Son las encargadas de enseñar con orgullo las joyas patrimoniales de sus pueblos. «Tenemos las llaves del cielo», bromean. Están siempre disponibles para todo el que quiera entrar y conocer los templos.
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«Si alguien quiere ver la iglesia enseguida nos avisa algún vecino y venimos. Estamos aquí con ellos para que vean los retablos y la sacristía», explica, Victoria (89 años), mientras limpia y adecenta el altar.
Junto a Victoria, Arsenia y Vitorina son las encargadas de abrir las puertas del templo de Nuestra Señora de la Expectación, en Peñaflor de Hornija y lo hacen con la misma ilusión del primer día. «Hace ya tanto tiempo que ni nos acordamos, puede que desde los 80», aseguran.
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Sofía Fernández
Hace dos años han restaurado el retablo mayor y han renovado el suelo y el año pasado el propio Ayuntamiento hizo un esfuerzo extra para restaurar varios retablos laterales que se reparten a lo largo del templo. «Ha quedado precioso», aseguran. Su labor va más allá. Se encargan de la limpieza y el mantenimiento y lo seguirán haciendo «hasta que puedan». Lo hacen por cariño, por convicción cristiana y para que no se pierda la tradición. Aunque todas temen que nadie las releve. Sucede lo mismo en Torrelobatón, donde Geña, Saturnina, Carmen o Justina son las encargadas de mostrar la Iglesia de Santa María. «La gente viene en verano y Semana Santa, también los domingos y se quedan maravillados con los retablos y la arquitectura, pues este templo tiene dos grandes arcos y no tiene columnas, eso sorprende a todo el mundo», añade satisfecha Geña.
Como complemento a su labor, programas como el de 'Apertura de Monumentos', que promueve la Consejería de Cultura y Turismo en colaboración con la Diócesis de Valladolid dan a conocer el patrimonio artístico religioso en más de una treintena de localidades. «Con la pandemia se ha notado el bajón en las visitas. Antes venía mucha gente y no solo de la zona sino de Madrid, Sevilla y hasta de Buenos Aires», puntualiza Geña, quien lleva ocho años implicada en dar a conocer el templo de su pueblo.
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Ana Toribio hace lo propio en Olivares de Duero, «es un orgullo enseñar la Iglesia de San Pelayo Mártir», asegura. Aunque ellas son solo una pequeña muestra de cientos de vecinas que se encargan de poner en valor el patrimonio histórico en la provincia a la vez que potencian el atractivo turístico entre la gente que visita sus pueblos.
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