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Libros de texto en una librería. E. Press

«Mi hija tiene que copiar los temas en el cuaderno porque no tiene libros»

Red Íncola denuncia que 29 niños migrantes continúan yendo a clase sin libros de texto

Mario Azcona

Valladolid

Lunes, 30 de septiembre 2024, 08:46

«Mi hija copia la tarea en el cuaderno del libro de un compañero de clase, pero no siempre le da tiempo a coger todos los ejercicios en los descansos», explica Viviana C., madre de uno de los 29 jóvenes que acuden cada mañana a ... clase sin el material más básico y que prefiere ocultar su identidad para «no estigmatizar» a su hija.

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Esta mujer llegó a España desde Colombia junto a su hija y su madre hace tan solo tres meses. Un tiempo en el que una de sus mayores preocupaciones ha sido encontrar un hogar que le permitiera tener un lugar de residencia oficial y un empadronamiento. Algo que es de vital importancia para poder acceder a la educación.

No fue hasta el pasado 6 de septiembre cuando a Viviana le comunicaron que su hija había sido admitida en el colegio Sagrado Corazón. A partir de ese momento, comenzó una nueva odisea para conseguir todo el material escolar a tiempo. Explica que desde el colegio le facilitaron un documento con todos los libros que iba a necesitar su hija de doce años. Una lista que ascendía hasta los trescientos euros y de los que asegura «no puede hacerse cargo».

La respuesta del centro fue: «paciencia»

Viviana C.

De forma inmediata, se documentó sobre las diferentes ayudas que existen para la obtención de libros, unas ayudas que tal y como la comentaron no podía reclamar porque «estaba fuera de convocatoria», ya que se realizan en los meses de febrero-abril.

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Fue ahí cuando contactó con Red Íncola, quien inmediatamente se ofreció a ayudarla y a mediar con el colegio para llegar a una solución. Pero la respuesta que obtuvieron desde la dirección del centro fue: «paciencia».

La realidad a día de hoy es que sus compañeros de clase ya están avanzando en la materia y mientras tanto su hija depende de un cuaderno y la velocidad a la que pueda copiar. Una situación que tal y como asegura Viviana, apena mucho a la pequeña que se llega a sentir «excluida».

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La solución a la que han llegado, por el momento, es en los intercambios de clase copiar las tareas del libro de un compañero a su propio cuaderno. Algo que no es del todo efectivo porque «a veces no le da tiempo a coger todo lo que necesita y una vez que suena el timbre y empieza la nueva clase no puede estar con la materia anterior». Esta mujer agradece que su hija sea una niña muy sociable y que tiene facilidad para hablar con los compañeros pero recalca que es muy difícil «para alguien recién llegado a la ciudad y que no conoce a nadie».

Por ejemplo, relata algo que han vivido recientemente, y es que en ocasiones su hija tiene que ir al colegio con los deberes sin terminar: «el otro día tenía ocho ejercicios, pero solo le dio tiempo a copiar cuatro, sin libro es muy difícil avanzar». Una imposibilidad de trabajo en casa que por el momento cuenta con la «paciencia» de los profesores que no han «mandado ninguna nota por el portal advirtiendo de la falta de trabajo en casa». Una plataforma, que a su vez, no está utilizando para facilitar las tareas mediante el envío de fotocopias o publicación de fotos.

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«Con doce años aún considero que es muy pequeña para tener móvil, no quiero que tenga distracciones con las redes sociales o demás aplicaciones», señala, consciente de que dificulta aún más el tema al imposibilitar que algún compañero le pudiera mandar una foto del libro. La semana que viene hay una reunión de padres en el colegio acudirá para conocer si existe algún chat grupal donde le puedan mandar los ejercicios. «Pero de momento no conozco a nadie».

Red Íncola trabaja para acabar con esta «desigualdad»

Desde la fundación Red Íncola tienen la meta de acabar, en medida de lo posible, con estas desigualdades. Hasta el momento, uno de los problemas que se estaban presentando para estos jóvenes estudiantes sin documentación es que no estaban incluidos en las ayudas y programas de Releo de la Junta, lo que les obligaba a desembolsar los más de 200 euros que suponen los libros de texto cada año. «No tiene sentido que tengan derecho a la escolarización pero no en igualdad de condiciones que sus compañeros». Un obstáculo, que según comentan desde la fundación, esperan que pronto se pueda encontrar una solución. «Desde la Junta han asegurado su intención y su compromiso de llegar a un acuerdo. En la actualidad en nuestra asociación hay 29 niños que no tienen libros en clase», asegura Elena Marín, responsable de Infancia y Juventud de Red Incola. Y es que estas familias se encuentran en España únicamente con número de pasaporte, sin posibilidad de acceder al mercado laboral, unos requisitos que les deja fuera del programa de la Junta.

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«Hay que tener en cuenta también el sentimiento de los propios niños al verse en esta situación» explica Marín. Un sentimiento de vergüenza e inseguridad al sentir que no están en igualdad de condiciones. Un hecho que además se suma a su consecuencia de niños recién llegados a Valladolid que se ven obligados a empezar de cero.

Aunque los niños pueden salir adelante, la fundación reclama que se hace en unas condiciones de desigualdad muy injustas. A la vez que explica que estas insuficiencias están en toda las etapas educativas, aunque principalmente en primaria y secundaria.

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Un problema que se encuentra generalizado en muchos centros, siendo indiferente la modalidad de este, «da igual públicos que concertados», al final se trabaja con la «paciencia de los profesores» y las campañas de donación de material escolar que organizan desde Red Íncola. Desde donde tal y como comenta Marín, se realizan campañas de donación de material escolar nuevo y libros de texto de segunda mano. Una acción, que aunque cuenta con el apoyo de la gente, no siempre es efectiva debido a los cambios de ley en educación que hace que los libros cambien cada poco tiempo. «Los colegios también intentan conseguir libros por su cuenta, pero al final no tienen capacidad para comprar tantos ejemplares como pasa en el CEIP Macías Picavea o en el centro concertado Santa María Micaela», destaca Marín.

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