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F. M.
Valladolid
Viernes, 25 de octubre 2019, 22:25
Los expertos estiman que uno de cada tres condenados por delitos sexuales son psicópatas y volverán a delinquir al salir de la cárcel. Y así ha sido en el caso de Pedro Luis Gallego, conocido como el 'violador del ascensor', que tanto ha hecho ... sufrir a las familias de sus víctimas y a la sociedad, en general. Este depredador sexual segó la vida de dos jóvenes en 1992, aunque desde 1976 portaba en su curriculum condenas por violaciones y abusos deshonestos.
En diciembre de 1991, Pedro Luis Gallego había sido excarcelado de la prisión palentina tras cumplir varias condenas por abusos sexuales que cometió en Alicante y Palencia. Unas semanas después, el 22 de enero de 1992, cometería su primer delito de sangre con la joven burgalesa Marta Obregón. Pero no sería hasta el 7 de abril, cuando tras presentar la primera denuncia, una joven vallisoletana le reconoció como el hombre que la subió a su coche y la trasladó desde las cercanías del colegio hasta el pinar de Antequera. La estudiante hacía en ese momento autoestop en el Camino Viejo de Simancas.
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Reconoció a Gallego entre el fichero de presos que gozaban de permiso y que estaban condenados por delitos contra la libertad sexual. Al día siguiente, varios agentes se presentaron en casa de los padres del delincuente para detenerle y tomarle declaración. Allí no estaba, todo parecía indicar que se había escapado por la terraza.
En paradero desconocido, Pedro Luis Gallego comenzó una irrefrenable carrera de violaciones a mujeres en barrios como Parquesol, plaza San Juan o Gabilondo. Nueve delitos de violación, dos en grado de tentativa, hasta que huyó de Valladolid en julio de 1992.
En una de las guardias semanales del magistrado Manuel García Castellón, a finales de junio, cuatro mujeres se presentaron para incriminar al violador del ascensor. Los agentes tenían claro que se trataba de un delincuente en serie, muy peligroso, y que lejos de detenerse continuaría una huida hacía adelante. Días después esta intuición se confirmaría.
El domingo 19 de julio, Leticia Lebrato, una joven vallisoletana de 17 años, desaparició en la localidad de Viana de Cega donde sus padres poseían un chalé en el que veraneaban. La muchacha apareció semienterrada en un pinar del término de Boecillo. La joven se resistió y Pedro Luis Gallego le asestó hasta once puñaladas sin consumar la violación. Había cometido su segundo asesinato.
La condena El 'violador del ascensor', Pedro Luis Gallego, fue condenado a 273 años, dos meses y 16 días de prisión por las muertes de Leticia Lebrato y Marta Obregón, y por 18 violaciones, aunque se cree que pudo cometer 52 solo en Valladolid y 11 en Salamanca.
Puesta en libertad La Audiencia Provincial de Burgos dictaminó en 2008 que permanecería en prisión hasta el 9 de noviembre de 2022, aunque el 14 de noviembre de 2013 fue excarcelado de la prisión de Alcalá Meco al entender el propio centro que ya cumplió su deuda 'legal' con la Justicia en 2011.
Los crímenes de sangre Gallego asesinó de 11 puñadas a Leticia Lebrato, de 17 años, en Viana de Cega, el 19 de junio de 1992. El 22 de enero había matado a la burgalesa Marta Obregón.
El alias El delincuente se ganó su apodo por violar a una madre, mientras sujetaba a su bebé, con un cuchillo en un ascensor.
Último juicio La Audiencia Provincial de Madrid condenaba el lunes 21 de octubre a Pedro Luis Gallego a 97 años y 8 meses de cárcel por las agresiones a cuatro chicas, una de ellas menor, registradas en 2016 y 2017 entre Madrid y Segovia.
La difusión de las imágenes por toda España permitió que un vecino de Viana, que se encontraba en Zaragoza, reconociese el lugar del crimen como el sitio al que había acudido para ayudar a Pedro Luis Gallego, que se había quedado atascado con su Renault 12 en la arena.
Con la Policía tras él, Gallego Fernández se trasladó a vivir a Medina del Campo, pero escapó. Con autorización judicial, se pincharon a partir del 21 de julio los teléfonos de la familia. Los inspectores estaban convencidos de que tarde o temprano le ayudarían. Y así fue.
En una de las conversaciones escucharon como decían: 'Tú ves allí a recogerlo'. Se trataba del edificio central de Correos de La Coruña a donde habían quedado con enviarle un giro de 50.000 pesetas. En el posterior registro del piso coruñés, los policías desplazados encontraron un peluquín, una navaja y una pistola.
El delincuente vallisoletano, que había escapado dos veces de los inspectores del Grupo de Homicidios de Valladolid, fue detenido finalmente el 17 de noviembre, cuando cobraba el giro postal, e ingresó en la prisión de Villanubla.
Este violador y asesino múltiple, condenado a penas que sumaban 273 años y que peregrinó por distintas prisiones, compartió la cárcel de Herrera de la Mancha con otra 'pieza' de su mismo calibre, Valentín Tejero, el asesino de la niña Olga Sangrador, de Villalón de Campos. Y aunque todo hacía prever que no vería la calle hasta 2022, la aplicación de la doctrina Parot quedó en libertad el 14 de noviembre de 2013. Su deuda con la Justicia quedaba saldada y nadie le podía controlar los movimientos. Abandonó la prisión de Alcalá Meco con la cara tapada y gafas de sol e informó a Interior de que su domicilio estaba en Valladolid.
Y la alarma saltó en esta provincia. Se instaló en la pedanía de Honcalada, al sur de la provincia vallisoletana, donde su hermana tiene una vivienda. Se veía luz por la noche, todo cerrado durante el día, pero algunos se toparon con él a primera hora de la mañana, cuando salían de paseo, o le vieron subir al coche de un familiar. Aparecieron pintadas en el pueblo con 'Fuera violador' y tras el malestar generado en todo el entorno desapareció. Hasta el 14 de junio de 2017, cuando fue detenido en Segovia por la violación de cuatro mujeres entre 2016 y 2017 en Madrid y Segovia.
La Audiencia Provincial de Madrid condenaba a Pedro Luis Gallego el pasado lunes a 97 años y 8 meses de cárcel por las agresiones a cuatro chicas, una de ellas menor, registradas en 2016 y 2017 entre Madrid y Segovia. El doble asesino y violador multirreincidente vallisoletano, hoy de 59 años (cumple los 60 el mes que viene), no volverá a pisar la calle, al menos, durante los próximos 22 años. Tendrá 82 años cuando recupere la libertad y pasará otros diez, hasta los 92, bajo libertad vigilada.
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