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Juicio por el crimen en La Fiestuki
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Juicio por el crimen en La Fiestuki
La Guardia Civil ahondó durante un mes en los móviles del acusado para certificar la autoríaLa segunda sesión del juicio por la muerte del joven Brayan en la madrugada del 1 de agosto de 2022 en el exterior de la discoteca La Fiestuki de La Cistérniga ha contado con la declaración de agentes de la Guardia Civil y de dos ... testigos protegidos, amigos de los acusados en el momento de los hechos. Todo ello para ofrecer una nueva versión del caso que contradice gran parte de lo declarado por el acusado de asesinato, Rubén Álvarez, así como de los tres empleados de la discoteca que en la sesión de este martes afirmaron que el acusado «no fue el responsable del disparo».
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De manera detallada, el instructor de caso, que se hizo cargo de la investigación tras certificarse el fallecimiento del joven en Urgencias del Clínico (a las pocas horas de los hechos), ha pormenorizado todos los detalles de la investigación sobre Rubén Álvarez y todo su entorno desde la llamada al 112.
El agente y su equipo se encontraron en un primer momento con una víctima con una documentación falsa al portar un pasaporte portugués. «Ese era otro hándicap», ha agregado, para detallar que fue una llamada de la propia madre de Brayan, tras cotejar las huellas, la que esclareció el nombre de la víctima. Esos primeros instantes fueron vitales para profundizar en las pesquisas. Cualquier detalle era relevante, como esa primera declaración de los empleados de la discoteca (la cual negaron ael martes en la primera de las sesiones), que aportaron una descripción del vehículo que huyó de la zona tras el disparo. «Uno de los empleados declaró que le amenazó y le dijo que si no abría la puerta le pegaba también un tiro. Nos dieron alguna letra de la matrícula y un posible modelo de vehículo», ha manifestado el instructor.
Se cotejaron esos datos para dar con el dueño del coche, cuyo titular, precisamente, había sido identificado por la Guardia Civil tras el disparo. Era A. S., ahora testigo protegido. «Me encontré con que el coche de A. S. no estaba en La Fiestuki, pero él sí. Era un indicio de que él no había sido. Además, en el listado de registro de acceso a la discoteca había un grupo, de los últimos en entrar, cuyos DNI empezaban por 70. Eran de Salamanca», ha continuado el guardia civil.
A pesar de todo, la autoridad judicial solo permitió intervenir el teléfono de A. S. «De ahí sacamos las llamadas a números del acusado, así que ampliamos la investigación con el número IMEI del teléfono. Nos centraron las hipótesis en Rubén y su compañera (la otra acusada, Carmen Sánchez)», ha subrayado el agente, que ha calificado a La Fiestuki como un «lugar de ambiente caos», además de incidir en que es un lugar idóneo para la gente que se halla en busca y captura.
Con todos esos datos ya en poder del instituto armado, las pesquisas se ampliaron cuando se presentó en dependencias policiales A. S., quien también ha declarado este miércoles como testigo protegido para corroborar todo lo proclamado por los agentes. Entre biombos, A. S., examigo de los acusados, ha relatado esa fatídica noche. «Fuimos hasta La Fiestuki Rubén, que llevaba el coche, Carmen, otro chico y yo. A los 20 minutos empezó a pasar algo», relata el testigo.
Ese «algo», según ha recalcado, fue el disparo a Brayan. «Estaba en el interior de la discoteca, porque a mí me gusta estar dentro. Había dejado una llave del coche a Rubén y tanto él como Carmen estaban en el exterior. Al rato me llegó un mensaje en el que Rubén me pedía perdón porque se había llevado el coche. Me dijo que había sucedido una pelea, que habían ido a por él y que se había defendido con la pistola», ha recordado A. S.
Con la presencia de la Guardia Civil, este testigo no pudo salir de la discoteca hasta pasadas unas horas y, al igual que todos los presentes, fue identificado por la Benemérita. A la salida se volvió a Salamanca en el vehículo de otras personas que también se habían trasladado hasta La Cistérniga por carretera. «Cuando llegamos a Salamanca fuimos al barrio de Pizarrales para recoger mi coche», ha añadido.
Y subieron a la casa de T. P., segundo testigo protegido, expareja de A. S. y quien dio cobijo a Rubén Álvarez antes del crimen. Allí se reunieron al menos los dos acusados y los dos testigos protegidos. «Dijo -por Rubén- que no dijéramos nada. No se imaginaba que le hubiera matado. Insistió en que se había defendido. También dijo que nadie iba a pagar por algo que él había hecho», ha declarado A. S., que ha añadido que no sufrió amenazas en ese momento, pero que en febrero de este año, ante la cercanía del juicio, ha recibido una paliza que le fracturó dos costillas y que achaca a este procedimiento.
A. S.
Testigo protegido
Quien sí ha reconocido amenazas durante todo este tiempo ha sido T. P., quien también ha declarado sin mostrar su rostro en la Audiencia de Valladolid. Ella esa noche no fue a La Fiestuki al quedarse en Salamanca por trabajo, pero sí ha agregado que hasta el día del crimen daba cobijo a Rubén en su casa al estar en busca. «Le escondía en mi casa, pero tuve que ir al ver cómo un día llegaba con una pistola», ha matizado la testigo.
El día del crimen, T. P. llegó a su casa tras ser llamada y fue informada de los hechos por A. S. «Acto seguido subí a casa y le pregunté a Rubén si lo había hecho. Rubén y Carmen dijeron que sí y se empezaron a reír. Me quedé en blanco. Había mucha frialdad», ha declarado T. P., que al igual que A. S. inicialmente permanecieron como investigados por la muerte de Brayan.
«Me sentido amenazada. En este tiempo han pegado una paliza a A. S. También me dijeron que no declarara porque iba a tener mi merecido tanto yo como mi hijo», ha concluido T. P.
La segunda sesión del juicio por el crimen en La Fiestuki también ha contado con la declaración de la madre de la víctima. Adriana Caro, que no se ha personado como acusación particular en el proceso, pidió, señalando a Rubén, que «si este señor ha matado a mi hijo, quiero que se haga justicia verdadera». «No pido dinero, el dinero no me va a devolver la vida de mi hijo», ha concluido.
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