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Es aún un chaval, pero ya tiene una gran historia sobre su lomo. A sus tres meses ha sido capaz de esquivar a la muerte, de plantar cara a decenas de enormes e implacables amenazas ferroviarias. Hades, el cachorro de husky siberiano que este domingo cayó en una jaula trampa tras nueve días de intensa búsqueda por el entorno de la estación de Campo Grande y los viejos talleres de Renfe, se recupera ya en casa de un susto morrocotudo, que se ha saldado, milagrosamente, con una lesión en los ligamentos cruzados de su pata trasera izquierda. Como un futbolista. De esa zancadilla, provocada por el golpe de un tren, no pudo zafarse. Este lunes le hacen unas radiografías y le dan cita para el 'trauma', pero no pinta mal. Es lo que tiene la juventud, que uno de es goma.
Cuenta Sara Carnicero que el viernes, 11 de febrero, ambos paseaban por Vadillos. El pequeño, con su arnés puesto y sujeto por la correa. Hacía una semana que había llegado a Valladolid desde una finca de Burgos y lo de la ciudad como que todavía le ponía nervioso.
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«Una señora se acercó a acariciarlo, se asustó y se soltó», relata la ya aliviada propietaria. Ahí empezó una peligrosa aventura, que ha movilizado a los trabajadores de la terminal, voluntarios, Policía –por orden del alcalde y con drones incluidos–, y asociaciones animalistas.
Salió escopetado en dirección a Pajarillos y en un momento de su despavorida huida encontró hueco y se coló en el lecho de las vías. Arrancaba entonces el operativo. A este pequeño, que gasta el nombre del dios griego del inframundo, se le veía correteando desorientado mientras el tráfico no cesaba en la estación. Un día, otro, al siguiente...
Pero cuando el personal de Adif intentaba acercase, Hades hacía honor a su raza y huía desconfiado. En momentos de estrés, los extraños mejor lejos, le debía decir el instinto. Tampoco se fió de esas jaulas con pienso seco, ni asomó el hocico cuando desde el aire los drones intentaron dar con él este sábado.
Finalmente, fue en la madrugada del domingo cuando el cachorro picó. Un trozo de salchicha salvadora le llevó hasta recinto metálico que dejaron colocar a sus dueños. Hades volvía a nacer. Con las orejas gachas, quizá consciente de la trastada, recibía con la alegría de su agitado rabo a Sara y Arturo.
Reencuentro feliz y agradecimiento sincero de los dueños. «Lo hemos pasado fatal, pero todos se han volcado. Muchísimas gracias».
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