Lograr la cuadratura del círculo. Lo que el presidente de la patronal regional Cecale, Santiago Aparicio, llama «la rueda de la economía. Salvar empresas para salvar el empleo, la riqueza y los impuestos». Esa rueda, bloqueada durante dos meses, podrá dar sus primeros giros desde este lunes 4 de mayo. Por ejemplo, en bares y restaurantes, que podrán servir comida a domicilio.
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La fase cero de esa 'nueva normalidad' arranca en un Valladolid que está «deseando levantar la persiana», reconocen en todas las áreas de actividad económica, social y cultural. Privadas y públicas. Hay nubarrones y miedos. La propia Cecale calcula que el 20% de esas persianas no volverán a levantarse. «Pero llegaría al 50% si no se actúa ya».
Se piden planes de choque, exenciones de impuestos, ayudas a fondo perdido, ampliación de los expedientes de regulación (ERTE) porque la velocidad de crucero no llegará, si todo va bien, antes de finales de 2020.
Coronavirus en Valladolid
También se asume que el futuro se ha adelantado para todos. El enemigo digital del comercio presencial «será a partir de ahora un aliado». Empresarios y clientes. Programadores de espacios públicos y usuarios. Inauguramos ese futuro marcado por una gestión casi quirúrgica de todo. Con trabajadores pertrechados tras mascarillas y guantes, clientes rodeados de geles, prendas en cuarentena, dispensadores de ozono, medidores de temperatura al entrar en un teatro o mamparas en según qué lugares. Y citas previas para presenciar cultura como si fuéramos al dentista.
¿Cómo será en el futuro ir a una piscina, pedir un libro en la biblioteca o sentarse en un cine? De entrada, un acto de confianza colectiva, lejos de las miradas cruzadas que percibimos ahora en el súper. Y que habrá que conquistar entre todos.
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Temían ser los últimos pero, a partir de este lunes día 4, podrán abrir sus cocinas (no sus barras y mesas) para preparar y servir a domicilio. En juego hay 4.500 negocios (2.750 en la capital). El sector ha vivido estas semanas con nerviosismo. Incluso si se cumplen sus demandas económicas (exoneración de todos los impuestos -IBI, IAE- y devolución de las tasas de terrazas) la presidenta de Hostelería, María José Hernández, cree que «están en juego el 50% de los negocios si las cosas no van rápido».
Hay llamadas a la calma para no comprar nada, ni siquiera mamparas, para que no se repita el gasto inútil que generó la adaptación a la Ley Antitabaco. Pero, ya con fechas a la vista, esos separadores «están de camino». También las cámaras y exhibidores térmicos para la comida. Para que los clientes vuelvan a entrar, reclaman un distintivo y una guía de negocio seguro. Acompañado de test rápidos para trabajadores y clientes. Los geles en las mesas y baños, los aerosoles de ozono ambiental buscan la vuelta progresiva del cliente.
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El concejal Luis Vélez promete «flexibilidad» en el uso de las terrazas, de las que solo se podrá aprovechar el 30% a partir del 11 de mayo. Una fecha inútil porque aún no podrán abrir sus puertas. De hecho, los cerca de quinientos integrantes de la asociación provincial aseguran que no abrirán sus establecimientos en esaf fecha (ni siquiera la terraza).
El comercio de toda la vida tiene un espejo en el que mirarse. Las tiendas de alimentación han sobrevivido estas semanas gracias al reparto a domicilio. Los negocios llevan años temiendo ser barridos por el gran enemigo digital. «Ahora tienen claro que tienen que transformarse y que la digitalización es clave», resume la concejala de Innovación, Charo Chávez.
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La apertura vendrá marcada por garantías de seguridad sanitaria para trabajadores y para los clientes. Hay locales que han encargado dispensadores de ozono para purificar el aire. Las tiendas de ropa, como las del presidente de la patronal Fecosva, Jesús Herreras, aplicarán la cuarentena de la prenda. «Cada pieza que se pruebe tendrá que desinfectarse y estar 48 horas sin volver al probador». Una medida paralela que también aplicarán las zapaterías con calcetines aislantes plásticos.
En las puertas figurarán visibles las medidas de asepsia y el número de clientes en función de los metros cuadrados. El Ayuntamiento y las dos patronales arrancarán la nueva etapa con un bono de compra de 30 euros (10 los pone el Ayuntamiento). Además el Consistorio promete «mayor flexibilidad» para que las aceras ayuden a animar al consumidor.
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El futuro cercano del sector lo han empezado a escribir hoteles que han reabierto sus puertas, como el Río Hortega, que recibió a sus primeros clientes el jueves pasado. Lo primero al entrar es pasar por una bandeja felpudo especial para la desinfección del calzado. Una mampara evita el contacto directo con el personal de recepción. El cliente debe firmar una declaración responsable sobre su estado de salud.
En la primera fase de aperturas (11 de mayo) no podrán ofrecer espacios comunes. «Damos un servicio de habitaciones para desayunos o comidas. Nunca hay contacto entre cliente y trabajador», explica el dueño del río Hortega, Carlos Díez Lobo. Las habitaciones no tendrán servicio de limpieza diario, solo tras la marcha del cliente. Después, se limpia y desinfecta todo y se aplican máquinas de ozono. La habitación quedará en cuarentena al menos un día. Habrá descuentos acumulativos por cada día de permanencia.
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El presidente de la Asociación de Hoteles, Francisco Posada, sabe que la actividad «arrancará muy poco a a poco y nos queda mucho para la normalidad». Por eso considera que los negocios no serán viables si no «se estiran los ERTE y hay ayudas públicas».
La patronal hotelera Hosteltur cree que el turismo rural será el primero en recuperar actividad. Son negocios con menos riesgos de contactos que un hotel. «Nuestros pueblos se pueden convertir en centros de salud y nuestra oferta en una auténtica terapia», augura el presidente de la Asociación Vallisoletana de Turismo Rural, Luis Chico, que reclama una clara separación frente a los negocios de costa y el turismo masivo. Los clientes se encontrarán con todo tipo de señales sobre medidas higiénicas, desde esterillas esterilizadas para los zapatos a geles y mascarillas.
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Pero Chico considera inviable poner mamparas y pronostica que el sector está abocado a «alquileres para una sola familia», para minimizar los costes de desinfección posterior. «Las precauciones y limpiezas harán que no sean rentables espacios compartidos», insiste Luis Chico. Además, serán casi inviables las actividades paralelas (visita a bodegas, exhibiciones de artesanía...), lo que perjudicará el beneficio indirecto que reciben otros negocios y sectores en pueblos con casas rurales,
La rentabilidad se hundirá pero el sector apuesta por «no bajar más los precios porque habrá que invertir mucho en limpieza».
Cuando reabran sus puertas estos espacios también nos recibirán con mamparas en las taquillas y los inevitables geles y mascarillas. Los gestores de la oferta cultural esperan con ilusión el 18 de mayo, Día de los Museos, para celebrar su vuelta a la actividad. Incluso el Ayuntamiento sopesa «algún evento previo» el 11 de mayo, fecha en la que ya podrían abrir, explica la concejala de Cultura, Ana Redondo, para quien «la primera batalla será la de la seguridad para superar el miedo».
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Habrá que adaptar el acceso de cada espacio. En museos angostos, como la Casa de Zorrilla, preparan audioguías, ya que las visitas guiadas serán imposibles. Además, y para toda la oferta municipal, se habilitará una central digital de reservas con día y hora. «No puedes tener a la gente fuera esperando», aclara Redondo.
En el Museo Nacional de Escultura trabajan en la desinfección de sus obras de arte. «Estudiamos el tipo de climatización para garantizar la calidad del aire», explica su directora, María Bolaños. También analizan la adaptación, con la reducción de accesos (30 %, que luego será el 50%), sobre todo en pasillos, que podrán ser de una sola dirección. Las actividades paralelas no volverán hasta el 12 de junio.
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Los trabajadores de las bibliotecas municipales regresarán este lunes día 4 a las instalaciones para preparar su reapertura y volver a prestar libros desde el 11 de mayo, que es la fecha prevista por el Gobierno para que ofrezcan de nuevo su servicio. Eso sí, habrá que seguir nuevas reglas. La primera es que los libros tendrán que guardar una cuarentena. Desde que una persona lo devuelva hasta que otra se lo pueda llevar a casa deberá pasar un periodo mínimo de 48 horas.
«Para eso, ya tenemos unos depósitos especiales donde dejar el libro hasta que se pueda volver a prestar», asegura la concejala Vicky Soto, quien recuerda que se hará un llamamiento a los socios para que «toquen» los volúmenes lo menos posible mientras buscan en las estanterías uno de su elección. Habrá dispensadores de gel hidroalcohólico (a la entrada y salida de las instalaciones) y las bibliotecarias atenderán con mascarillas o detrás de una mampara.
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Además, se eliminarán puestos de lectura y estudio para garantizar la distancia de seguridad y, por el mismo motivo, se reubicarán los ordenadores de consulta (que serán limpiados cada vez que se siente un nuevo usuario). Como varias de las bibliotecas municipales se ubican en los centros cívicos, su apertura irá acompasada, con la necesidad de que haya un conserje.
José Lorenzo, director de la Biblioteca de Castilla yLeón (en la plaza de la Trinidad), apunta que en un primer momento tendrán lugar las devoluciones y los préstamos de aquellos libros «ya higienizados». Durante las primeras semanas, no se permitirá el acceso del usuario a las salas, sino que se solicitará el libro deseado al bibliotecario, que será quien lo localice y se lo haga llegar. De este modo, se evita que las personas deambulen por las instalaciones y toquen varios volúmenes. Habrá que fijar medidas para que no se produzcan aglomeraciones frente al mostrador. Están estudiando además ampliar el plazo y el número de libros y material audiovisual que cada socio se puede llevar a casa para reducir la presencia de usuarios en la biblioteca.
Límite de aforo y asistencia a actividades muy concretas es el plan con el que trabaja la Concejalía de Participación Ciudadana para la reapertura de los centros cívicos, que se dotarán de pantallas de protección para los trabajadores que están en atención directa al público.
«Hasta ahora era habitual que mucha gente acudiera al centro cívico a pasar la mañana o la tarde. Seguramente, cuando se abran de nuevo, será para acudir a una reunión, a un curso o a una charla concreta», asegura el concejal Alberto Bustos. De este modo, al ir por un motivo específico, se espera que no se produzcan aglomeraciones de usuarios.
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Se reducirá además el aforo de salas y salones de actos (para las muestras teatrales, por ejemplo), tal y como fija el proyecto de desescalada del Gobierno. «Habrá que estudiar cómo se hará el reparto de espectadores, por filas y butacas», indica Bustos. Para cumplir las directrices ya fijadas no se podrá superar un tercio del aforo en la fase 2 (prevista desde el 25 de mayo) y cada espectador deberá saber con anterioridad qué butaca ocupa. Esta reducción de participantes podría afectar a los cursos de zumba o yoga, si la situación se prolonga tras el verano.
El Ayuntamiento trabaja con la previsión de que el Gobierno –aunque esto no se aclara aún en los escenarios dibujados el martes por Pedro Sánchez– permita que las piscinas municipales puedan abrir este verano, «aunque habrá que ver en qué condiciones», advierte Alberto Bustos, concejal de Deportes. Las instalaciones «están listas», pero, si finalmente pueden abrir, «seguramente habrá que establecer límite de aforos, con todo lo complicado que es eso», ya que se pueden producir aglomeraciones tanto en el agua como en la zona de césped, donde se impondría el distanciamiento en espacios comunes.
Y eso, en unos recintos limitados que, como en el caso de Canterac, reciben más de 55.000 visitas en los tres meses de verano.
«En las piscinas cubiertas se ha aprovechado para hacer las reparaciones que se suelen efectuar en verano, para abrir en cuanto sea posible». En este caso, habrá que poner especial atención en el uso de vestuarios (podría recomendarse la ducha en casa), así como en el número de personas por calle. Bustos teme un descenso en la cifra de usuarios que, por seguridad o temor, dejen de acudir a estas instalaciones.
¿Y qué ocurre con las piscinas privadas, de parcelas y comunidades de vecinos? Los colegios de administradores de fincas han instado al Gobierno a que aclare qué se puede hacer de cara a este verano. «Entendemos que el problema no está tanto en el agua como en el uso de espacios comunes, pero hay que tenerlo claro por si las comunidades tienen que hacer obras de acondicionamiento antes de su apertura», asegura Salvador Diez, presidente del colegio vallisoletano y del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas.
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Porque también en los bloques y en las comunidades de vecinos habrá que adaptarse. Por ejemplo la hora de usar el ascensor, un espacio reducido que es recomendable no compartir con otros vecinos. O las zonas comunes (no solo la piscina, sino también los columpios, las pistas deportivas...). «Lo que parece claro es que se incentivarán los protocolos de limpieza, con más desinfectantes». La nueva situación económica (por las economías personales derivadas del paro y los ERTE, y por el incremento de gastos comunes) puede provocar aumentos en la morosidad a la hora del pago de cuotas. En su carta al Gobierno y las administraciones, los administradores de fincas reclaman un IVA reducido al 10% para obras, suministros y servicios de las comunidades de vecinos (el 80% de los españoles viven en una, según cálculos del sector) y ampliación de plazos para la celebración de las juntas generales anuales, con la posibilidad de que estas se puedan realizar de forma telemática ante las limitaciones de reunión que se puedan prolongar en el tiempo.
La empresa municipal de autobuses Auvasa mantendrá durante las próximas semanas las medidas de seguridad implantadas por la crisis sanitaria. Seguirá la distancia entre pasajeros (no se podrán sentar en asientos contiguos), la mampara de separación para el conductor, la obligación desde mañana de usar mascarillas y la prohibición del pago en metálico. Los vehículos se desinfectan a diario.
La principal novedad llegará con un paulatino incremento de los servicios, con el aumento de frecuencias a medida que se recupere la actividad en la ciudad. «Tenemos datos diarios sobre el uso de los autobuses y, a medida que sea necesario, se incrementará el número de vehículos, para que, aunque haya un aumento de pasajeros, se puedan mantener la distancia entre viajeros», asegura Luis Vélez, concejal de Movilidad. El uso del transporte público se rebajó hasta el 8% durante las dos semanas con las restricciones más duras del estado de alarma. Con la escalonada recuperación de servicios (apertura de industrias, nuevas actividades laborales) se ha incrementado la cifra de pasajeros, todavía muy lejos de lo habitual. Vélez reconoce que «será muy difícil que este año se recupere la cifra normal de viajeros».
En el transporte ferroviario, ahora hay una limitación del 30% de ocupación. La previsión es que desde la semana del 11 de mayo se pueda llegar al 50%de ocupación. El plan de desescalada prevé para el 8 de junio que se pueda ofrecer al 100%la capacidad de los vehículos.
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El futuro más cercano en los centros de personas mayores pasa por actividades muy específicas y limitadas, con un refuerzo de los cursos ofrecidos a través de Internet. Parece que las propuestas más lúdicas (como las partidas de cartas) tardarán más en llegar, «pero sí que se podrán hacer talleres presenciales en las aulas más grandes y guardando las distancias». Son, por ejemplo, las actividades de memoria, de gimnasia, en las que hay monitores.
«Lo que está claro es que todos los cursos que durante los últimos años se han impartido a las personas mayores sobre el uso de teléfonos inteligentes, tabletas, nuevas tecnologías... pueden servir para potenciar las actividades 'on line'», asegura Rafi Romero, edil de Servicios Sociales.
Los centros de mayores, durante el confinamiento, ya han ofrecido, a través de Internet y facebook, clases de actividades físicas o encuentros de clubes de lectura. «Uno de los fines principales de estos centros es combatir la soledad», indica Romero, quien subraya la importancia del voluntariado. «Si, de momento, los mayores no pueden acudir como antes a estos centros, hay que prestar atención en casa con programas de buena vecindad, refuerzo de teleasistencia...».
«Estamos preparados para abrir de nuevo... y los ciudadanos nos lo piden. Se ha demostrado que somos un servicio esencial», asegura Mariano Castaño, presidente de la Asociación de Empresas de Imagen Personal de Valladolid, quien ofrece claves (no hay directrices fijadas desde el Ministerio) sobre cómo será la nueva atención en las peluquerías. Y esto, desde este mismo lunes, ya que los salones podrán recibir en tan solo unas horas a clientes y bajo cita previa. De hecho, lo primero serán citaciones más espaciadas, para evitar que varias personas se junten en la zona de espera (se pone así coto a las tradicionales charlas de peluquería).
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La asociación está suministrando a los profesionales material de protección: mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico, pero también toallas y capas desechables (para que no sean compartidas por los clientes). También habrán de esterilizar con productos desinfectantes las herramientas (cepillos, peines, tijeras...). Y se recomienda la instalación de mamparas en aquellos espacios en los que no se pueda mantener la separación mínima de metro y medio. «En los tocadores, en las butacas de trabajo, es más fácil que exista esa separación. Las mamparas tal vez sean más necesarias en el caso de los lavacabezas, que en algunos casos son de dos o tres y están más juntos», asegura Castaño.
Por seguridad, también se pide a los clientes que acudan con mascarillas, con las dificultades de trabajo que eso puede suponer, incluidos aquellos centros de estética y tratamiento facial, que requieran cercanía con el cliente. El sector ha sido uno de los que ha vivido las últimas semanas con más inestabilidad, puesto que su labor no quedó clara entre las primeras medidas anunciadas, hasta que finalmente se decidió que no abrieran.
Durante estas semanas de confinamiento, clínicas dentales y oftalmológicas han atendido los casos de urgencia, pero los profesionales ya se preparan para la desescalada en su sector. Desde este lunes, pueden empezar a dar citas para la atención individual, con lo que se evita así la ocupación de las salas de espera. Desde la fase 1 (11 de mayo) se prevé la apertura generalizada, y a partir de entonces sí que deberán estar más atentos a esos espacios comunes, garantizando la distancia entre los pacientes y limitando a uno (si fuera necesario) el número de acompañantes, con mascarillas. Además, se retirarán las revistas.
Durante estos días previos, a los casos urgentes se les ha sometido a un triaje (toma de temperatura, revisión de síntomas compatibles con coronavirus, entrevista sobre contacto con enfermos) antes de su acceso a la consulta.
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La Sociedad Española de Oftalmología –junto con otras, como la del glaucoma o contactología– recuerda que como la exploración se realiza a una distancia de en torno a los treinta centímetros, han de ser consideradas situaciones de «riesgo». Además, se obliga al uso de guantes en el caso de tener que suministrar colirios (siempre que sea posible, monodosis;si no, los colirios multidosis se desecharán cada jornada). Los pacientes deberán limpiarse las manos con gel antes de acceder a la consulta.
Un protocolo similar han seguido las clínicas dentales. El Consejo General de Dentistas ha editado un plan estratégico de atención tras el coronavirus, con cursos de formación para los profesionales. Entre otras recomendaciones para el paciente: que acuda solo (salvo que sea un menor), que vaya sin pulseras, collares o pendientes, que se presente a la hora pactada (no mucho antes, para evitar esperas innecesarias) y se le instará a frotarse las manos con gel hidroalcohólico durante 20 segundos. También se recomienda señalizar la distancia de seguridad en los mostradores de recepción.
«Esta es una profesión que requiere mucho contacto, mucha exploración física. Y eso dificultará nuestro trabajo»,reconoce José Luis Morencia, presidente del Colegio de Fisioterapeutas de Castilla yLeón. «Los del sistema público de salud han adaptado su trabajo. Más complicado lo han tenido las clínicas privadas (en torno al 70% de los colegiados). Muchas donaron su material a los hospitales y ahora, cuando tienen que abrir, se encuentran con que no tienen mascarillas o batas... o que cuando las van a comprar, lo tienen que hacer a unos precios mucho más altos», dice Morencia.
Entre las medidas, mascarillas y batas desechables (una por cada paciente) y mejor si son de manga larga, para cubrir la mayor parte posible del cuerpo. Es fundamental un «lavado de manos regular y minucioso» (también lo tendrán que hacer los pacientes, con gel, a su llegada al centro), así como la desinfección de camillas (especial atención a los orificios) y material de electroterapia. Es recomendable el material de uso individual (por ejemplo, bandas elásticas en lugar de mancuernas).
Morencia augura un incremento de las consultas por las secuelas del coronavirus (con fisioterapia respiratoria) y las consecuencias del confinamiento. La inactividad de las últimas semanas pueden desencadenar problemas articulares y musculares que requieran la intervención profesional. También, posibles lesiones al recuperar las rutinas de ejercicio físico.
Habla Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid: «Durante estas semanas de confinamiento en las que hemos vivido la Iglesia doméstica, seguramente se ha avivado el deseo de recibir la Eucaristía. Pero tenemos que contribuir a que la pandemia no siga causando estragos, por eso habrá que recuperar paulatinamente el culto público».
Argüello entiende que la «reapertura habitual los templos de la diócesis permitirá realizar un culto no solo con el sacerdote solo, o con un grupo muy reducido de fieles, como hasta ahora, sino que pueda haber una presencia mayor, asegurando las condiciones de distanciamiento físico, con protección, propiciando que las manos puedan lavarse, no solo por el presbítero oficiante, sino por todos los que participen en la Eucaristía».
El Gobierno ha fijado para la fase 1 (prevista para el 11 de mayo) que los lugares de culto puedan acoger a fieles hasta un tercio de su capacidad (el primer domingo, el día 17). En la fase 2 (para el 25 de mayo, si se cumplen las previsiones sanitarias) se alcanzaría la mitad del aforo.
Desde la Conferencia Episcopal se estudian varias posibilidades para controlar esos accesos, con voluntarios o la colocación de pegatinas en los bancos para saber dónde se pueden sentar los fieles manteniendo distancias de seguridad, algo más fácil de conseguir en las parroquias del medio rural, con grandes templos y un número reducido de vecinos. El control de aforos deberá ser mayor en los templos de la capital.
Aunque la recomendación, sobre todo para las personas mayores es la de seguir la celebración por televisión y en casa, la recuperación del culto conllevará otras medidas de seguridad. Algunas, ya implantadas a principios de marzo, como la retirada del agua bendita o la supresión de contacto durante la paz. La comunión se administrará en mano (si están bien lavadas, el riesgo de contagio disminuye) y los sacerdotes de más edad pueden delegar esta función. Además, no se pasará el cepillo, sino que se colocará el cesto en un lugar fijo. Y no habrá coros ni hojas de lectura en los bancos.
La Asociación de Talleres de Reparación de Vehículos (Atrava) explica que estos negocios recuperarán la actividad a partir del día 4 y el sector subraya que está preparado para «garantizar la protección individual, tanto de los clientes como de los empleados del taller»,por lo que el colectivo ha remitido a sus socios unas indicaciones para el trabajo cotidiano mientras dure la alerta sanitaria. Para ello, y conforme a los criterios fijados por el Gobierno, deberán durante estos primeros días atender «con cita previa obligada», con un horario preferente para mayores de 65 años.
El sector entiende que el suyo es un «servicio esencial desde el inicio para atender a la movilidad autorizada por el estado de alarma», como explica Eduardo Santamaría, asesor jurídico de Atrava. «Los talleres están sufriendo una importante reducción de sus facturaciones al no poder atender al público en general y, por consiguiente, generando importantes problemas de liquidez al reducir los ingresos y tener que afrontar los mismos gastos. Sin embargo, el sector de la reparación de vehículos –al que se ha impedido hasta ahora ejercer su actividad– no ha sido incluido entre aquellos que pueden aplazar durante seis meses sin intereses sus cotizaciones sociales».
La Fundación Municipal de Deportes ha trabajado en su diseño como si este fuera un verano normal. Pero está a la espera de la Junta fije unas directrices. Parece complicada su celebración, sobre todo en aquellos donde haya que pernoctar, con desplazamientos en autobús a otras regiones...«A lo mejor hay que ir a menos plazas y a más campus de día. Una opción será reforzar esos campus que se celebran en la ciudad, en espacios abiertos, para ofrecer alternativas de conciliación», dice Bustos.
También la concejalía de Educación trabaja en alternativas y estudia la apertura de los patios de colegios para albergar (en horario de mañana y tarde) actividades lúdicas para niños y jóvenes, como cuentacuentos, teatro de calle o actuaciones musicales.
Los centros deportivos de alto rendimiento abrirán desde el 11 de mayo (y sin la posibilidad de usar vestuarios). Dos semanas después, se permitirá la práctica de deportes sin contacto en sitios cerrados. La apertura general de gimnasios está prevista para la última fase, a partir del 8 de junio, pero con medidas de restricción de aforo (se quedaría en el 70% de lo que marque la licencia de actividad, y del 50% en los vestuarios, con alternancia de duchas).
La Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones Deportivas ha diseñado una estrategia para una «vuelta prudente y responsable». En el caso de las clases colectivas o grupales, se garantizará un espacio mínimo de 2x2 metros por usuarios (con la recomendación de que los centros marquen en el suelo el espacio con pintura o cinta adhesiva). Se aconseja que no se usen los secadores de pelo y manos y se precintarán las fuentes de agua (para promover el uso individual de botellas). Además, se desinfectarán las salas después de cada clase y ocurrirá lo mismo con los aparatos, después de cada uso.
Francisco de la Fuente, director de centros deportivos CDO (Covaresa y Almendrera) reconoce que aún es pronto para anunciar medidas concretas, ya que no hay pautas desde la autoridad competente ni un decreto sobre el sector en concreto. «Además de la reapertura de las instalaciones en general, estamos muy pendientes de directrices para los cursos de natación, las escuelas de pádel y patinaje y los campus de verano». Lo que sí avanza ya De la Fuente es el «incremento de la limpieza y desinfección, entre clase y clase si fuera necesario, así como el ajuste de horarios de las actividades para no generar aglomeraciones en entrada y salida». Se suprimirán de forma temporal aquellas actividades que impliquen contacto entre los usuarios. En los CDO se instalarán mamparas en recepción, dispensadores de hidrogeles en varias zonas y se recomendará a los usuarios que acudan «con guantes de hacer deporte, que traigan su toalla limpia e incluso, quien lo considere oportuno, su propia colchoneta».
Jesús Cimarro, el mayor productor teatral español, lo tiene claro. «Abrir los teatros con un tercio de los aforos será inviable». Y es que para estos espacios «cuesta lo mismo abrir las puertas para 150 personas que para 500», como recuerda el director del Teatro Calderón, José María Viteri. Pero en Valladolid, la mayor parte de la oferta se despliega en espacios públicos. Tanto el Calderón como el LAVA (sala Concha Velasco y espacios adyacentes) aún no saben cómo abrirán, pero su responsable avanza que, previsiblemente, habrá sistemas de detección de temperatura corporal, dispensadores de geles en los baños y, tal vez, un sello de que se accede a un lugar seguro.
Salas públicas y privadas consultan estos días los costes de los sistemas de seguridad y acceso. «Preguntan por las mamparas, pero ¿alguien irá al teatro así?», se pregunta la presidenta de Gestores Culturales de Castilla y León (Gesturcyl), Begoña Rodríguez. En todo caso, el nuevo Calderón quiere ser algo más que una sala de exhibición y dar el salto a centro cultural, «por ejemplo con compañías residentes», avanza Viteri.
Se reubican los espectáculos suspendidos y se mantienen los compromisos de la temporada 2020-21, comprometida «en un 80%». Pero siempre «acomodando esa programación a los aforos para equiparar gastos».
El 65% de la oferta cultural española se ha perdido y el 50% no espera volver hasta el último trimestre. Se acerca el hipotético cierre de las programaciones de los festivales de música y artes escénicas. «Casi todos serán imposibles de celebrar. Los organizadores tienen, de forma ilusa, el deseo de convocarlos. Muchos simplemente los retrasan pero no tienen plan B», avisa Óscar Blanco, director de la empresa Cultura&Comunicación, que lleva muchos años tras la gestión y programación de más de veinte propuestas en toda la región.
En Valladolid, la gran fiesta del teatro de Calle (el TAC), habitual en mayo, espera hacer una pequeña programación veraniega con espectáculos locales. Las grandes convocatorias musicales, al estilo de Sonorama (Aranda de Duero), solo podrían volver con aforos limitados a menos de 400 personas, todas sentadas y separadas. Radicalmente contrario a la idiosincrasia de su legado.
También el Ayuntamiento de Valladolid aún busca alguna fórmula para celebrar conciertos en sus Ferias de septiembre. «El temor de la gente a acudir a estas citas hará el resto para que no se pueda organizar casi nada», insiste este gestor.
La empresa de Blanco que nació con el siglo, cumple 20 años. Y en este tiempo, él considera que «las propuestas culturales han sido un sector acomodado y con poca adaptabilidad a las nuevas realidades que ahora se imponen», reflexiona. La casi absoluta dependencia del dinero público lastran la independencia de estas propuestas, que podrían ser barridas por las limitaciones del coronavirus. Además el sector en la región «nunca ha sabido funcionar como una industria».
Este gestor cree que el futuro de los foros y festivales está en «estrategias virtuales, que están en mantillas en España». El dinero en programación se está desplazando hacia la tecnología. Y las instituciones y firmas comerciales invierten en propuestas que se transmiten por plataformas como Google o Zoom.
Para ir a ver una película al cine habrá que esperar a la segunda fase (25 de mayo). Las entradas serán con butacas numeradas a espectadores que, como mucho, podrán llenar un 30% del aforo. Se impondrá la venta digital y el pago con tarjeta tanto en ventanilla como en los que tengan bar. No habrá un empleado cortándolas.
Francisco Heras, cuyo apellido gestiona los cines privados que quedan en Valladolid, Burgos y Salamanca, se muestra pesimista. «¿Qué sentido vamos a darle al acto social del cine? ¿se impondrán las mamparas o la gente vendrá a ver una película con miedo?». Heras se teme que el género 'thriller' salte de las pantallas a la vida real y agarrote al amante del séptimo arte.
También hay temor por saber cuántos aficionados que ahora se han pasado de forma casi compulsiva a las plataformas digitales volverán a la fidelidad de las salas. «No hay manera de hacer previsiones. Sin ayudas públicas, no aguantaremos nadie», vaticina Francisco Heras, que pide ese nuevo IVA del 4% (ahora pagan el 10%) que se aplica al libro electrónico. A partir del 8 de junio se ampliará el acceso a las butacas hasta el 50% de los aforos.
El proyecto aprobado por el Gobierno para levantar las limitaciones del estado de alarma dice que, en su fase 2 (prevista en principio para el 25 de mayo), se permite la «apertura de centros de infantil de hasta 6 años para familias que acrediten que los progenitores tienen que realizar un trabajo presencial sin posibilidad de flexibilización. Siempre con limitación de aforo». No se precisa más. Y esto ha levantado las voces críticas del sector. Elena Granda, portavoz de la plataforma que agrupa a educadores infantiles, ha mostrado su «indignación» y reclamado que los centros para niños menores de tres años «tengan el mismo tratamiento que el resto de etapas educativas».
«¿Cómo creen los políticos que se puede guardar la distancia social en las escuelas infantiles?», se pregunta Granda, quien recuerda que los niños se reciben en los centros, «de brazos de los padres». «¿Nos tenemos que poner y quitar guantes cada vez que atendamos a un niño?» El ratio por aula dice que son de ocho bebés, de 13 niños de uno a dos años, y de 20 para los que tienen de dos a tres.
«Los centros de Educación Infantil deberían ser los últimos en recuperar su actividad», dice Granda, quien recuerda que gran parte de las educadoras («que cobran el salario mínimo») están ahora inmersas en un ERTE por el cierre de los centros. «Los centros no deberían abrir hasta que se garanticen las medidas de seguridad», concluye. La concejala de Educación, Vicky Soto, reconoce que aún no han recibido instrucciones sobre cómo tendrá que ser la vuelta a la normalidad en las escuelas infantiles municipales.
La Escuela Municipal de Música también afronta novedades para recuperar su actividad. Durante el confinamiento, muchas de las clases se han impartido 'on line'. La recuperación de las lecciones presenciales parece más sencilla en el caso de instrumentos individuales, con mascarillas y separación entre maestro y alumno. Las clases de grupo se impartirán en las aulas más amplias. También se limitará el acceso al centro de las familias que acudan a recoger a los alumnos. Deberán esperar en la calle. ElAyuntamiento quiere adelantar el inicio del próximo curso a septiembre (en lugar de octubre, como es habitual) para ganar un mes lectivo. También analiza la posibilidad de crear becas de estudio.
Desde la semana pasada, los niños de hasta 14 años ya pueden salir a la calle (acompañados por un adulto y no más allá de un kilómetro de distancia desde su casa). Estes sábado, se autorizó la práctica de deporte en la calle, así como los paseos. Las zonas verdes, los parques y jardines (vacíos durante más de mes y medio) comienzan a recibir visitantes. Pero no hay un horizonte claro para que se puedan volver a utilizar las zonas de columpios y los aparatos biosaludables. La concejala de Medio Ambiente, María Sánchez, reconoce que todavía es pronto para su utilización, si se quieren mantener garantías de salubridad. Estas instalaciones se limpian y desinfectan de forma periódica, pero todavía no están preparadas para el uso continuado por parte de la población. Es imposible desinfectar un tobogán después de que lo haya usado un niño y antes de que se suba otro. Por eso, todavía no será posible su uso. Además, la apertura de las zonas de juegos infantiles contribuiría a la concentración de familias en muy poco espacio. Y, de momento, es mejor evitar las aglomeraciones, aunque desde el 11 de mayo se autoriza el «contacto social en grupos reducidos».
El sector de la agroalimentación tiene parte del camino andando en lo que pautas de seguridad se refiere, pues tuvieron que ponerlas en marcha desde que se decretó el estado de alarma. «Siempre se nos ha valorado por la seguridad en las personas y en la alimentación», indica Beatriz Escudero, presidenta de Vitartis (Asociación de la Industria Alimentaria de Castilla y León), «hemos tenido que reforzar todas las medidas como la separación entre los puestos de trabajo o la distribución en la entrada que se hace de forma escalonada».
En muchas de estas empresas «entre turno y turno se aprovecha para hacer labores de limpieza, antes de que entre el siguiente, y algunas ya toman la temperatura cuando se accede a trabajar; otras están en ello». Escudero hace una especial llamada de atención sobre el compromiso con la sostenibilidad, «se tiene que mantener, no podemos ir atrás, por eso vamos a ver cómo nos adaptamos para que el cliente sepa que lo haces todo con seguridad». Concluye que los costes de producción han subido «pero la industria, en general, tiene el compromiso de mantener los precios, ojalá que el consumidor lo valore».
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