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Portal de la calle Dos de mayo de Valladolid, donde residía Lourdes Rodríguez. Rodrigo Jiménez
Valladolid

El hijo de la mujer encontrada sin vida en su domicilio: «Se fue en paz, como vivió»

Maestra en Pajarillos ·

El hijo y varios vecinos recuerdan a Lourdes Rodríguez Burgos, fallecida en su domicilio de la calle Dos de mayo y aseguran que durante sus últimos días estuvo «muy bien atendida y tranquila»

Berta Pontes

Valladolid

Miércoles, 18 de agosto 2021, 07:12

La noche anterior a cumplir 86 años, Lourdes Rodríguez Burgos se acostó y ya no despertó. Esta maestra en Pajarillos fue encontrada sin vida la tarde del lunes en su domicilio de la calle Dos de Mayo. Los servicios de emergencia tuvieron que acceder ... al inmueble para comprobar su estado y solo pudieron certificar su fallecimiento. Ahora, su hijo menor, Ignacio Clavero, sumido en una «tristeza muy profunda, igual que el resto de la familia», la recuerda como una persona «honesta, amable, virtuosa y de buen corazón».

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«Era una mujer muy agradable, siempre me he llevado bien con ella y ahora siento mucho su pérdida»

Visitación Merino

Vecina

El pasado lunes 16 de agosto, día de su cumpleaños, las llamadas de sus hijos para felicitarla se topaban continuamente con el contestador automático, lo que hizo saltar las alarmas. Por ello, y al encontrarse fuera de Valladolid, decidieron ponerse en contacto con el portero encargado del cuidado del edificio número 13 de Dos de Mayo, Ángel Mariano Álvarez. Este vallisoletano explica que, tras recibir la llamada de uno de los descendientes de la octogenaria, se apresuró a llamar a su timbre «en repetidas ocasiones», pero no obtuvo respuesta tras la puerta. Su preocupación aumentó porque «la noche anterior había visto luz en su ventana, como todos los días, y pensé que algo podría haberle pasado». Tras unos minutos llamando a su puerta, Ángel se dio por vencido y volvió a ponerse en contacto con el hijo menor de Lourdes para explicarle que no contestaba. «No abría nadie y al decirme que a él tampoco le cogía el teléfono me preocupé. Ellos fueron los que llamaron a la Policía para ver qué estaba ocurriendo en el interior de la casa de su madre y cuando llegaron los bomberos la encontraron en su cama. Se fue a dormir y no volvió a despertar», precisa visiblemente afectado.

«La noche anterior vi luz en su ventana y el lunes, cuando no abría la puerta, me preocupé tras la llamada de sus hijos»

Ángel Mariano Álvarez

Portero del edificio

«Me pareció raro porque ella se valía por sí misma y hacía vida normal. Había una mujer que la acompañaba a veces, pero con esto del coronavirus salía mucho menos aunque uno de sus hijos venía a verla todos los días. Estaba muy bien atendida», precisa. En el mismo edificio reside Visitación Merino, quien reconoce la «buena voluntad y amabilidad» de Lourdes. «Vivía en el tercero y era una mujer muy agradable, siempre me he llevado muy bien con ella y siento mucho su pérdida», comenta.

Dedicada a la docencia

Natural de Durango, Vizcaya, Lourdes Rodríguez Burgos nació en 1935. Hija de una maestra y un médico, estudió la profesión de su madre. Años más tarde se mudó a Valladolid para trabajar en el colegio Cristóbal Colón de Pajarillos, donde ejerció durante más de veinte años. «Dedicó su vida a la enseñanza y estuvo muy volcada en su trabajo. Tenía un gran corazón, era muy honrada, virtuosa y siempre ayudaba a quien lo necesitaba», precisa Ignacio Clavero, el menor de sus tres hijos. Cuando se jubiló, eran muchos los antiguos alumnos que se paraban para saludarla al verla pasear por la calle. Le encantaba reencontrarse con ellos y siempre les dedicaba un momento de su tiempo», recuerda. Pero para la persona que más tiempo tuvo fue para su esposo, el veterinario Ramiro Clavero, y padre de sus tres hijos: Ramiro, Jesús e Ignacio. Ya en su vejez, enfermó de cáncer y lo padeció durante 18 años. «Siempre estuvo pendiente de mi padre, a quien tanto amó y cuidó en su vida, con una dedicación admirable durante su larga enfermedad», recuerda emocionado Ignacio. «Era de admirar ver cómo se ocupaba de él; no le dejó solo ni un momento». Cuando enviudó continuó su vida «con pesar» pero cuidó de sus hijos hasta el final. «Hablaba con nosotros casi todos los días y estaba pendiente de que estuviéramos bien», precisa el menor de ellos. Ahora, Ramiro, Jesús e Ignacio lloran su pérdida y recuerdan a su madre como «la mejor persona que te puedes cruzar».

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