Los archivos guardan auténticos tesoros. No hay nada más placentero que bucear en ellos para sorprenderse, encontrar personajes y paisanajes de la historia, de nuestra antigua y más reciente historia que nos ayudará a comprender y entender el presente. Se alimentan continuamente y se digitalizan para facilitar al acceso a los curiosos documentos. Y tal es así, que el Archivo Histórico Provincial de Valladolid cuenta desde la semana pasada con un total de medio millón de descripciones en soporte digital que representan otras tantas puertas que permiten acceder al conocimiento de historias lejanas y cercanas de las personas y las cosas que han pasado por la provincia y la capital.
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La descripción y volcado en soporte digital de todos los documentos que alberga el archivo es, junto a la conservación y organización de los mismos, la labor más importante que se realiza en ese centro cultural, dependiente de la Consejería de Cultura y Turismo e integrado en la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León.
La cifra de medio millón de descripciones fue alcanzada el pasado jueves y es una muestra de la riqueza documental de este archivo, que es accesible al público en general, y puede ser consultada en su aplicación informática por todas las personas que acudan a su sede, ubicada en el histórico Palacio de los Vivero.
Historias de personajes de todos conocidos como Hernán Cortés o Francisco Pizarro, Felipe II, Miguel de Unamuno, Miguel Iscar, Santiago Alba o Tomás Rodríguez Bolaños, pero también de otros muchos perfectamente desconocidos como la del inquisidor Francisco Blanco de Salcedo, la del librepensador Mario Sancho Ruiz-Zorrilla, la de Blas González, que vino a Valladolid desde Tordehumos en el año 1667 para aprender a pintar, la de sor Bernarda Leonís, organista en un monasterio de Olmedo hacia 1717 o como la de Rufino Aguirre Ibáñez, periodista de El Adelanto, que vino en 1937 desde Salamanca para ser encerrado en la prisión de Valladolid.
De las personas puede pasarse a los colectivos y conocer aspectos como los esfuerzos de la cofradía de las Angustias para construir y luego ampliar su iglesia; el desarrollo de los sindicatos agrícolas católicos, las actividades de los partidos políticos en la Transición o la corajuda manifestación de las mujeres de Tordesillas por el hambre que pasaba su pueblo en el año 1753.
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Otras muchas historias acercan a objetos y planos o fotografías de edificios como el pozo de nieve de Medina de Rioseco, el molino de viento de Valdenebro de los Valles, el telégrafo heliográfico de Boecillo, la mina de yeso de Renedo o el tostadero de achicoria de Íscar, y tantas otras fábricas, alfares, casas forestales, talleres, tiendas, escuelas, boticas, hospitales…
La gran riqueza de conocimiento que ofrece el medio millón de descripciones alcanzada en la base informática se desglosa en 142 fondos, 885 subfondos, 728 secciones, 1.747 subsecciones, 21.263 series, 2.434 subseries, 144.366 unidades de localización, 321.231 unidades documentales y 7.204 documentos simples.
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Que hoy pueda disponerse de tantos puntos de acceso a la memoria colectiva es solo posible gracias a la labor y dedicación del equipo de trabajo del Archivo Histórico Provincial de Valladolid, que anualmente realiza unas 30.000 nuevas inscripciones. Esa labor está encauzada por las normas técnicas, básicamente la Norma Internacional de Descripción Archivística ISAD (G) y el Manual de Descripción Multinivel, y se plasma en una aplicación informática de gestión archivística que ofrece a cada persona interesada rapidez y sencillez para realizar cualquier tipo de búsqueda o consulta.
Esta herramienta informática hace posible acceder con un mínimo esfuerzo a los documentos históricos y disfrutar de asuntos tan variados como el diseño del retablo de la iglesia de Santiago, los planos de la casa consistorial de Torrelobatón, el proyecto fundacional del nuevo pueblo de la Santa Espina, los carteles de los pioneros del fútbol vallisoletano, las antiguas fotografías de fábricas de harina o las algo más recientes de las vedettes de 'los locos años 20' a su paso por Valladolid o el reportaje fotográfico del incendio de la Universidad en el año 1939. Un disfrute también posible al contemplar la historia más antigua del Archivo: el pergamino en que el rey Fernando III concede privilegios a los vecinos de Peñafiel.
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