Es un día grande para mí, en el que se me agolpan muchos recuerdos. Estoy muy orgulloso de haber tenido en mis clases a gente tan buena como ellos. En general eran todos muy aplicados», añadió este veterano profesor, que estuvo en todo momento acompañado de su hijo Roberto. «Me acuerdo de los apellidos de todos y sé que muchos de ellos, me hicieron alguna trastada que otra«, prosiguió.
Don Ángel nació en Valladolid, el 19 de febrero de 1941. Estudió Historia en la Universidad Complutense y dio clase en distintos colegios e institutos de León, Valladolid, Cádiz y Orense. Concretamente en el Centro Cultural Maristas estuvo desde 1972 a 1979. A lo largo de su vida ha escrito diez libros y dos más que tiene pendientes de publicar. Además, tiene también una brillante carrera como investigador, antropólogo y etnógrafo. «Don Ángel fue una corriente de aire fresco en una época oscura, en la que predominaban las sotanas y la censura oficial. Él nos hizo pensar mucho», explicó Eugenio Roa uno de los alumnos sexagenarios.
El momento cumbre del homenaje llegó cuando Ángel Cerrato, visiblemente emocionado, subió al estrado y tomó la palabra para ofrecer una clase magistral de historia, concretamente sobre Carlos V y Felipe II. Los exalumnos, sentados como en los viejos tiempos, escucharon atentos mientras Cerrato desplegaba su sabiduría con la misma pasión y elocuencia que recordaban. Al finalizar la clase, se escuchó un prolongado y sentido aplauso, no sólo por la magistral lección, sino por todo lo que don Ángel había influido en sus vidas.
Los celebrantes continuaron la jornada realizando una visita al Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg en Padilla de Duero, donde estuvieron guiados por su director, el profesor de la UVa Carlos Sanz Miguel, antiguo alumno de don Ángel. «Él es un gran intelectual y fue un profesor fantástico que dejó una gran impronta en nosotros. Hoy, 50 años después, seguimos teniéndole muy presente. Somos unos grandes privilegiados por haber podido beneficiarnos de su magisterio. Él me inculcó la pasión por la historia y más tarde, Germán Delibes, otro gran profesor, me orientó hacia la prehistoria. A ambos les estoy muy agradecido porque gracias a ellos, me dedico al apasionante mundo de la arqueología», apuntó Sanz Miguel.
Tras la visita al yacimiento de Pintia, culminaron la jornada con una comida de hermandad durante la cual, los recuerdos y anécdotas siguieron fluyendo.
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